sábado, 30 de noviembre de 2013

3 Principios

Hay tres principios que deben conducir todos los aspectos de la ofrenda, tres principios que deben informar todas las categorías de que se trataran en este capítulo, y las tres se encuentran en 2 Corintios 8-9. Estos son el fundamento para la ofrenda. En primer lugar, la ofrenda cristiana debe ser impulsada por la gracia: dar es una respuesta a la gracia de Dios mostrada a los creyentes. La gracia y la ofrenda son temas predominantes unidos en 2 Corintios 8-9. Pablo usa la palabra griega para gracia (charis) dieciocho veces en 2 Corintios, y diez de los dieciocho se encuentran en estos dos capítulos. En 8:1, Pablo comienza enmarcando toda la discusión sobre el sacrificio y la ofrenda generosa entre los macedonios al referirse a ella como “la gracia de Dios.” Se refiere a sus contribuciones por ayudar a los santos pobres de Jerusalén como un “acto de gracia” tres veces (2 Corintios 8:6, 7, 19). Pero, ¿cómo la gracia se convierte en una fuerza impulsora en la generosidad cristiana? Necesitamos tomar más tiempo para meditar en la gracia de Dios. Cuanto más reconocemos que no hemos hecho nada para merecer la salvación, nada que hacer por nuestros esfuerzos para una relación correcta con Dios, que estábamos completamente muertos en delitos y pecados antes de Dios iniciare una relación con nosotros, más agradecidos debemos estar. Dios no derramó una pequeña gota de gracia sobre nosotros. Tenga en cuenta que 2 Corintios 9:14 se refiere a la “sobreabundante gracia de Dios.” La palabra griega para sobreabundante se refiere a “un grado que supera extraordinariamente un punto en una escala de medida.”[7] Pablo usa una frase similar en Efesios 2:7 cuando se refiere a las “abundantes riquezas de su gracia.” La misma palabra griega que se usa para “abundantes", pero añade que “las riquezas,” en referencia a la abundante naturaleza de la gracia de Dios. Cuando empezamos a venir a aferrarnos a la gracia de Dios, debe crear tal agradecimiento que deseamos adorar a Dios a través de dar. La gracia debe ser una fuerza impulsora de ofrendar. En segundo lugar, la ofrenda cristiana debe ser impulsada por relación: dar se basa en la relación de uno con el Señor. En 2 Corintios 8:5, Pablo describe a los macedonios como primero entregándose “al Señor.” Esto no es simplemente una referencia a una secuencia temporal, sino principalmente a prioridad o importancia. Debemos poner nuestra relación con Cristo por encima de todos los demás aspectos de nuestras vidas. Cuando pasamos tiempo con el Señor, buscando al Señor por sabiduría, alabando al Señor por todas las bendiciones que ha derramado sobre nosotros, adorando al Señor por lo que es, nosotros seremos transformados. Mientras que nuestros deseos fueron consumidos con pensamientos egoístas y arrogantes cavilaciones, Dios ha derramado su gracia sobre nosotros, para que podamos caminar en las buenas obras que Dios ha preparado para nosotros hacer (cf. Efesios 2:10). Es por eso que Pablo puede decir que la ofrenda generosa demuestra la autenticidad del amor de un cristiano por Dios (2 Corintios 8:8). Una relación íntima con el Señor conducirá a la ofrenda cristiana generosa. En tercer lugar, la ofrenda cristiana debe ser impulsada por amor: dar es una demostración del amor de un cristiano. Pablo desarrolla el concepto del amor en 2 Corintios 8:8 y continúa en el versículo 9, proporcionando un ejemplo de la ofrenda que es impulsada por el amor: Jesús se dio a Sí mismo. La referencia de Pablo al amor en 8:8 es lo que impulsó a este ejemplo. Dar todo lo que uno tiene sin amor no sirve de nada (cf. 1 Corintios 13:3). La muerte de Jesús en la cruz fue la manifestación máxima del amor (cf. 1 Juan 4:9-10). Al meditar en la gracia de Dios y mientras buscamos a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, Dios nos llena de Su amor para que entonces podamos verter este amor a los que nos rodean. Una de las manifestaciones del amor cristiano es dar generosamente, por lo que el Nuevo Testamento tiene una gran preocupación por el pecado de la avaricia. El clérigo luterano y teólogo John Mueller concluye: “Sólo a los pies de la cruz manchada de sangre del Calvario es que el creyente aprende el arte de la ofrenda cristiana.” La ofrenda cristiana debe ser impulsado por el amor.

La Ofrenda

Amados, la palabra ofrenda se menciona en la Biblia como "ofrenda", "colecta", "comunión", "liberalidad","participación", "generosidad", "gracia", "ministración", "contribución", "servicio", "ayuda", "cooperación" o"nuestra ofrenda para Dios" La biblia en su original griego usa la palabra "ofrenda" para traducir ocho palabras diferentes en griego: abundancia (adrotes), votos (anathema), tesoro (gazofulakeion), don (doron), comunión (koinonia), tesoro (korbanas), colecta (logía) y sacrificio (prosfora). Y aquí hay por lo menosunos 10 principios de como ofrendar y dar para Dios y su obra. I. Dar en secreto (Mt. 6:1-3) II. Dar con fe (Heb. 11:4, Rom 14:23)III. IV. Dar en forma proporcional a su prosperidad 1Cor 16:1-2) V. Dar con planificación previa (2 cor p1 9:7) VI. Dar con alegría (2 Cor 9:7p2) VII. Dar con generosidad (2 Cor 9: 6) VIII. Dar con esfuerzo y más (Lc 21:1-3, 2 Cor 8:3, 4) IX.Dar como para el Señor (Col 3:23,24) X. Dar en ahorro para la eternidad (Mt 6:19-21) Dar por el sacrificio de Cristo (2 Cor 8:9 2 cor 9:15) La Biblia nos enseña que debemos dar siguiendo un patrón establecido con el fin de abundar en bendiciones en Cristo.Comunícate con nosotros:

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La personalidad del Espíritu Santo

Amados, lingüísticamente, está claro que la terminología teística masculina domina las Escrituras. A través de ambos Testamentos, en las referencias de Dios se usan pronombres masculinos. Los nombres específicos para Dios (p.ej. Yahvé, Elohim, Adonai, Kurios, Theos, etc.) son todos del género masculino. Nunca se le es dado a Dios un nombre femenino, o referencia en la que se utilicen pronombres femeninos. El Espíritu Santo es mencionado como masculino en todo el Nuevo Testamento, aunque la palabra misma para “espíritu” (pneuma) realmente es de género neutro. La palabra hebrea para “espíritu” (ruach) es femenina en Génesis 1:2. Pero el género de una palabra en griego o en hebreo no tiene nada que ver con la identidad del género. Los detractores de la personalidad del Espíritu Santo basan su argumento en que la palabra “Espíritu” se haya escrito en el idioma griego en forma neutra, por lo tanto hay que tratarlo como una “cosa” o una “fuerza impersonal y no como persona. En defensa de esa posición se puede decir, que la misma palabra “Espíritu” la podemos encontrar como femenino en el idioma hebreo o arameo y no por ello deberíamos llamarla “La Espírita Santa”. En el latín y sus lenguas derivadas, así como en alemán, la palabra Espíritu es presentada en forma masculina “El Espíritu”. Concluimos entonces que si cometemos el error de confundir el sexo gramatical con el sexo físico, podríamos decir que el Espíritu Santo no es ni femenino, ni masculino ni cosa. El punto que aclara la pneumatología (estudio del Espíritu), no es el sexo del Espíritu, sino su personalidad. Por medio de este estudio vamos a demostrar bíblicamente, la personalidad del Espíritu Santo y su carácter de Dios. A. La importancia de su personalidad El habla lo que El oye (Jn. 16:13; Hch. 13:2), y Él dice que ha venido al mundo para glorificar a Cristo (Jn. 16:14). En contraste a esto, la Escritura representa al Padre y al Hijo, como hablando de sí mismos. Pero El E.S. no habla de sí mismo, sino da testimonio de ellos. B. La personalidad del espíritu santo en las escrituras 1. El Espíritu hace aquello que sólo una persona puede hacer. a) El convence al mundo: «Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio» (Jn. 16:8). b. El enseña: «El os enseñará todas las cosas» (Jn. 14:26; ver también Neh. 9:20; Jn. 16:13-15; 1 Jn. 2:27). c) El Espíritu habla: «Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!» (Gá. 4:6). d) El Espíritu intercede: «Pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» (Ro. 8:26). e) El Espíritu guía: «Guiados por el Espíritu» (Gá. 5:18; cf. Hch. 8:29; 10:19; 13:2; 16:6-7; 20:23; Ro. 8:14). f) El Espíritu señala a los hombres para el servicio específico: «dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado» (Hch. 13:2; cf. Hch. 20:28). g) El Espíritu está El mismo sujeto a un plan (Jn. 15:26). h) El Espíritu ministra: El regenera (Jn. 3:6), El sella (Ef. 4:30), El bautiza (1 Co. 12:13), El llena (Ef. 5:18). 2. Él, como una persona, es afectado por otros seres. a) El Padre le envía al mundo (Jn. 14:16, 26), y el Hijo le envía al mundo (Jn. 16:7). b) Los hombres pueden hacer enojar al Espíritu (Is. 63:10), pueden contristarle (Ef. 4:30), pueden resistirle (1 Ts.5:19), pueden blasfemarle. (Mt. 12:31), pueden mentirle (Hch.5:3), pueden hacerle afrenta (He. 10:29), pueden hablar en contra de El (Mt. 12:32). 3. Todos los términos bíblicos relativos al Espíritu implican su personalidad. a) El es llamado «otro Consolador» (Abogado), lo cual indica que El es una persona tanto como lo es Cristo (Jn. 14:16-17; 26; 16:7; 1 Jn. 2:1-2). b) A El se le llama Espíritu en el mismo sentido personal que Dios es llamado Espíritu (Jn. 4:24). c) Los pronombres usados para el Espíritu implican su personalidad. En el idioma griego la palabra «espíritu» es un nombre neutro, el cual, naturalmente, requiere un pronombre neutro, y en unas pocas oportunidades es usado (Ro. 8:16, 26); pero a menudo se usa la forma masculina del pronombre, enfatizando el hecho de la personalidad del Espíritu (Jn. 14:16-17; 16:7-15). C.- Como una persona de la trinidad, el Espíritu Santo es co-igual con el Padre y el Hijo. 1. Él es llamado Dios. Este hecho se verá comparando Isaías 6:8-9 con Hechos 28:25-26; Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17. (Notar también 2 Co. 3:18 y Hch. 5:3, 4. « ¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?... No has mentido a los hombres sino a Dios».) A pesar de que los juicios de Dios han caído tan drásticamente sobre algunos que han mentido contra el Espíritu (Hch. 5:3), y aunque a los hombres evidentemente no se les permite jurar en el nombre del Espíritu Santo, y aunque El es llamado el Espíritu Santo, es cierto que El no es más santo que el Padre o el Hijo; la absoluta santidad es el primer atributo del Trino Dios. 2. Él tiene los atributos de Dios (Gn. 1:2; Job 26:13; 1 Co. 2:9-11; He. 9:14). 3. Él Espíritu Santo ejecuta las obras de Dios (Job 33:4; Sal. 104:30; Lc. 12:11-12; Hch. 1:5; 20:28; 1 Co. 6:11; 2:8-11; 2 P. 1:21). 4. Como se indica arriba, el uso de los pronombres personales afirma su personalidad. 5. Se presenta al Espíritu Santo en la Escritura como un objeto personal de fe (Sal. 51:11; Mt. 28:19; Hch. 10:19-21). Como un objeto de fe, Él es también Alguien a quien se le debe de obedecer. El creyente en Cristo, caminando en compañerismo con el Espíritu, experimenta su poder, su guía, su instrucción y su suficiencia, y confirma experimentalmente las grandes doctrinas concernientes a la personalidad del Espíritu, la cual es revelada en la Escritura. •Un error común que se comete respecto al Espíritu Santo, es el referirse al Espíritu como “el (neutro,)” algo que la Biblia nunca hace. •El Espíritu Santo es una persona. Él tiene los atributos de una personalidad, realiza las acciones de una persona, y tiene relaciones personales. •Él tiene percepción (1 Corintios 2:10-11). •Él conoce cosas, que requieren un intelecto (Romanos 8:27). •Tiene una voluntad (1 Corintios 12:11). •Convence de pecado (Juan 16:8). Realiza milagros (Hechos 8:39). •Guía (Juan 16:13). •Intercede por las personas (Romanos 8:26). •Se le debe obediencia (Hechos 10:19-20). •Se le puede mentir (Hechos 5:3), resistir (Hechos 7:51), contristar (Efesios 4:30), blasfemar (Mateo 12:31), aún insultar (Hebreos 10:29). •Él se relaciona con los apóstoles (Hechos 15:28), y con cada miembro de la Trinidad (Juan 16:14; Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14). •La personalidad del Espíritu Santo es presentada sin ninguna duda en la Biblia. ¿Debemos adorar al Espíritu Santo? Cuando el cristiano adora a Dios, no está adorando a tres dioses, sino a un solo Dios verdadero y ese Dios verdadero hay manifestadas las tres personas de la trinidad, El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Por lo tanto al adorar a Dios, todo Dios está siendo objeto de culto y no sólo una parte de él. La Escritura nos indica que El Hijo reveló al Padre y que el Espíritu Santo invita a adorar al Hijo. En la Escritura no hay indicios de que alguien haya adorado de forma particular al Espíritu Santo, no afectando en lo absoluto su personalidad divina. Angel Roberto Mappe

lunes, 11 de noviembre de 2013

Gozaos

Todos queremos “…la corona de vida…” que Dios promete (Santiago 1:12), pero no queremos los “problemas y tribulaciones” que desarrollan nuestro carácter (Romanos 5:4). Pero eso es imposible. En los tiempos difíciles aprendes 4 cosas maravillosas que son: 1) Gozo. “…Gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2). Una vez que hayas pasado la prueba, Dios te llenará de Su gozo. Por lo tanto, elimina las quejas de tus oraciones y añade algunos “Aleluyas”. Recuerda que la aflicción es inevitable pero sentirte abatido es opcional. 2) Crecimiento. Escribió el salmista: “…Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar…” (Salmo 4:1 RV 1960). Las cosas que mejor asimilamos, suelen ser las que aprendemos en momentos de pruebas. Nuestro mayor progreso se produce gracias a las tribulaciones; por eso Dios no nos las evita, sino que nos fortalece en medio de ellas. 3) Discernimiento. La Biblia dice: “Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos…” (Salmo 112:4). No nos damos cuenta de lo poco que sabemos hasta que caminamos en la oscuridad de la vida y Dios nos ilumina. 4) Paciencia y perseverancia. Escribe Santiago: “…Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones…” (Santiago 5:7-8). No puedes acortar las estaciones, ni acelerar la cosecha, así que sé paciente. Presta atención, porque mientras esperas Dios está operando. Bruce Wilkinson comentó: “La prueba de la fe se mide con la aflicción y las dificultades, las cuales te invitan a que entregues algo de gran valor a Dios, aun cuando estés en tu derecho de no hacerlo”.