domingo, 23 de marzo de 2014

Atar y desatar

Cada vez más en ésta generación se escucha principalmente en las congregaciones evangélicas la práctica de atar y desatar, cuyos líderes religiosos atan y desatan desde demonios, salud, prosperidad, bendición, enfermedades, pobreza y se ha llegado al colmo de atar al mismo diablo. La pregunta sería si es que Satanás no queda muy bien atado pues después de cada servicio al parecer éste enemigo se desata por lo que hay que continuar y continuar semana tras semana con esta recurrente práctica.

¿Cual es el significado bíblico de atar y desatar?

La expresión “atar” y “desatar” era común en la fraseología legal judía, significando declarar algo como prohibido o declararlo permitido en una comunidad específica. Era parte del ordenamiento rabínico conocido en hebreo como “Smijáh” donde al estudiante que había terminado sus estudios religiosos en una Yeshivá¹ se le delegaba cierta autoridad para tomar decisiones ante cualquier situación dentro de una comunidad específica, una de las preguntas que se le hacía al rabino principal era: ¿puede él atar? ¿puede desatar? si la respuesta era afirmativa ya tenía la autoridad delegada y el pueblo era testigo de ésto. De modo que si ocurría algo digno de juzgar el caso era traído a ésta persona y por la autoridad de decisión antes mencionada éste ataba o desataba (se hacia cargo juzgando el caso) apoyándose en su conocimiento de la ley mosaica donde se establecía claramente la pena para el transgresor.

Jesús entrega esta autoridad rabínica a Pedro lo cual se relata en el cap. 18 del Libro de Mateo:

Mateo 18:18

De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Para entender bien lo que Jesús quiso decir aquí debemos leer todo el capítulo 18 y así contextualizar el citado verso, si se fija desde el verso 1 en adelante se dará cuenta que se habla sólo de tropiezos entre nosotros los creyentes, no se habla del diablo ni de los demonios.

18:15

Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

Este es el primer paso para arreglar los conflictos entre hermanos (esto ya se encontraba en la ley, en Lev 19.17). Tendrás que razonar con él.

“Has ganado a tu hermano”: se refiere a ganarlo en cuanto a restaurarlo a la comunión en la congregación.

Versículo 16: esto también está en la ley (Deut.19.15)

Versículo 18: aquí se refiere a ejercer disciplina. Atar viene del griego sujetar, apresar, ligar. Encadenar.

Desatar es aflojar las cadenas.

Cuando la congregación aplica disciplina bíblica mantiene sujeto al infractor.

Versículo 19: se refiere a la decisión de los líderes sobre la disciplina a aplicar. El acuerdo al que se refiere esta enseñanza es el relacionado con qué disciplina se impondrá al infractor que ha desechado la exhortación.

Versículo 20: Obviamente no se refiere a las reuniones en la congregación, no dice que si no han llegado dos o tres hermanos entonces Jesús no está allí. Aquí la Biblia se refiere a la reunión donde se decide la disciplina, en la cual participan los líderes de la congregación y los testigos.

La famosa doctrina de atar demonios data de unos 20 años. No hay una enseñanza al respecto en toda la historia previa de la iglesia.

Los siguientes versículos de Mateo 18 tampoco hablan de atar demonios, sino de perdonar y soltar del castigo.

Mat 18:30

Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.

no quiso perdonarle la deuda, no quiso soltarle la deuda.


imagen del libro “el poder de atar y desatar”

En definitiva Mateo 18 habla del perdón, de lo que se hace con alguien que no se arrepiente -y con el que sí lo hace-. La disciplina en la congregación la aplica el liderazgo, pero la gran mayoría de los problemas se arreglan cuando un hermano exhorta al otro, sin necesidad siquiera de testigos. Los apóstoles no usurpaban el señorío y la autoridad de Jesús sobre los creyentes individualmente y su destino eterno, pero sí ejercían la autoridad de la disciplina y, de ser necesario, excomunión de los miembros desobedientes de la congregación.

¿Quiere ver otros casos de disciplina que se aplican estas enseñanzas?

1 Cor 5:1-5, 1 Cor 5:12-13, 2 Cor 12:20-21, 13:1-2, Tit 3:10-11

Pregunta: ¿ató Jesús algún demonio o enseñó a hacerlo? las Escrituras nos dicen:

Mateo 7:22

[...] y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Mateo 8:16

[...] y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

Mateo 8:31

Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.”

Mateo 9:33

Y echado fuera el demonio, el mudo habló; …

Mateo 9:34

Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.

Mateo 10:8

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; …

Mateo 12:27

Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos?

Marcos 1:34

Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios;

Marcos 1:39

Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.

Marcos 3:15

y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:

Marcos 6:13

Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.

Marcos 7:26

La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.

Marcos 7:29

Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.

Marcos 7:30

Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

Marcos 9:38

Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios,

Marcos 16:9

[...], apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.

Marcos 16:17

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios;

Como hemos visto Jesús nunca ató a un demonio, los echaba fuera que no es lo mismo, el mandamiento en Mateo 10:8 es echar fuera demonios. Ni decir de atar al diablo el cual será atado por mil años según Apocalipsis 20:3 por un ángel en específico pero no en ésta generación ni por ninguno de nosotros aquí en la tierra.

Otro texto sacado fuera de contexto: Mateo 16:19

Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Aquí tampoco se enseña a atar y desatar demonios o salud y prosperidad, Jesús está hablando directamente al apóstol Pedro, e indirectamente a los otros apóstoles. Las palabras de Jesús significan que Pedro tendría el derecho de entrar en el reino mismo (simbólicamente), tendría ahí autoridad simbolizada por la posesión de las llaves, y la predicación del mensaje de redención sería el medio por el cual abriría el reino de los cielos a todos los creyentes que lo recibirían y lo cerraría contra los incrédulos. Por ej. el libro de Hechos nos muestra este proceso en acción, el mismo Pedro por medio de su sermón en el día de Pentecostés (Hechos 2:14-40) abrió las puertas del reino por primera vez con la predicación del mensaje y 3,000 varones entran al reino es decir pasan de muerte a vida. Pedro y los otros discípulos debían continuar la obra del Mesías en la tierra, predicando el mensaje y declarando la voluntad del Poderoso para el hombre, éstos estaban dotados con la misma autoridad que El poseía.

Otro pasaje sacado fuera de contexto: Mateo 12:29, donde Jesús dice:

Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

Esta declaración del Mesías es una ilustración usada para refutar la acusación de los fariseos de que él echaba fuera demonios en alianza con Satanás. Jesús expresa en contexto que él es más poderoso que Satán, y establece que sus expulsiones demoníacas son hechos en el poder legítimo del Padre Celestial. Aquí tampoco podemos conectar ésta enseñanza con ataduras de demonios ni nada de eso, sería muy equivocado concluir que Jesús estaba estableciendo un patrón universal para ser seguido por los creyentes.

Y ..¿que de atar y desatar salud, pobreza, bendición, cosas materiales, etc etc?…

Recientemente escuché a uno (que dice ser pastor) decir:

Necesito una Laptop, La desato desde los cielos y se materializa por la Fe en Cristo Jesús

Con las explicaciones anteriores entiendo que de por sí ya éstos otros conceptos también quedan sin base escritural y no necesita mayor explicación, de verdad me apena mucho que cosas como éstas continúen ocurriendo actualmente lo peor de manos de líderes de diferentes congregaciones, esto sólo demuestra la superficialidad de los estudios bíblicos de estas personas.

¿Quiere bendición en su vida? obedezca la Escritura, lea Dt 28:1-14, Lv. 26.3-13, Dt. 7.12-24 …por supuesto que encontrará las consecuencias de la desobediencia Lv. 26.14-46, Dt 28:15-68

En estos pasajes se resumen todos los tipos de bendiciones que alguna vez podremos desear, la próxima vez en lugar de estar atando y desatando cosas sin sentido bíblico ocúpese en leer, estudiar y practicar los mandamientos divinos y de seguro no tendrá ni que pedir bendición porque está escrito²:

¡Estas bendiciones te alcanzarán!

martes, 18 de marzo de 2014

Dios ama al pecador ?

Existe una famosa frase que dice: “Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador”. Este dicho es conocido entre los impíos, pero también es predicado por muchos que se hacen llamar “cristianos”. Pero ¿tal declaración proviene de las Escrituras? De ninguna manera. Tal dicho vino del corazón de un hombre que no conocía a Dios, no proviene de las Santas Escrituras, es decir, no proviene de la boca de Dios.

Lo que las Escrituras enseñan es que Dios es Santo y tan limpio de ojos que no puede mirar con favor el mal (Habacuc 1:13). Por lo tanto, el malo no puede habitar junto a Dios. ¿Por qué? Porque El no es un Dios que se complace en la maldad. Los insensatos no estarán delante de sus ojos. El Dios de las Escrituras aborrece a todos los que hacen iniquidad. El destruirá a todos los que hablan mentira. Dios abomina al hombre sanguinario y engañador (Salmo 5:4-6), o como dice nuestro Proverbios 11:20; “Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Más los perfectos de camino le son agradables”.

El Salmo 7:11 dice claramente que Dios está airado contra el impío, es decir, contra el pecador todos los días. ¿Esto significa que Dios es cruel? De ninguna manera. El Salmo enseña que la razón por la cual Dios abomina al pecador es porque El es Justo. Dios es juez justo, por lo tanto, abomina al pecador. Esto no se trata de crueldad, sino de plena justicia. ¿Cómo Dios no se va airar al ver que Su Santa voluntad es quebrantada todos los días?

Algunos han llegado a decir que eso es verdad en el Antiguo Testamento, pero que en el Nuevo Testamento vemos a un Dios diferente. ¿Será eso cierto? ¿Será cierto que Dios ha cambiado? La respuesta es No. Juan 3:36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. Efesios 5:3-6 dice: “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia”.

Entonces, la verdad de que Dios abomina al perverso de corazón, no solo es una verdad en el Antiguo Testamento, sino que también es verdad en el Nuevo Testamento. Esto se debe a que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre, Dios es inmutable, El no cambia.

Dios abomina a los perversos de corazón, pero Su agrado está sobre los perfectos de camino. Pero ¿Quiénes son perfectos de camino, si todos nos hemos descarriado? Solo uno, Jesucristo el Justo. Ante El los cielos se abrieron y el Padre dio la siguiente declaración: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). Sobre Jesucristo estaba el eterno y completo agrado del Padre. Pero El, en la cruz del calvario fue abandonado por su Padre (Mateo 27:46). ¿Por qué? Porque Jesucristo estaba llevando la maldad de su pueblo para que todos aquellos que crean en El sean justificados. Eso significa que todos aquellos que están en Cristo, ahora, por El, son declarados perfectos de camino, y el agrado pleno del Padre está sobre ellos. De tal manera que el mismo amor que estaba sobre el Hijo Jesucristo, es el mismo amor que está sobre aquellos que Él ha justificado (Juan 17:26).

La evidencia más clara que Dios es justo y abomina al pecador es la Cruz de Jesucristo. El Padre aplastó a su Hijo Jesucristo porque El fue hecho pecado por nosotros, fue hecho maldición por nosotros. La Cruz es la plena manifestación de la justicia de Dios (Romanos 3:25). La Cruz no está para que sintamos lastima por Jesús, sino para que conozcamos y temblemos ante el Dios de las Santas Escrituras, por esa razón el Señor, en el camino a la crucifixión, le dijo a las mujeres que lloraban: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos… Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?” (Lucas 23:28, 31).

Roguemos al Señor para que nos siga limpiando de aquella falsa imagen de un dios que nos hemos hecho, pero que no es el Dios de las Escrituras. Roguemos al Señor para que nos siga mostrando Su Gloria.

“El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, Y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararán su justicia, Porque Dios es el juez. Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí. No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, Y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, Y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; Contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios” (Salmo 50).

domingo, 2 de marzo de 2014

Lutero y Erasmo

utero y Erasmo: El libre albedrío y el albedrío esclavo Con el Concilio de Trento el catolicismo romano estableció claramente su rechazo al pelagianismo, pero también rechazó al agustinianismo, colocándose de ese modo del lado de los semipelagianos. Los reformadores, en cambio, se colocaron abiertamente del lado de Agustín en la controversia antropológica, como vemos en el caso de Martín Lutero. Un buen punto de partida para estudiar la antropología de Lutero es el debate que sostuvo con Erasmo de Rotterdam luego que éste publicara en 1524 su famosa obra Diatribe seu collatio de libero arbitrio (“Sobre la Diatriba del Libre Albedrío” – a la cual nos referiremos de ahora en adelante simplemente como “Diatriba”). Hasta hace momento la relación entre Erasmo y Lutero había sido muy respetuosa y de mutua admiración; ambos intercambiaron una amplia correspondencia epistolar en la que Lutero alaba a Erasmo por su contribución a la cristiandad. De hecho, Lutero Hizo uso del NT griego que Erasmo publicó en 1516 para la traducción del suyo al alemán en 1522 (el NT de Lutero, a su vez, serviría de base para la traducción de Guillermo Tyndale al inglés en 1526). Pero Erasmo comenzó a ser presionado por ambos bandos para que definiera claramente su posición con respecto a la Reforma. Los católicos le miraban con sospecha por su amistad con Lutero y su silencio respecto a él. Lutero, por su parte, rogaba a Erasmo, y aún le exigía, que dejara el catolicismo y se uniera a la causa reformada. Al mismo tiempo, Erasmo comenzó a inquietarse por el curso cada vez más radical que tomaba la Reforma de Lutero, sobre todo a partir de la publicación de “La Cautividad Babilónica de la Iglesia” en 1520. Tal parece que todo eso influyó en Erasmo para la publicación de su polémica obra contra Lutero, aún a sabiendas de que marcaba su ruptura definitiva con él. Así lo expresaba en una carta enviada a Enrique VIII el mismo año en que la obra fue publicada: “La suerte está echada. Salió a la luz el tratado acerca del libre albedrío”. Lutero no respondió de inmediato. No sólo se encontraba ocupado en la redacción de sus obras “Contra los profetas celestiales” y “Anotaciones al Deuteronomio”, sino que también estalló la guerra de los campesinos en 1525, lo que movió a Lutero a publicar tres escritos relacionados con la revuelta, entre enero y julio de 1525. Pero finalmente, a finales de ese mismo año, Lutero publica su respuesta titulada De servo arbitrio (este título puede ser traducido al español como “La Esclavitud de la Voluntad”, pero en las Obras de Martín Lutero aparece con el título “La Voluntad Determinada”, que es el que usaremos aquí). Lutero comienza su obra señalando el hecho de que la Escritura es clara en todo aquello que es importante para la salvación y que ésta debe ser el árbitro final en el debate concerniente al papel de la voluntad humana en ese proceso. Dado que Erasmo declara en la Diatriba que la doctrina del libre albedrío no era tan importante como para enfrascarse en una lucha en torno a ella, Lutero le responde: “Pero más intolerable aún es que hagas figurar esta cuestión del libre albedrío entre las cosas que son inútiles e innecesarias… Si tú consideras esta cuestión del libre albedrío como no necesaria para cristianos, entonces retírate, por favor, del escenario de la lucha”. El punto central la controversia entre Erasmo y Lutero era una vez más la antigua controversia entre el monergismo y el sinergismo. ¿Cuál es el factor decisivo en la salvación del pecador, la voluntad humana o la gracia de Dios? ¿Cuál es el papel que juega la una y la otra? Esta controversia no puede ser calificada de superflua por ninguna persona que esté interesada en su salvación y en la de los otros. Como dice Lutero: “Si desconozco las obras y el poder de Dios, desconozco a Dios mismo. Y si desconozco a Dios, tampoco puedo rendirle culto ni alabarlo ni darle gracias y servirle, puesto que no sé cuánto debo atribuir a mí mismo y cuánto a Dios”. Al entrar directamente en el tema del libre albedrío, Lutero parte de la misma definición dada por Erasmo: “Además, por el libre albedrío – escribe Erasmo en su Diatriba – entendemos en este lugar la fuerza de la voluntad humana por la cual el hombre se puede aplicar a aquello que conduce a la salvación eterna, o a apartarse de ello”. Erasmo no niega que la caída haya debilitado los poderes naturales del hombre, pero aun así le atribuye cierta capacidad para conocer a Dios y volverse a Él ayudado, claro está, por la gracia de Dios. Pero eso contradice lo que Pablo dice en pasajes como 1Cor. 2:9: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1Co. 2:9). Estas cosas, dice Pablo, Dios nos las reveló por Su Espíritu; “esto es – explica Lutero –, si el Espíritu no lo hubiese revelado, ningún corazón humano sabría algo de esas cosas ni pensaría en ellas, tan lejos está el libre albedrío de poder aplicarse a ellas o de poder desearlas”. Lutero ilustra este punto citando destacados filósofos de entre los gentiles y mostrando cómo todos ellos veían las doctrinas pertinentes a la resurrección y la vida eterna como pura ridiculez. “Pues en lo oculto de su corazón ningún hombre, a menos que esté lleno del Espíritu Santo, conoce, cree o desea la salvación eterna, aunque en palabras y escritos la mencionen y la ponderen a menudo”. Otro de los argumentos de Erasmo a favor del libre albedrío son los mandamientos de Dios. Si no poseemos libre albedrío, ¿qué sentido tienen los mandamientos que encontramos en las Escrituras? Aquí Erasmo cita un texto del libro apócrifo Eclesiástico: “Él fue quien al principio hizo al hombre, y le dejó en manos de su propio albedrío. Si tú quieres, guardarás los mandamientos, para permanecer fiel a su beneplácito. Él te ha puesto delante fuego y agua, a donde quieras puedes llevar tu mano” (Eclesiástico 15:14-16). Erasmo comenta en la Diatriba: “Al decir Eclesiástico ‘si tú quieres guardarás’, indica que hay una voluntad en el hombre para guardar o no guardar; de otro modo, ¿cuál es el sentido de decirle al que no tiene voluntad: ‘si estás dispuesto’? ¿No es ridículo decirle al hombre ciego: ‘si estás dispuesto a ver, encontrarás un tesoro’? ¿O decirle al hombre sordo: ‘si estás dispuesto a escuchar, te cuento una buena historia’? Eso sería burlarse de su miseria”. Erasmo infiere que si Dios nos manda hacer algo, deberíamos ser capaces de llevarlo a cabo o de lo contrario estaría siendo cruel e injusto. Lutero no cree que el libro de Eclesiástico sea parte del Canon, pero para no desviarse del punto central de la controversia deja el asunto de la canonicidad a un lado y se defiende más bien apelando al uso evangélico de la ley: esta es “una estrategia divina para hacerle a su criatura impotente su misma impotencia”. Lutero dice al respecto: “si Dios procediere con nosotros como padre con sus hijos, para hacernos ver nuestra impotencia a los que somos ignorantes, o para ponernos al tanto de nuestra enfermedad cual médico concienzudo, o para jugarnos una mala partida a los que como enemigos suyos resistimos arrogantemente a su decisión, y si a tal efecto nos pusiese ante la vista sus leyes (como manera más fácil de alcanzar su propósito) y dijese: ‘Haz, oye, guarda’, o ‘si oyeres, si quisieres, si hicieres’, ¿acaso se podría sacar de ello esta conclusión como conclusión valedera: ‘así que tenemos la capacidad de hacerlo libremente, o Dios se burla de nosotros’? ¿Por qué no llegar antes bien a esta otra conclusión: ‘Así que Dios nos pone a prueba para llevarnos mediante la ley al conocimiento de nuestra impotencia en caso de ser sus amigos, o para jugarnos en verdad y merecidamente una mala partida y burlarse de nosotros en caso de ser arrogantes enemigos’? Tal es, en efecto, el motivo que Dios tuvo al dar su ley, como lo enseña Pablo [Rom. 3:20]. Pues el hombre es por naturaleza ciego, de modo que desconoce sus propias fuerzas o mejor dicho enfermedades. Además, en su arrogancia se imagina saber y poderlo todo. Para curar esta arrogancia e ignorancia, el remedio más eficaz que Dios es confrontar al hombre con su divina ley”. Erasmo argumenta en la Diatriba que “una tan grande cantidad de exhortaciones que hay en las Escrituras, tantas promesas, amenazas, demandas, reprensiones, súplicas, bendiciones y maldiciones, tantísimos mandamientos forzosamente quedarán invalidados si nadie tiene la capacidad de guardar lo que se mandó”. A esto Lutero responde que Erasmo confunde una inferencia posible con una necesaria, al mismo tiempo que pierde de vista que su argumento trabaja más en contra suya que contra Lutero. Si todos esos textos prueban lo que Erasmo pretende extraer de ellos, debemos concluir entonces que Pelagio tenía razón: la caída no afectó a la descendencia de Adán; pero esa era una compañía en que la Erasmo no quería estar. Más aun, deberíamos concluir que el hombre es capaz de guardar perfectamente la ley de Dios porque eso es lo que la ley exige del hombre (comp. Gal. 3:10; Santo 2:10). Otro texto que Erasmo cita en su Diatriba es Juan 1:12: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. “¿Cómo se les da a ellos la potestad de ser hijos de Dios – pregunta Erasmo, si no existe ninguna libertad de nuestra voluntad?” Lutero responde: “También este pasaje es un golpe de martillo contra el libre albedrío, como lo es casi todo el Evangelio según San Juan, y sin embargo se lo aduce a favor del libre albedrío. Veamos un poco este pasaje. Juan no habla de ninguna obra hecha por el hombre, ni grande ni pequeña, sino precisamente de esa innovación y transformación del hombre viejo que es un hijo del diablo, en el hombre nuevo que es hijo de Dios. Aquí el hombre desempeña un papel estrictamente pasivo, como se dice; él no hace nada, sino que ‘es hecho’ en su totalidad. En efecto, Juan habla del ‘ser hecho’; dice que ‘son hechos hijos de Dios’ por la potestad que Dios nos da, no por la fuerza del libre albedrío que nos es innata”. Otro de los textos citados por Erasmo en su Diatriba, objetando el uso que hace Lutero de este pasaje a favor de su doctrina, es la declaración del Señor en Juan 15:5: “Separados de mí nada podéis hacer”, la cual, según Erasmo “quiere decir, no lo podéis hacer en forma perfecta”. A lo que Lutero responde: “Ni yo mismo puedo dejar de admirar la rara habilidad retórica de ese defensor del libre albedrío, que enseña a modificar los testimonios de la Escritura según convenga, mediante interpretaciones apropiadas, de manera que en realidad sirvan de prueba a favor del libre albedrío, es decir, que logren no lo que deben lograr, sino lo que es de nuestro agrado”. Y más adelante añade: “si no eres capaz de probar que el ‘nada’ en este pasaje no sólo puede tomarse sino que debe tomarse en el sentido de ‘poco’, toda tu diligencia en acumular palabras y ejemplos fue en vano y nada más que un luchar con pajas secas contra las llamas… Si no puedes aportar esta prueba, nos quedamos con el significado natural y gramatical del vocablo y nos reímos de tus tropas y de tus triunfos”. Lutero pudo probar su postura frente a la de Erasmo no sólo en forma brillante, sino también, y más importante aún, basándose en el claro testimonio de la Escritura sobre la condición en que se encuentra la voluntad humana después de la caída.