lunes, 8 de septiembre de 2014

Las Diez leyes del pecado

Susana Wesley, madre de los
hermanos Wesley, dio a su hijo
John lo que considero es una de
las mejores definiciones de pecado desde el punto de vista
práctico. Su definición es esta:
“Pecado es cualquier cosa
que debilite tu razonamiento, altere la sensibilidad de tu conciencia, oscurezca tu apreciación de Dios, o te quite la pasión por las cosas espirituales.

En pocas palabras, cualquier cosa que aumente el poder o la autoridad de la carne sobre tu espíritu... eso para ti se convierte en pecado, independientemente de cuán bueno sea en sí mismo”.
En este sentido, hace años escribí
lo que llamé las 10 “leyes” del
pecado", como advertencia al
pueblo de Dios de lo que el pecado puede llegar a causar en tu vida y en la mía.

Mi oración es que al meditar en estas cosas puedas entender cuán
pecaminoso es el pecado, para
usar las palabras del apóstol
Pablo, y que entonces seas movido a buscar la santidad de
nuestro Dios.

Primera ley: El pecado te llevará
más allá de dónde pensabas llegar. Decimos “es que solo
pienso llegar hasta aquí”, o,
“créeme, que esto está bajo
control”. Lo que estaba bajo
control termina controlándote a ti. A su tiempo controlará tu corazón, y lo que controla tu corazón controlará también tus emociones y eventualmente toda tu mente. Tu vida queda sometida al pecado.

Segunda ley: El pecado te alejará por más tiempo de lo que habías pensado. “Es solo un par de días...”, y los días se convierten en semanas, y las semanas en meses, y en muchas ocasiones en años.

Tercera ley: El pecado te costará
más de lo que querías pagar. Te
costará tu integridad, tu reputación, tu paz. Puede llegar a
costarte tu esposa o esposo, tus
hijos, tus amigos, tu trabajo, tu
ministerio y tu iglesia.

Cuarta ley: Pecas a tu manera,
pero tienes que regresar a la
manera de Dios. Él determina los
términos de tu regreso. Y Sus
caminos pueden ser largos y
difíciles. La restauración del
pecado es un proceso.

Quinta ley: El pecado engendra
pecado. Una vez pecas, te ves en
la necesidad de pecar nuevamente
para encubrir tu primera falta.

Sexta Ley: El pecado te lleva a
justificar lo que has hecho. El
peso de la culpa y la necesidad de
lucir bien ante los demás, te
llevará a explicar y luego a
justificar tu pecado. Ahora pecarás de auto-justificación.

Séptima Ley: El placer es efímero y temporal, pero las consecuencias del pecado son
duraderas. El placer que te
produce el pecado en el que
incurres es de mucho menor
duración que las consecuencias
que te acarrea el haber pecado.

Octava Ley: No hay pecado oculto que Dios no ponga de manifiesto. Cristo lo dijo con estas mismas palabras en Mateo 10:26 , Marcos 4:22 ; Lucas 8:17 y Lucas 12:2.

Novena Ley: Mi pecado comienza cuando yo quiero, pero las consecuencias comienzan cuando Dios quiera .
De hecho, Dios puede visitar la
iniquidad de los padres hasta la
tercera y cuarta generación.

Décima Ley: Nadie se burla de
Dios. “No os dejéis engañar, de
Dios nadie se burla; pues todo lo
que el hombre siembre, eso
también segará”, Gálatas 6:7.
Miguel Núñez

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