lunes, 1 de septiembre de 2014

La moda de atar y desatar

“Los errores más grandes de la iglesia ocurren cuando la gente honra lo que sus pastores dicen sin examinar esas enseñanzas a la luz de las Escrituras”

¿Es bíblica la doctrina de declarar?

“Si tú declaras, dices, estableces, decretas y todo se hace conforme a lo que tú dices, entonces, ¿para qué quieres a Dios?” Chuy Olivares.

Este post es parte de una serie que si Dios quiere estaré escribiendo en el blog. Se trata sobre algunas manías peligrosas que abundan en muchas congregaciones.

Hago la serie porque yo tendría que odiar mucho a mi prójimo para callar sobre el tema. También la hago como adelanto a algunos posts en donde, si Dios lo permite, hablaré sobre la importancia de orar bíblicamente.

La intención de todo esto es ayudarte a salir de lo que yo llamo “La Matrix evangélica latinoamericana”. Hoy te hablaré sobre la moda de declarar o decretar, o confesar positivamente cosas para que sucedan.

ACLARACIÓN:

Declarar es simplemente contar algo. La Palabra de Dios está llena de declaraciones: Los hombres en la Biblia declaran los atributos de Dios, su obra misericordiosa y su promesa de salvación. También declaran cosas que les pasan al relatarlas luego de que les suceden, por ejemplo. En el Nuevo Testamento también declaran el evangelio.

Sin embargo, a lo largo de este post hablaré sobre la forma no-correcta de declarar, que consiste en decir algo para que suceda o Dios lo haga. A eso me referiré cuando hable sobre declarar.

LO QUE NECESITAS SABER SOBRE ESA MODA.

Creo que todo cristiano en Latinoamérica ha escuchado en algún momento a una persona declarar cosas. Me preocupa ver como esa moda es muy extensa y tiene aceptación por parte de muchas personas.

“No tenemos excusa para no saber que la doctrina de decretar o declarar es falsa”

No tenemos excusa para no saber que la doctrina de decretar o declarar es falsa porque tenemos la Palabra de Dios para saber la verdad.

Esa mentira de declarar cosas para que se cumplan no tiene fundamento en la Biblia y se basa en los siguientes versículos sacados de contexto:

2 Corintios 4:13: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”. Una mirada al verso en su contexto nos muestra que Pablo no habla de declarar cosas para que pasen, sino de predicar el evangelio aunque tengamos dificultades (2 Cor 4:11-15).

Proverbios 18:20-21: Allí se habla de tener cuidado con lo que uno habla a fin de ahorrarnos problemas innecesarios e incluso la muerte. La  traducción NTV dice así: “Las palabras sabias satisfacen igual que una buena comida; las palabras acertadas traen satisfacción. La lengua puede traer vida o muerte; los que hablan mucho cosecharán las consecuencias”. ¡Acá no se habla de declarar nada!

Mateo 17:20: “… si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: ‘Muévete de aquí hasta allá’, y la montaña se movería. Nada sería imposible”. En el contexto los discípulos de Jesús trataron de expulsar a un demonio de una persona y fracasaron por su poca fe y confianza en que Dios estaba con ellos. Aquí Jesús habla de una fe que confía en Dios en medio de una tarea que Él nos ha encomendado y que está de acuerdo a Su voluntad. Lo que Jesús les dice no significa que todo lo que digamos se realizará. Él nos enseña que Dios responde a nuestras oraciones cuando permanecemos en Cristo y Sus Palabras permanecen en nosotros, esto es, cuando oramos conforme a Su voluntad revelada (Juan 15:7).

TODA la Palabra de Dios nos habla de que Él es soberano, que no somos todopoderosos, que Él escucha las oraciones que son conformes a su voluntad, y más. Son tantos los versículos que hablan de la soberanía de Dios y de que Él no está sujeto a lo que nosotros digamos o declaremos, que mejor te invito a te leas toda la Biblia porque citarlos sería súper-largo.

No importa cuánto declares o confieses positivamente cosas, Dios hará Su voluntad, no la tuya. ¡Y eso es bueno porque Él es bueno!

Entonces, ¿De dónde rayos surgió la moda del “yo declaro”? De una corriente filosófica llamada “nuevo pensamiento” inventada por Emanuel Swedenborg y desarrollada por otro llamado Phineas Quimby. Ambos negaban el evangelio. Ellos enseñaban que la mente podía dictar la realidad porque, según ellos, todo nuestro mundo es una extensión de la mente. Enlace recomendado: ¿Yo declaro? Una reseña del libro de Joel Osteen.

SÍ, ES UNA MANÍA PELIGROSA.

Con el tiempo la idea de declarar cosas se popularizó y halló su lugar en la enseñanza de los falsos maestros y en la “teología de la prosperidad” que usa mentiras para hacer que la gente dé dinero a ladrones religiosos.

Es tentador el pensamiento de que lo que yo digo se hace… como si Dios fuese mi sirviente o un genio mágico listo para conceder todos mis deseos si tengo fe (no importa cuán errada esté mi fe). Eso es una trampa porque en el “yo declaro…” la fe y confianza del hombre no está puesta en Dios, sino en lo que uno mismo dice; en la acción de declarar cosas.

Entonces tenemos a un montón de personas en Latinoamérica declarando que tienen un carro nuevo, que son sanadas, que van a tener un trabajo nuevo, que van a ganar la lotería, que Dios va a bendecir sus países, que no van a tener más deudas, que ahora son disciplinados, que tienen alta autoestima, que toda una ciudad se va a arrepentir de sus pecados, etc…

Declarar no es oración aunque tal vez algunas personas lo hagan con lo que consideran una buena intención. Declarar es pretender darle órdenes a Dios. Es despreciarlo. Es un acto de orgullo. Eso es herejía y mucha gente la cree porque no leen sus Biblias y son víctimas de un efecto placebo (creen que declarar funciona porque asumen que algunas cosas buenas que pasan se deben a que “declararon” que pasarían cuando en realidad no se debió a eso sino a otras cosas; se trata de un efecto psicológico).

Además, esas personas no tienen un auténtico gozo en sus oraciones y adoración porque no creen en algo real.

El antídoto para la manía.

“No necesito ‘declarar’ cosas porque los planes de Dios son mejores que los míos”

No necesito ‘declarar’ cosas porque los planes de Dios son mejores que los míos. Tener fe en el único y verdadero Dios no se evidencia en declarar cosas para que se cumplan, sino en vivir conforme a Su verdad cada día más, confiando en Él.

En la Biblia yo no veo a personas declarar cosas para que pasen (o las adquieran) o confesar positivamente como tanto hacen los evangélicos de hoy. Y es que los hombres de Dios saben que no importa lo que declaren, Dios tiene todo bajo control.

El cristianismo no nos promete una vida fácil o millonaria aquí en la tierra (Romanos 8:16-17 es uno de los muchos pasajes que hablan sobre eso). Lo que sí nos promete el cristianismo es vida eterna. Nos promete socorro, nos promete conocer a Dios. Así que tenemos que entender que aunque estemos en una situación difícil, Dios no se ha olvidado de nosotros y no hay motivos para pretender darle órdenes a Él en vez de pedirle con humildad lo que queramos pedirle y confiar en que Él es más sabio que nosotros (Santiago 4:6).

Es necesario que nos adentremos en Su Palabra y comprendamos que Él es más soberano que lo que podemos imaginar. Dios quiere que descanses en la verdad de que Él es bueno y usa todo para el bien de Sus Hijos a fin de que ellos sean hechos conformes a la imagen de Jesús (Romanos 8:28-29).

No necesitamos declarar cosas de forma anti-bíblica porque Dios en Su gran misericordia declaró en una cruz que nos ama, y si hemos creído en Jesús y somos hijos de Dios, Él cuida de nosotros y realizará Su asombrosa voluntad en nuestras vidas por amor a Su nombre.

Lo que necesitas saber sobre esa moda.

La moda se basa en los siguientes versículos sacados de contexto y malinterpretados:  Mateo 16:19: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”.

Mateo 18:18: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”.

Esas son traducciones de la versión Reina Valera del 1960. Lo que mucha gente no sabe, es que las palabras “atar” y “desatar” eran entendidas entre los judíos como prohibir y permitir.

Otras traducciones al español del Nuevo Testamento muestran de forma más entendibles para nosotros el significado original de estos versículos. Una de esas traducciones es la NTV (Nueva Traducción Viviente) y dice así:

Mateo 16:19: Y te daré las llaves del reino del cielo. Todo lo que prohíbas en la tierra será prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra será permitido en el cielo.

La traducción del otro versículo (Mateo 18:18), es casi igual porque dicen casi lo mismo.

En Mateo 16, Jesús habla a Pedro de que le dará las llaves del reino de los cielos (lo cual se entiende como autoridad divina, ya que las llaves son símbolos de autoridad en el contexto judío) y también le dice que sobre él (Pedro) edificará su iglesia. Allí Jesús habla de los fundamento de la iglesia, con Él como piedra angular (Efesios 2:20-21).

En otras palabras, Jesús le está diciendo: “Pedro, yo te usaré como fundamento para mi iglesia y te daré autoridad para que prohíbas a los miembros de la iglesia todo lo que es prohibido en el cielo, y permitas todo lo que es permitido en cielo”. Al final Jesús está hablando de disciplina.

Todo esto se entiende mucho mejor en Mateo 18. En ese capítulo, Jesús habla sobre cómo lidiar con una oveja descarriada, cómo disciplinarla y cómo reintegrarla a la iglesia si esa oveja recapacita… y entonces Jesús dice: “Les digo la verdad: si ustedes juzgan a alguien aquí en la tierra, Dios ya lo habrá juzgado en el cielo. A quien perdonen aquí en la tierra, Dios también lo habrá perdonado en el cielo” (Así es traducido el pasaje sobre atar y desatar en la Biblia “La Palabra de Dios para todos”).

En ambos contextos de los dos pasajes, no se habla de demonios ni de enfermedades, ni de deudas económicas (por ejemplo). ¡No se habla de nada de eso! Aquí Jesús enseña a sus discípulos sobre disciplina en la iglesia y sobre la autoridad que ellos tienen para ejercerla; para prohibir y permitir cosas en la iglesia conformes a la voluntad de Dios. Punto.

Mateo 12:29 es otro versículo usado por los que dicen que atar demonios es bíblico. En el contexto, Jesús acusado por los fariseos de echar fuera demonios porque él mismo era satánico. Esta fue parte de la respuesta de Jesús:

“… Todo reino dividido por una guerra civil está condenado al fracaso. Una ciudad o una familia dividida por peleas se desintegrará. Si Satanás expulsa a Satanás, está dividido y pelea contra sí mismo; su propio reino no sobrevivirá. Entonces, si mi poder proviene de Satanás, ¿qué me dicen de sus propios exorcistas, quienes también expulsan demonios? Así que ellos los condenarán a ustedes por lo que acaban de decir. Sin embargo, si yo expulso a los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado y está entre ustedes. Pues, ¿quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte como Satanás y saquear sus bienes? Solo alguien aún más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa” (Mateo 12:25-29 NTV)

Allí Jesús no dice que podemos atar demonios o que debemos hacerlo. De hecho, ese pasaje NUNCA ha sido interpretado de esa manera en toda la historia de la iglesia hasta que surgió hace poco la moda de “atar y desatar”. El problema es que mucha gente ni siquiera se toma la molestia de leer bien lo que dice Jesús.

Jesús explica que Él saca demonios por el poder del Espíritu Santo, y ese poder es más poderoso que el poder de los demonios “pues ¿Quien tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte como Satanás…?”. Y aquí Jesús hace una analogía entre Él contra Satanás, y un hombre muy fuerte que ata a alguien menos fuerte y le quita dominio. ¡Aquí no se dice que debemos o podemos “atar” demonios!

Sí, es una manía peligrosa.

“Si en realidad ‘atan’ al diablo, una de dos: O es con una cadena muy larga, o se les escapa, sutilmente a otra iglesia donde lo vuelven a atar” José Olivares

No tenemos excusa para saber que la moda de “atar y desatar” es un fraude porque tenemos la Biblia para conocer la verdad.

“En ninguna parte en toda la Biblia verás a los miembros de la iglesia atando demonios”

En ninguna parte en toda la Biblia verás a los miembros de la iglesia atando demonios, deudas económicas, hábitos, enfermedades, etc.

¿Cómo surgió la moda? Nació en círculos carismáticos en donde se cree que la Palabra de Dios y todas sus promesas no son suficientes y te explicaré porque digo eso. Verás, muchas personas creen en ideas de Dios en vez de creer en Dios. En este caso, creen en un dios incompetente cuidando a sus hijos y por eso sus hijos tienen que “atar” al diablo a cada rato para que nada malo les pase. ¿Dónde está la confianza en la soberanía y la Palabra de Dios en todos nuestros momentos, ya sean difíciles o felices?

Esta moda es un reflejo de una fascinación insana por el diablo y sus demonios (muchos evangélicos en Latinoamérica ven al diablo hasta en la sopa, pero son ciegos para ver la mano de Dios en sus vidas). La fe de ellos está en “atar” lo malo para que les vaya bien, en vez de confiar en la voluntad de Dios para sus vidas.

Muchos charlatanes se aprovechan de esta moda para vender entradas para sus congresos en donde prometen atar los demonios y las enfermedades que atormentan a la gente.

Algo lamentable es que esta manía en realidad no tiene sentido. Incluso hay personas que no se conforman con “atar” demonios, ¡sino que también atan al mismo diablo! Me gusta cómo John MacArthur señala lo ilógico de esto:

Nosotros no encontramos en la Biblia instrucciones a los cristianos sobre “atar” a Satanás.

Si alguien realmente tiene el poder de “atar” a Satanás o a los demonios, ¿quién los mantiene sueltos? ¿Por qué los cristianos de todo el mundo estar afirmando que atan a Satanás? ¿Cuánto tiempo dura la “atadura”? Si sólo dura una hora, entonces la gente pudiera literalmente “turnarse” para atar a Satanás y de esta manera ¡nunca dejarlo suelto de nuevo! ¿Ve lo absurdo que es esta doctrina de “atar demonios y a Satanás”?

Además, ¿quién dice que Satanás esté escuchando? No olvidemos que Satanás no es omnipresente, por lo que sólo puede estar en un lugar al mismo tiempo, así que el concepto de que la gente de todo el mundo esté atando a Satanás en o alrededor del mismo tiempo, no tiene sentido.

La única que “atadura” de Satanás en la Biblia está en Apocalipsis 20:2, cuando un ángel “ate” a Satanás por 1.000 años en el abismo.

Una vez que lo piensas, es obvio que esta moda de “atar” demonios, enfermedades y cosas así, es un reflejo de que la gente no suele ni siquiera analiza las cosas que les enseñan.

Eso nos lleva a la pregunta: Si alguien no se toma la Palabra de Dios en serio ni la analiza, ¿Cómo puede decir que ama a Dios y que en verdad es cristiano?

Creo que siempre que alguien “ata” un demonio o algo malo, algún demonio se ríe y piensa: “Jajaja, este tipo no busca tomarse la palabra de Dios en serio y cree que así es hijo de Él”.

EL ANTÍDOTO PARA LA MANÍA.

“Es necesario que pensemos y analicemos a la luz de la Biblia todo lo que la gente nos predica”

Es necesario que pensemos y analicemos a la luz de la Biblia todo lo que la gente nos predica. Todo es más claro cuando la Biblia ilumina tu mundo.

Las personas a veces podrán equivocarse y transmitir de forma torcida un mensaje, incluso cuando tal vez esas personas tengan una buena intención, pero la Palabra de Dios nunca se equivoca.

Sigamos el consejo de Pablo en Filipenses 4:8:

“…Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza” (NTV)

¿Y qué es lo que mejor cumple con todas esas características? ¡La Palabra de Dios! Pensémosla y meditemos en ella. Valorémosla.

Reconozcamos que la Biblia es más que suficiente y que no necesitamos sacar versículos fuera de sus contextos. Amémosla y conozcamos a Dios y Su voluntad en sus páginas. Eso es lo que la iglesia más necesita en el día de hoy.

Cuando realmente sabemos que Dios cuida de nosotros y que nada de lo que nos sucede se escapa de la voluntad de Dios, no perdemos tiempo “atando” demonios y vivimos con más gozo en Dios (Romanos 8:28).
John Bryan Chapell

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