viernes, 31 de octubre de 2014

Juan Calvino

Por supuesto, como cualquier otro hombre que no sea Jesucristo, Juan Calvino era imperfecto. Su renombre no es por su infalibilidad, sino por su persistente lealtad a las Sagradas Escrituras como la Palabra de Dios en un tiempo cuando la Biblia fue casi suplantada por la tradición de la iglesia.

Nació en Julio de 1509 en Noyon, Francia y fue educado en las mejores universidades de Leyes y Teología y en los Clásicos. A sus 21 años fue convertido dramáticamente de las tradiciones del Catolicismo a la fe radical, bíblica y evangélica de Cristo y su Palabra. Él dijo:

Dios, a través de una repentina conversión, llevó a mi mente a un estado de instrucción, estando ella más endurecida de lo esperado en mi temprana etapa de la vida. Habiendo de este modo recibido algo del sabor y color de la verdadera piedad, fui inmediatamente envuelto con tal intenso deseo de hacer progresos que aunque no quise totalmente dejar otros estudios, aún los continuaba con menos pasión. 

Hay una razón por la cual Calvino se cambió de sus estudios clásicos a una vida dedicada a la Palabra de Dios. Algo dramático sucedió en su percepción de la realidad cuando leyó las Sagradas Escrituras. Él escuchó en ellas la voz de Dios y vio la majestad de Dios.

Ahora este poder, que es singular de las Sagradas Escrituras es evidente por el hecho de que los escritos humanos, aunque estén depurados artísticamente, no son capaces de afectarnos del todo comparablemente como ellas. Lea Demóstenes o Cicerón, lea Platón, Aristóteles y otros de esa corriente. Ellos, lo admito, lo encantarán, le deleitarán, lo conmoverán, lo extasiarán en maravillosa medida. Pero pase de ellos a esta lectura sagrada. Allí, a pesar de usted mismo, será afectado de manera tan profunda, su corazón será tan penetrado, se quedará tan implantado en su médula, que, comparado con sus impresiones profundas, tal vigor de los oradores y los filósofos habrá prácticamente desaparecido. Consecuentemente, es fácil ver que las Sagradas Escrituras, que sobrepasan los dones y las gracias del trabajo humano, transpiran algo divino (Institución, I, viii, 1)

Luego de este descubrimiento, Calvino quedó completamente atado a la Palabra de Dios. Él fue un predicador en Ginebra por 25 años, hasta que falleció a la edad de 54 en mayo de 1564. Su hábito era el de predicar dos veces cada Domingo y diariamente la mitad de las semanas del año. O sea, él predicada un promedio de 10 veces cada 2 semanas. Su método era el tomar unos pocos versículos, explicarlos y aplicarlos a la fe y vida de las personas. Así trabajó de esta manera libro tras libro. Por ejemplo, él predicó 189 sermones en el libro de Hechos, 271 en Jeremías, 200 en Deuteronomio, 343 en Isaías y 110 en 1 Corintios. Cuando lo exiliaron de Ginebra por dos años, a su regreso subió al púlpito, abrió 1 Pedro y continuó con el texto que había dejado.

La increíble devoción a la exposición de la Palabra de Dios año tras año es debido a su profunda convicción que la Biblia es la verdadera Palabra de Dios. Él dijo:

Las leyes y las profecías no son enseñanzas entregadas por la voluntad del hombre, sino dictadas por el Espíritu Santo… Debemos a las Sagradas Escrituras la misma reverencia que le debemos a Dios, porque provienen de Él únicamente, y no tienen nada del hombre en ellas.

Lo que Calvino vio en la Biblia, por sobre todas las cosas, fue la majestad de Dios. Dijo que a través de las Escrituras “de una manera que sobrepasa al juicio humano, somos totalmente afirmados, como si contempláramos la majestad de Dios mismo” (Institución, I. vii, 5). La Biblia, para Calvino, era por sobre todo un testigo de Dios de la majestad de Dios. Esto nos lleva inevitablemente a lo que es el corazón del Calvinismo. Benjamin Warfield lo expuso así:

Calvinista es aquel que ve a Dios en todo fenómeno y quien en todo lo que ocurre reconoce la mano de Dios… ‘quien hace de la actitud del alma en oración hacia Dios su actitud permanente…’ y quien se entrega en la gracia de Dios únicamente, excluyendo cada rastro de dependencia en sí mismo para la gran tarea de salvación.

Eso es lo que yo quiero ser: alguien que excluye cada rastro de dependencia de sí mismo para la gran tarea de mi salvación. De esa manera disfrutaré de la paz que hay en Dios solamente, y Dios tendrá toda la gloria como aquel por quien, a través de quien y para quien son todas las cosas, y el mensaje de esta iglesia resonará en las naciones.

John Piper

jueves, 30 de octubre de 2014

Pasos básicos de Interpretación bíblica

La Biblia es la Palabra de Dios y la base de las creencias cristianas. Precisamente por eso es vital que interpretemos la Biblia de manera correcta. Creemos en “el libre examen”, pero no en “la libre interpretación”. “El libre examen” es el derecho y el deber de todo el mundo de leer y estudiar la Biblia. “La libre interpretación” es el derecho de todo el mundo de interpretar la Biblia como sea, como si todas las interpretaciones fuesen igualmente válidas. Pues, no es así; se puede interpretar la Biblia bien o mal, y para interpretarla bien, hay que conocer y respetar una serie de principios. ¿Cuáles son esos principios? Pues, aquí van diez principios básicos:

1. La interpretación de la Biblia es una tarea espiritual

Ya que la Biblia no es un libro cualquiera, sino la Palabra de Dios escrita, aunque hay que usar la mente, la inteligencia, para interpretarla bien, no se trata de un ejercicio meramente intelectual, sino también de una tarea espiritual. Conviene una actitud de reverencia, humildad y fe. Y conviene orar antes, durante y después del trabajo de interpretar la Biblia.

2. Hay que empezar buscando el sentido más natural

Normalmente, ¡la Biblia significa lo que parece significar! No hay que buscar otro significado distinto del significado más natural, a no ser que exista alguna razón de peso para hacerlo. Algunas de las excepciones a esta regla son: (1) Cuando lo que parece significar contradice el resto de la Biblia; (2) Cuando lo que parece significar no tiene ningún sentido; y: (3) Cuando el lenguaje no es literal, sino metafórico (etc.). Pero hay que empezar buscando el sentido más natural de cada texto o pasaje.

3. Cada parte de la Biblia debe ser interpretada a la luz de toda la Biblia

Aunque los sesenta y seis libros que componen la Biblia fueron escritos por unas cuarenta personas diferentes, en lugares diferentes, a lo largo del milenio y medio entre Moisés y el apóstol Juan, en otro sentido hay un solo Autor divino de toda la Biblia. Por eso, y sin negar las características propias de cada autor humano, hay en la Biblia una coherencia interna que refleja la coherencia de Dios mismo. En la Biblia hay paradojas y aparentes contradicciones, pero no puede haber contradicciones en el sentido de afirmaciones o enseñanzas totalmente incompatibles entre sí, porque si las hubiera, serían contradicciones dentro del ser de Dios. A la hora de interpretar cualquier parte de la Biblia, debemos tener en cuenta la Biblia como un todo.

4. Hay que interpretar cada texto dentro de su contexto histórico

Cada libro de la Biblia fue escrito por un autor humano en particular (o por más de uno, como en el caso de Salmos y Proverbios), en un lugar en particular, en un momento de la historia en particular y con un propósito en particular. Por lo tanto, sería irresponsable pretender interpretar un pasaje bíblico sin tener en cuenta estos factores. Por eso tenemos que hacernos preguntas como: (1) ¿Quién escribió esto?; (2) ¿Cuándo lo escribió?; (3) ¿Para quién(es) lo escribió; (4) ¿En qué circunstancias lo escribió?; (5) ¿Con qué intención o propósito lo escribió?; y: (6) ¿Cómo lo entenderían aquellos primeros oyentes o lectores?

5. Hay que interpretar cada texto dentro de su contexto literario

Si conoces el programa de ordenador Google Earth y si sabes cómo funciona, sabrás que de ver el planeta en su totalidad te puedes ir acercando a tu continente, a tu país, a tu ciudad, a tu barrio, a tu calle ¡y hasta a tu casa! Ahora, imagínate que lo hicieras al revés; que empezaras fijándote en tu casa, luego en tu calle, luego en tu barrio, luego en tu ciudad, etc. Pues, eso sería como analizar un texto bíblico en su contexto literario. Por ejemplo, si el texto fuese Juan 3:16, empezarías fijándote en el contexto inmediato: Juan 3:16-21; luego te alejarías un poquito y mirarías Juan 3:16 como un versículo clave en la sección de Juan 3:1-21; luego te fijarías en el capítulo entero, y después en esa sección del Evangelio según Juan: Juan 2:12 – Juan 4:54; y así, sucesivamente. ¿Ves la diferencia entre el contexto histórico y el contexto literario? Es importante tener en cuenta ambos contextos.

6. Hay que tener en cuenta el tipo de lenguaje de cada texto

En la Biblia hay diferentes tipos de lenguaje. Por ejemplo, hay lenguaje narrativo, metafórico, poético, profético y apocalíptico. Y hay todo tipo de figuras del lenguaje: (1) Símiles (comparaciones explícitas): “¿No es mi palabra como fuego –declara el Señor– y como martillo que despedaza la roca?” (Jer. 23:29); (2) Metáforas (comparaciones implícitas): “Lámpara es a mis pies tu palabra” (Sal. 119:105); (3) Parábolas (metáforas más extensas): El buen samaritano; (4) Alegorías (metáforas más extensas y más complejas): El Sembrador y las cuatro tierras; etc. Son algunos ejemplos de los diferentes tipos de lenguaje que se encuentran en la Biblia, y hay que reconocerlos para interpretarlos correctamente.

7. Hay que tener en cuenta las palabras de conexión

Me refiero a esas palabras, muchas veces pequeñas y (aparentemente) sin mucha importancia, que hacen de puente entre dos frases, versículos, párrafos, secciones, etc. Con respecto a las palabras de conexión, existen dos peligros opuestos: (1) Darles más importancia de la que tienen; y: (2) Pasar por alto la importancia que sí pueden tener. Entre las muchas palabras de conexión que encontramos en la Biblia están las siguientes: “porque”, “por lo tanto”, “entonces”, “si”, “pues”, etc. En no pocas ocasiones estas palabras son parte de la clave para la correcta interpretación del texto.

8. Hay que interpretar los textos menos claros a la luz de otros más claros

No toda la Biblia es igualmente clara al intérprete. Es verdad que la Biblia es clara en sí misma, pero no siempre nos resulta tan clara a nosotros: (1) Porque nuestras mentes están afectadas por las consecuencias de la Caída; y: (2) Por la distancia (histórica, geográfica, cultural, etc.) entre el texto y nosotros. El apóstol Pedro habló de las cosas “difíciles de entender” en los escritos de Pablo (2 P. 3:15 y 16). (¡Gracias, Pedro!) Pues, debemos interpretar los textos más difíciles a la luz de otros más fáciles de entender, y no al revés. Un ejemplo sería: Mateo 16:18. Otros textos que arrojan luz sobre este texto (muy discutido) son: 1ª de Corintios 3:11; Efesios 2:20; Hebreos 6:1-2; 1ª de Pedro 2:4-8. Estos textos aclaran el tema de sobre qué fundamento se edifica la Iglesia.

9. Hay que tener en cuenta la versión original de cada texto

Las Biblias que usamos son traducciones de las lenguas originales, ¡y a veces son traducciones de otras traducciones! Hay muchas versiones de la Biblia que son muy fiables, pero creemos en la inspiración de los documentos originales. Y hay bastantes ocasiones cuando el original nos puede ayudar a interpretar la Biblia correctamente. Pero hay dos problemas: (1) No tenemos acceso a los originales; y: (2) Hay pocos expertos en las lenguas originales. Pero, por parte positiva: (1) Existen versiones de la Biblia muy fieles a los originales; (2) Existen tantos manuscritos de la Biblia (¡miles!) que podemos tener mucha confianza en las (buenas) Biblias que usamos; y: (3) Existen cada vez más ayudas –comentarios bíblicos, diccionarios bíblicos, Biblias interlineales, etc.– que nos pueden acercar más al texto original.

10. Hay que tener en cuenta la dimensión cristológica

A pesar de las características concretas de cada libro, hay un solo mensaje principal a lo largo de toda la Biblia: ¡Cristo, el evangelio, la salvación! El Antiguo Testamento apunta hacia el Cristo que va a venir y el Nuevo Testamento apunta hacia el Cristo que ya vino. Y hay que tener en cuenta esta dimensión cristológica a la hora de interpretar cualquier parte de la Biblia. Hay que evitar dos peligros: (1) El peligro de no ver a Cristo donde está; y: (2) El peligro de creer ver a Cristo donde quizás no esté. ¿Cómo podemos evitar estos dos peligros? (1) Aplicar los demás principios de interpretación; (2) Ver cómo los escritores del Nuevo Testamento interpretan el Antiguo Testamento; (3) Evitar la alegorización gratuita, la que no tenga ninguna base sólida; (4) Buscar paralelos verbales claros entre textos bíblicos y el Señor Jesucristo; (5) Distinguir entre la intención del autor, el significado para los lectores originales y una posible dimensión cristológica; etc. Hay muchos paralelismos entre José y Cristo para que sea pura coincidencia. Pablo da una interpretación cristológica a una serie de acontecimientos de tiempos de Moisés y los israelitas (1 Co. 10). Pero no hay pruebas claras de que el cordón de grana de Rahab (Jos. 2:17-22) se refiera a la sangre de Cristo. Y el libro de Cantar de los Cantares parece referirse –en primer lugar– al amor entre un hombre y una mujer.

Conclusión

Esto no es más que una breve introducción al tema. Pero creo que estos principios nos ayudarán a “[usar] bien la palabra de verdad” (2 Ti. 2:15).

Andrés Birch es un misionero británico afincado en España desde 1983. Actualmente es pastor de la Iglesia Bautista Reformada de Palma de Mallorca, España.

Interpretación de Lucas 21:11

¿A QUE SE REFERIA CRISTO CON ESTAS DECLARACIONES?
Lucas 21:11 ''Habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo.''

ANTE ESTA DECLARACION DE CRISTO, MUCHOS EN SU LIGERA INTERPRETACION, QUIEREN PEGAR A TODA PESTE Y HAMBRUNA QUE ES LA SENAL DEL ULTIMO DIA!!!....PERO ESTA DECLARACION MERITA AUN MAYOR INVESTIGACION YA QUE LAS PESTES, HAMBRUNAS Y TERREMOTOS NUNCA HAN FALTADO EN EL CURSO DE TODA LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD EN ESTOS 21 SIGLOS, VEAMOS:

Desde 165-180 la VIRUELA (PESTE ANTONINA) aniquiló, a cerca de cinco millones de romanos, el 255-266 un nuevo brote de la enfermedad aniquiló 5.000 personas diariamente por 11 anos en Europa.
.
El 1542, 30.000 personas murieron de TIFUS mientras combatían a los Otomanos en los Balcanes!!!
.
LA PESTE BUBONICA, mato 25 millones de personas tan solo en Europa, entre 1347 - 1353!!!

La PESTE NEGRA que mato entre 350 - 400 millones en el continente europeo en el año 1400!!!
.
La COLERA de Cartagena - Colombia del 1839 mato el 1/4 parte de su población.
La PANDEMIA DE COLERA (1829–1851) alcanzó Europa, Londres en 1832, Nueva York en el mismo año, (1852–1860) principalmente afectó a Rusia, con más de un millón de muertos. En México llego a matar a 800,000 personas entre 1530 y 1545.
.
La FIEBRE AMARILLA en buenos aires, Argentina mato a 14,000 habitantes en un solo año.
.
La EPIDEMIA DE POLIOMELITIS golpeó al mundo en 1916 provocando la muerte de 30.000 personas al año a 33 países africanos.
.
La GRIPE ESPANOLA que mato entre 50 - 100 millones en ela primera guerra mundial.

La GRIPE ASIATICA (Influenza virus A H2N2), conocida desde 1957 con miles de muertos hasta la fecha.
.
La GRIPE DE HONG KONG (Influenza virus A H3N2), conocida desde 1968....

Y un sin número de terremotos graves, guerras y hambrunas en todo el curso de la historia, desde los primeros siglos de nuestra era.

ENTONCES A CUALES PESTES, HAMBRUNAS Y TERREMOTOS SE REFERIA CRISTO?

EN AQUELLAS QUE SE PRESENTARAN DESPUES DE LA PERSECUCION DE LOS CRISTIANOS!!!!

Lucas 21:12 ''Pero ANTES de todas estas cosas OS ECHARAN MANO, y OS PERSEGUIRAN, ENTREGANDOOS A LAS SINAGOGAS Y CARCELES, LLEVANDOOS ANTE REYES Y GOBERNADORES por causa de mi nombre.''

O SEA LAS PESTES, HAMBRUNAS Y TERREMOTOS QUE CRISTO HA DECLARADO SEGUN LUCAS 21:11 APUNTAN DESPUES DE LA FINAL PERSECUCION DEL PUEBLO DE DIOS QUE ESTA REGISTRADA EN APOCALIPSIS.

SI LEEMOS DETENIDAMENTE LOS 4 JINETES, LAS 7 TROMPETAS Y LAS COPAS DE IRA ENTENDEREMOS QUE CRISTO HABLA DE ESTAS COSAS QUE SUCEDERAN POCO ANTES EL FINAL. EVIDENCIANDO QUE LA PERSECUCION NO ES SOLO ANTE LOS GOBERNADORES SINO TAMBIEN AUN DENTRO DE LAS MISMAS IGLESIAS: ''OS PERSEGUIRAN, ENTREGANDOOS A LAS SINAGOGAS Y CARCELES'' PARA CONVERTIRNOS EN TESTIGOS:

Lucas 21:13 ''Esto os dará oportunidad de testificar.''

ESTA REALIDAD DE LA PERSECUCION TAMBIEN ESTA REGISTRADA CON ESTAS PALABRAS:

Lucas 21:16 ''Pero seréis entregados aun por padres, hermanos, parientes y amigos; y matarán a algunos de vosotros,''

ES NECESARIO LEER TODO EL CONTEXTO APOCALIPTICO QUE CRISTO NOS REVELA, AFIRMANDONOS QUE HASTA ALGUNOS SERAN PERSEGUIDOS HASTA LA MUERTE, AUNQUE NO TODOS,Y DESPUES DE ESTAS COSAS LA IRA DE DIOS CON PESTES Y HAMBRUNAS.

JUAN NOS REVELA SOBRE LAS PESTES, HABRUNAS, TERREMOTOS Y SENALES QUE CRISTO NOS PROFETIZO DESPUES DE NUESTRA PERSECUCION:
APOCALIPSIS 16:2 ‘’ y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.’’

APOCALIPSIS 16:3 ‘’Derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.’’

APOCALIPSIS 16:10 ‘’El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas,
11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.’’

APOCALIPSIS 16:18 ‘’Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.’’

APOCALIPSIS 16:21 ‘’Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.’’

Por ende, las senales antes del fin no se registran de pestes antes de la persecución sino DESPUES de la persecución . Escrito está!

Gregorio Makridis

miércoles, 29 de octubre de 2014

Cuál es el fin principal del hombre?

Pregunta : ¿Cuál es el fin principal del hombre?
Respuesta: El fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de Él por siempre.

A) El Fin Principal del Hombre es Glorificar a Dios
Hay dos clases de gloria:
1) la gloria que Dios tiene en sí mismo, "el Dios de gloria;"
2) la gloria que se le atribuye a Dios: "dad a Jehová la gloria debida a su nombre"

¿Qué es glorificar a Dios?
1. Apreciarlo - tener de Él el más alto concepto y admirar sus atributos.
2. Adorarlo - reconocer su prerrogativa real como lo establece; no ofrecer fuego extraño.
3. Tenerle un afecto santo - deleitarnos en amarle de manera superlativa.
4. Sujetarnos - consagrarnos a Él dispuestos a servirle según su voluntad.

¿Por qué debemos glorificar a Dios?
1. Porque Él nos da el ser.
2. Porque Dios lo ha hecho todo para su gloria.
3. Porque su gloria tiene un valor y una excelencia intrínsecas.
4. Las criaturas inferiores y superiores a nosotros le glorifican.
5. Todas nuestras esperanzas dependen de Él.

¿De cuantas maneras podemos glorificar a Dios?

1. Buscando únicamente su gloria.
a. Anteponiendo su gloria a cualquier otra cosa.
b. Estando satisfechos con que su voluntad se cumpla.
c. Estando satisfechos con que otros nos superen en dones y estima.
2. Con una franca confesión de nuestro pecado.
3. Creyendo.
4. Siendo celosos de su gloria.
5. Siendo fructíferos.
6. Estando satisfechos con el estado en que nos ha colocado en su providencia.
7. Ocupándonos de nuestra salvación.
8. Viviendo para Él.
9. Conduciéndonos con alegría.
10. Defendiendo sus verdades.
11. Alabándole.
12. Siendo celosos de su nombre.
13. Estando atentos a Él en nuestra conducta natural y social.
14. Trabajando para atraer a otros a Él.
15. Sufriendo por Él y sellando el evangelio con nuestra sangre.
16. Dándole la gloria de todo lo que hacemos.
17. Viviendo una vida santa.

Aplicaciones:
· Primera aplicación: Nuestro fin principal no debe ser adquirir posesiones ni tesoros en la tierra. Estas cosas pronto se desvanecen.

· Segunda aplicación: reprensión::
1. Contra quienes no dan a Dios gloria alguna.
2. Contra quienes le roban la gloria a Dios:
Atribuyendo lo que Dios les da a su inteligencia y laboriosidad.
Cumpliendo con sus deberes religiosos para su propia gloria.
3. Contra quienes luchan contra la gloria de Dios.

· Tercera aplicación: exhortación:
1. A los magistrados que deberían glorificar a Dios.
2. A los ministros que deben estudiar como promover la gloria de Dios.
3. A los padres de familia que deben instruir a sus hijos y siervos en el conocimiento del Señor.

B) El Fin Principal del Hombre es Disfrutar de Dios Para Siempre
Hay dos clases de gozo:
1) Gozo en esta vida.
2) Gozo en la vida venidera.

1. El gozo de Dios en esta vida
· Este viene a través de los medios de gracia, de la Palabra de Dios, del consuelo divino y de Su Espíritu.

Aplicaciones:
· Primera aplicación: es una perversidad preferir gozar de las concupiscencias de la carne, de los ojos y de la vanagloria de la vida que de Dios.

· Segunda aplicación: nuestra preocupación debe ser gozar la presencia de Dios en los medios de gracia. El gozo de la presencia de Dios aquí en la tierra es la garantía de nuestro gozo con Él en el cielo.

2. El Gozo de Dios en la vida venidera
· Debemos vivir en la gracia y tener conformidad con Él en la gracia aquí en la tierra para gozar del gozo eterno. La gracia precede a la gloria. El Señor no meterá víboras inconversa en su seno eterno. Solo los de limpio corazón verán a Dios, los divinamente cualificados por la gracia disfrutaran de Él por siempre:
o Dios es el bien supremo: gozar de Él es la más alta felicidad.
o Dios es un bien universal: en Él están contenidos todos los bienes y excelencias.
o Dios es un bien sin mezcla: en esta vida todo está mezclado con vanidad, pero Dios es perfecto, la quintaesencia del bien.
o Dios es el bien que satisface: Él satisface pero no empalaga; después de millones de años aun será infinitamente deseable.
o Dios es un bien deleitoso: si nos deleitamos en Él por la fe, ¡Cuánto más al verle cara a cara!
o Dios es un bien superlativo: es mejor que cualquier cosa con que se le compare.
o Dios es un bien eterno: proporciona un gozo eterno, una corona que no se corrompe.

Aplicaciones:
· Primera aplicación: que nuestro fin principal sea comenzar a Dios de este sumo bien a partir de ahora.
· Descripción del gozo eterno:
1. No se debe entender como un estado de deleites carnales.
2. Allí tendremos un vivo sentimiento del infinito placer que brota de este estado glorioso.
3. Seremos transformados para asimilar y disfrutar la experiencia y visión de esta gloria.
4. Será algo más que la contemplación de Él: habrá amor, conformidad a Él y participación de Sus recompensas y Su gloria.
5. No habrá interrupción de este estado de gloria.

· Segunda aplicación: Esto debe incentivarnos a cumplir con nuestro deber. ¡Cuán diligentes y celosos deberíamos ser en glorificar a Dios para por fin gozar de Él!

· Tercera aplicación: Esto debe consolar y dar a liento a los piadosos en medio de las desdichas que experimentan ahora.

Características de un buen sermón

¿Cuáles son las características de un buen sermón?

Supongo que muchos estarán de acuerdo conmigo en que la buena predicación no es precisamente lo que distingue el evangelicalismo moderno. Domingo tras domingo miles de personas acuden a las iglesias a participar del culto de adoración, donde la predicación de las Escrituras debe ocupar el lugar central; pero lamentablemente muchos regresan a sus casas sin haber sido debidamente alimentados. En muchos casos, porque la predicación ha dejado de ocupar el lugar central del culto; en muchos otros, porque la predicación en sí ha sido deficiente.

Es ese último aspecto el que quiero tocar en esta entrada: ¿Cuáles son las características que hacen que un sermón sea un sermón, y más aun, un buen sermón?

En primer lugar, su contenido es el mensaje de la Palabra de Dios.

Un sermón, por encima de todas las cosas, es una exposición fiel del mensaje contenido en el texto o pasaje de las Escrituras que está siendo expuesto. Recuerden, amados hermanos, cuál es nuestra identidad. Nosotros somos embajadores y heraldos del Dios de los cielos, y la función del heraldo no es otra que la de transmitir con fidelidad la mente de su Rey.

Es por eso que en el mundo antiguo se requerían dos cosas para ser un buen heraldo: la primera, obviamente, era tener buena voz; la segunda, un carácter confiable. El rey debía estar seguro de que podía confiar en esa persona como un transmisor fiel del mensaje que se le había encomendado (comp. 1Cor. 4:1-2). Esa es la encomienda de Pablo a Timoteo: “Predica la Palabra” (1Tim. 4:2).

Ahora bien, cuando hablamos de predicar la Palabra lo que queremos decir no es simplemente que debemos abstenernos de predicar de otro libro que no sea la Biblia. No se trata únicamente de que el ministro verdadero no predica el contenido del Corán, o del Libro del Mormón, o de los escritos de Elena G. de White. Se supone que ningún ministro del evangelio hará tal cosa.

Pero lo que queremos enfatizar es que el ministro del evangelio debe estar seguro de que en verdad está entregando el mensaje de la Biblia; no porque cita un texto aquí y otro allá que parecen apoyar sus ideas, sino porque a través de un estudio diligente, y una exégesis cuidadosa, de las Escrituras este hombre se ha esforzado en desentrañar el verdadero significado del texto, pasaje o tema bíblico que está exponiendo (y todo eso, obviamente, en dependencia del Espíritu de Dios).

En segundo lugar, un sermón se distingue porque posee unidad.

La unidad es una característica esencial del sermón. El predicador no es un comentario bíblico ambulante. Es el portavoz de un mensaje. Y esta distinción es de suprema importancia.

Algunos entienden que predicar es lo mismo que comentar un pasaje de las Escrituras, explicando lo que significa el vers. 1, y luego el 2, y el 3, y así sucesivamente. Pero eso no es un sermón, eso es un comentario bíblico hablado.

Un sermón es un mensaje, un mensaje que extraemos de las Escrituras a través de un trabajo exegético concienzudo y que transmitimos a través de la predicación.

Ese mensaje tiene sus partes, sus divisiones, variedad en las ideas; pero todas sus partes, divisiones e ideas conforman un todo. Y es a ese “todo” que llamamos el sermón.

Por eso alguien ha dicho que el sermón debe ser como una bala y no como una munición. La munición se abre en muchos fragmentos, mientras que el sermón va dirigido hacia un objetivo en particular. Cuando un sermón carece de unidad es posible que algunas frases sueltas tengan cierto efecto en la mente de algunos, pero el sermón como tal probablemente no será muy eficaz.

En tercer lugar, un buen sermón posee orden.

El orden de una exposición es muy importante para que pueda ser entendida y recordada por aquellos que nos escuchan. Nuestro Dios es un Dios de orden, y Él nos hizo de tal manera que captamos mejor las cosas cuando son presentadas en una forma ordenada y secuencial.

Si yo comienzo a contar (1, 2, 3, 4) todos esperan que yo siga con el 5, no con el 16. O si digo “a, b, c” nadie espera que salte a la “r”. Dios nos hizo así; nos dio una mente que capta mejor las cosas cuando son presentadas en un orden lógico.

Si queremos informar el entendimiento de nuestros oyentes debemos presentar el material bíblico en un orden lógico. Traer delante de la congregación un montón de pensamientos desordenados sobre un mismo asunto, por más buenos que sean, no le hará mucho bien al auditorio. El efecto que puede producir un ejército, no es el mismo que produce una turba.

Debemos dividir nuestros sermones en encabezados que sean fácilmente recordados, y arreglar nuestro material de tal manera que nuestras ideas y argumentos sigan uno al otro en una forma natural y fluida.

Dice Lloyd-Jones al respecto: “Debe haber progresión en el pensamiento… cada uno de (los) puntos (del sermón) no es independiente, ni tampoco del mismo valor que los demás. Cada uno es parte del todo y en cada uno debes avanzar y llevar el asunto más allá. No estás simplemente diciendo la misma cosa un número de veces, estás apuntando hacia una conclusión” (Preaching and Preachers; pg. 77).

Tomen la carta de Pablo a los Romanos, por ejemplo. Allí el apóstol Pablo desglosa el contenido del evangelio, y podemos ver en su presentación que él va siguiendo un orden (y lo mismo vemos en el resto de las cartas del NT).

Debemos presentar las Escrituras en una forma ordenada. Eso no solo será de gran ayuda para el predicador, porque recordará su bosquejo más fácilmente y podrá presentar sus argumentos en una forma más convincente, sino que será de gran ayuda para los que escuchan.

Alguien dijo una vez que una buena prueba que todo predicador debe hacerse para saber si tiene un sermón bien arreglado y ordenado, es ver si puede recordar de memoria, al menos los puntos principales del sermón. Si él no puede recordarlos, luego de haber estado una semana completa trabajando en él, ¿cómo quiere que la congregación lo recuerde luego?

En cuarto lugar, un buen sermón se caracteriza por su simplicidad.

A menos que seamos simples en nuestros sermones nunca seremos entendidos, y si no somos entendidos no podremos hacer ningún bien a las almas de aquellos que escuchan.

Debemos hacernos entender, y eso no es una tarea fácil. Un siervo de Dios del pasado dijo con mucha razón: “Hacer que las cosas fáciles parezcan difíciles es algo que cualquiera puede llevar a cabo; pero hacer que las cosas difíciles parezcan fáciles es el trabajo de un gran predicador”.

Debemos proclamar el mensaje en una forma tal que todos puedan entendernos. El mensaje de la Palabra de Dios debe ser, para la mayoría de nuestros oyentes, claro y diáfano como la luz del medio día.

En quinto lugar, el sermón debe ser relevante, aplicativo y persuasivo.

La finalidad de un sermón no es únicamente informar el entendimiento, sino persuadir al auditorio a la acción. Los oyentes deben ver cómo se aplica esa verdad que está siendo expuesta en su diario vivir.

La aplicación en el sermón es como la dirección de una carta. Si no escribimos la dirección en el sobre, no importa cuán bueno y edificante sea su contenido no llegará a su destino. Y ¿cuál es el destino al que está supuesto a llegar el sermón? A todo el hombre, no solo a su mente, o a su voluntad o a sus emociones. Predicamos a todo el hombre.

Mover a un individuo a la acción sin informar su mente es mera manipulación. Pero informar la mente sin clarificar al auditorio qué hacer con esa verdad, y sin persuadirles a obedecer, es puro intelectualismo.

Algunos predicadores entienden que su responsabilidad se limitar a explicar la verdad, y que entonces deben dejar que los creyentes saquen sus propias conclusiones movidos por el Espíritu Santo.

Pero eso no es lo que vemos en las Escrituras. Noten cómo predicaba Cristo. Se dirigía a los hombres en segunda persona (comp. Mt. 5:11); con instrucciones precisas (6:1, 2); con un marcado énfasis en cómo llevar esto a la práctica (6:6, 9); y concluye con un llamado claro y persuasivo (7:13-14, 15, 21, 24). ¿Cuál fue el resultado?: todos se maravillaban de su doctrina porque les hablaba con autoridad (Mt. 7:28).

Que Dios nos ayude a ser portavoces fieles de Su mensaje, pero que nos conceda también poder hablar palabras sazonadas con sal para que el mensaje sea efectivo en la mente y corazón de los que escuchan, y todo eso únicamente para la gloria de Dios y el bien de las almas.

Pr. Sugel Michelén

El Movimiento de la Nueva Era

¿ Qué es el Movimiento de la Nueva Era?

El Movimiento de la Nueva Era [MNE] tiene muchas subdivisiones, pero en términos generales, es un conjunto de sistemas de pensamiento metafísicos influenciados por las filosofías del Lejano Oriente, un conglomerado de teologías, esperanzas y expectativas reunidas con una enseñanza ecléctica acerca de la salvación, de "pensamiento correcto" y "conocimiento correcto".

El hombre está en el centro del MNE. El hombre es considerado divino, como un co-creador, como la esperanza para una futura paz y armonía. Una cita representativa es la siguiente: "Yo soy afectado solamente por mis pensamientos. Todo lo que se necesita es dejar que esta salvación alcance a todo el mundo, pues en este único pensamiento, todos son librados finalmente del temor."

Desafortunadamente para el MNE, ese "temor" puede perfectamente ser el temor a la condenación, a la convicción de pecado, y aun, a veces, el temor al cristianismo y a los cristianos. Aunque el MNE tolera casi cualquier posición teológica, se opone a la "estrechez de mente" del cristianismo.
El MNE es difícil de definir porque en este, "no hay jerarquía, dogma, doctrina, ni membresía." Es un conglomerado, un conjunto de diferentes teologías que comparte los hilos comunes de la tolerancia y la divergencia en su tapiz de la "verdad universal."

El término "Nueva Era" se refiere a la "Era de Acuario" , la cual, y según los seguidores del MNE, está comenzando. Se supone que traerá paz e iluminación y reunirá al hombre con Dios. El hombre es visto como actualmente separado de Dios no por causa del pecado (Isaías 59:2: "pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.") sino por su falta de entendimiento y conocimiento con respecto a la naturaleza propia, a la naturaleza de Dios y a la naturaleza de la realidad.

El MNE es un sistema religioso con dos creencias básicas: El endiosamiento evolutivo y la unidad global.
¿Qué es el endiosamiento evolutivo?
Es el siguiente paso de la evolución humana. No será físico, sino espiritual:
En su mayor parte, el MNE abraza la evolución, tanto del cuerpo como del espíritu. El hombre se está desarrollando y pronto avanzará hacia nuevos horizontes espirituales. Muchas prácticas del MNE están pensadas para impulsar a cada uno hacia tales horizontes. Algunas de ellas son la proyección astral, que consiste en entrenar su alma para que deje su cuerpo y viaje, contactando espíritus, de modo que éstos puedan hablar a través de Ud. o puedan guiarle; el empleo de cristales para purificar los sistemas energéticos de su cuerpo y mente; y la visualización, en la cual emplea su imaginación para verse como un animal, o para estar en la presencia de un ser divino o el ser sanado de una enfermedad.

El endiosamiento evolutivo también significa que la humanidad pronto se verá a sí misma como dios, como "el principio Cristo".
El MNE enseña que la naturaleza básica del hombre es buena y divina. Esto se opone a la Palabra de Dios, que dice:
Que somos pecadores: Romanos 5:12: "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron."
Que nuestra naturaleza está corrompida: Efesios 2:3: "entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás."
El endiosamiento evolutivo implica que, como Dios, el hombre puede crear su propia realidad.

Este es un aspecto importante del pensamiento del MNE. Debido a que el nuevaerista común se cree divino, cree, que puede también crear su propia realidad. Si, por ejemplo, cree que la reencarnación es verdad, está bien para él. Si alguien que él conoce no cree tal cosa, también es correcto. Según ese nuevaerista, lo que ocurre, es que sus realidades son diferentes. Cada uno puede crear una realidad para sí mismo que siga "un camino diferente."

Solamente Dios es el creador (Isaías 44:24: "Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;")
Reencarnación
Aunque no todos los nuevaeristas creen en la reencarnación, la mayoría de ellos sí creen en esta.
Esto se opone a la Palabra de Dios: Hebreos 9:27: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio".

El segundo elemento fundamental del MNE es la Unidad Global con tres aspectos principales:
Unidad del hombre con el hombre.
Todos aprenderemos nuestra adecuada relación divina unos con otros y lograremos la armonía, el amor y la aceptación mutuas.
Incluida en esta ansiada armonía está, la unidad económica. El nuevaerista espera un líder mundial único quien, con principios del MNE, guiará al mundo a un todo económico, único y armonioso.
También esperan que este líder lleve al mundo a una unidad espiritual , es decir, una única religión mundial.

Esta esperanza del MNE trae reminiscencias de las Escrituras que hablan del Anticristo venidero:
2ª Tesalonicenses 2:3-4, "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios." Ver también, Apocalipsis 13:17,14:9,11; 16:2; 19:20.

Unidad del hombre con la naturaleza
Ya que "Dios es todo y todo es Dios", entonces la naturaleza, es asimismo parte de Dios. Luego, el hombre debe ponerse en sintonía con la naturaleza y aprender a nutrirla y a ser nutrido por ella. En esto, toda la gente puede unirse.
Las filosofías de los indios americanos son populares entre los nuevaeristas porque se centran en la tierra, la naturaleza, y la relación del hombre con ellas.

La filosofía del MNE generalmente busca fusionarse con otras que ponen al hombre y la naturaleza en igualdad. No somos, según esta idea, ni más ni menos importantes que nuestros primos los animales, aves o peces. Debemos vivir en armonía con ellos, entenderlos y aprender de ellos.
Esto se opone a la enseñanza de la Escritura sobre la superioridad del hombre sobre los animales (Gn 1:26-27; 2:19). Dios le ha dado al hombre la responsabilidad de cuidar la creación de Dios como un buen mayordomo (Gn 2:15).

La Tierra, conocida también espiritualmente como Gaia, es como nuestra madre. Gaia debe ser respetada y reverenciada. Algunos nuevaeristas llegan a adorar la tierra y la naturaleza.
Esto se opone a la Escritura que dice que no hemos de tener otros dioses delante del Dios verdadero (Ex 20:3).

Unidad del hombre con Dios
Ya que el hombre es divino por naturaleza, todas las personas, una vez que se vean a sí mismas como tal, serán ayudada en su unidad de propósito, amor y desarrollo. El objetivo es comprender plenamente nuestra propia divinidad. Es obvio que esto contradice las Escrituras: Romanos 3:10-12: "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."

Otras creencias adicionales son:
Dios es impersonal, omnipresente y benevolente.
El dios del MNE es impersonal. Un dios impersonal no se revelará a sí mismo ni tendrá exigencias específicas en cuanto a la moral, las creencias o la conducta.
Esto se debe a que el nuevaerista desea elevarse a sí mismo a la divinidad, y para ello debe rebajar la majestad y personalidad del verdadero Dios.
No hay absolutos morales. Por tanto, el MNE afirma tener una tolerancia espiritual hacia todos los "sistemas de verdades." A esto le llaman "armonización." (Nota del traductor: Lo que quieren decir con esto, es que aunque todas las filosofías y teologías puedan parecer más o menos contradictorias, en última instancia, la contradicción es sólo aparente; en el fondo, todas enseñan básicamente lo mismo y por lo tanto, al final, todas armonizan).

Hay un problema obvio aquí, porque la afirmación de que no hay absolutos morales se basa en que no hay verdades absolutas. Ahora bien, decir que no hay absolutos morales es hacer una afirmación absoluta. Además, si la moral es relativa, entonces, robar, puede a veces ser correcto, además de mentir, adulterar, estafar, etc. Vivir en un mundo de relativismo moral no traerá un futuro muy prometedor.

Lo que hace el MNE.
Es una esponja que intenta absorber todas las culturas, religiones y gobiernos.
Pretende unificar todos los sistemas y gobiernos en una unidad espiritual y socioeconómica.
Emplea varios medios para lograr experiencias místicas con Dios, o la naturaleza, o con el yo. Algunos de los métodos fueron descritos en "Omni Magazine" como imaginar, donde se le dice que imagine su propia realidad; transcendencia, ir más allá de los límites del tiempo; privación del sueño, con el proósito de inducir una experiencia mística; concentración, para "experimentar toda la realidad como una unidad y no como un conjunto de objetos dispares"; reclusión/invalidación, en la cual la comunicación con el mundo exterior es suspendida para reinterpretar el mundo sin la influencia de éste sobre Ud.; identificación, "intercambiar mentalmente tu lugar con un perro o un gato, canario o animal del zoológico"; reflexión, un ejercicio pensado para ayudarle a ver en forma diferente, el año venidero; observación de las estrellas, "para inducir un sentido de objetividad acerca de tu vida y una sensación de conexión con el resto del cosmos".

El MNE rechaza al cristianismo pero intenta ser identificado con las verdades morales de éste.

Lo que NO hace el MNE.
No enseña que el hombre es un pecador: Romanos 5:12; Efesios 2:3.
It No enseña que el hombre depende de Dios en todo: Isaías 43:7; Santiago 1:17.
No enseña que hay un castigo eterno: Apocalipsis 14:11.
No enseña que la paga del pecado es la eterna separación de Dios: Romanos 6:23; Isaías 59:2.
No enseña que Jesús es el único camino a Dios: Mateo 11:27; Juan 14:6.
No acepta el cristianismo bíblico como la verdad: 2ª Timoteo 3:16.

Terminología del MNE
El hombre, portador de la imagen de Dios, es una criatura de palabras. En el MNE, el hombre ha desarrollado su propia terminología. Unas pocas de las palabras claves son: Holístico(a), holográfico(a), sinérgico(a), unidad, unicidad, armonía, at-one-ment (interiorización), transformación, crecimiento personal, potencial humano, despertar, contacto/interconexión, energía y consciencia. Estas palabras son muy comunes en las conversaciones y escritos del MNE.

La interpretación que el MNE hace del cristianismo
Dios no es un Padre celestial personal, sino una fuerza o energía impersonal.
Diso es todo, y todo es Dios. Dios no es en absoluto el creador trascendente "completamente diferente" de su creación, sino una parte de todo cuanto existe.
No hay nada que no sea Dios. (Panteísmo).
No existe el pecado, únicamente una falta de comprensión de la verdad. Lo que salva no es Jesús, sino el conocimiento.
El infierno no es un lugar, sino una experiencia terrenal, un estado de la mente.
Jesús es simplemente uno de los muchos que mostraron la verdad divina. Él quizás ejemplificó la "conciencia"de Cristo mejor que los demás.
Cristo no es una persona, sino una conciencia, una forma del yo superior. Todos la tienen porque todos son parte de Dios. "No es el Cristo que puede ser crucificado."
"Un milagro es una corrección ... Meramente observa la devastación, y le recuerda a la mente que lo que ve es falso. Deshace el error." Para un nuevaerista, un milagro no es una intervención sobrenatural de Dios en este mundo para cumplir Su voluntad.

La opinión del MNE sobre el hombre:
Ya que todo es Dios, y el hombre es parte del todo, el hombre es Dios. Esto es panteísmo.
Este es un sistema de creencias del lejano Oriente, que se ha mentido en la mentalidad occidental.
Dios no es parte de la creación. Él es diferente de ella y es su Creador (Is 44:24).
El hombre no es Dios, sino una criatura (Gn 1:26).
Por tanto, el hombre es bueno por naturaleza.
El hombre no es bueno por naturaleza (Ef 2:3).
El hombre tiene un potencial infinito.
Esta conclusión arrogante, basada en conceptos falsos de un valor propio exagerado, es una engañosa y autocomplaciente entrega a un orgullo desenfrenado. Del mismo modo que Satanás deseaba ser como Dios (Is14:12-17) y también engañó a Adán y Eva para que fuesen como Dios (Gn 3:1-5), el nuevaerista oye los ecos de la mentira del Edén y se entrega enteramente a ella.
El hombre es uno con el universo.
De nuevo se borra la diferencia entre el hombre y el resto de la creación. El hombre está hecho a la imagen de Dios (Gn 1:26); el universo no. El hombre es en esto diferente del resto de la creación.

La visión de la salvación en el MNE
En el MNE, salvación significa estar sintonizado con la conciencia impersonal divina.
Sintonizado significa estar en armonía con la realidad y cualquier cosa que se considera verdad.
Como el MNE no reconoce la existencia del pecado o la pecaminosidad, no hay en él necesidad de un redentor como Jesús. Para ellos la salvación es simplemente el reconocimiento de nuestra naturaleza divina. "Yo no soy un cuerpo. Soy libre, pues aún soy como Dios me creó. La salvación del mundo depende de mí." Tal creencia en la importancia propia es inconcebible.

La salvación, entonces, es una forma de conocimiento, de lograr una forma correcta de pensar. Por tanto, necesitamos ser salvados de la ignorancia, no del pecado. Esto puede lograrse por uno mismo a través de la comprensión de la propia divinidad y bondad, combinadas con el conocimiento necesario.

Las 95 Tesis de Lutero

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén

1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.

4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.

5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.

6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.

7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.

8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.

9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.

10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.

11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.

12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.

13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.

14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.

15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.

16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.

17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.

23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.

26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.

27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.

29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.

30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.

31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.

32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.

33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.

34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.

35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia.

36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.

38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.

39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.

40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.

41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.

42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.

43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.

44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena.

45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.

46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.

47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.

48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.

49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.

50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.

51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.

52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.

54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.

55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante)deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.

56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.

57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.

58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.

59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.

60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.

61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.

62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.

63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.

64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.

65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.

66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.

67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.

68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.

69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.

70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.

71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.

72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.

73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.

74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.

75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.

76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.

77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.

78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.

79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.

80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.

81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.

82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?

83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?

84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?

85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?

86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?

88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?

89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?

90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.

91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.

92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.

93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.

94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.

95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.

(Wittenberg, 31 de octubre de 1517)

lunes, 27 de octubre de 2014

Doctrinas de la Gracia

¡¡¡La Salvación es de Dios!!!

El hombre no puede hacer nada por si mismo debido a que nacemos en pecado, una condición heredada de nuestro padre Adán. La salvación es un acto que nace en el corazón de Dios y que Él mismo perfecciona y completa.  Es a través de su providencia que nos santificamos por medio de Su Palabra contenida en la Biblia. Ésta última es la Palabra infalible de Dios, nuestra más segura profecía y la fuente de todas las riquezas.

Depravación del Hombre:  Como consecuencia del pecado, el ser humano desde su nacimiento es enemigo y aborrecedor del Dios de la Biblia. Su libre albedrío es tal, sólo si se toma en cuenta que se mueve dentro de los límites de la maldad. Sus decisiones no son entre el bien y el mal, sino sobre el mal y el menor mal. Sea cual fuere la decisión que elija, la Palabra de Dios expresa que nuestras obras de justicia son como trapos de inmundicia delante de Dios (Isaias 64:6). En definitiva, nuestra incapacidad de hacer el bien nos ha imposibilitado de buscar a Dios y aceptar las enseñanzas de Cristo.

Elección Incondicional: Los que habremos de creer en el Evangelio de Cristo, hemos sido escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo (predestinación) para salvación. Dios entrega a sus escogidos al Hijo para que éste los resucite en el día final (Juan 6:39). Esta elección no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia de quien Él quiere tenerla (Romanos 9:15-16). No es por obras buenas o malas que alguien pudiera haber hecho, para que nadie se gloríe. La jactancia del ser humano queda excluída por la ley de la fe (Efesios 2:8-9 , 2 Timoteo 1:9 , Romanos 3:27).

Expiación Limitada: Cristo vino a morir por los pecados de Su Pueblo solamente. Al leer el evangelio de Juan notamos que reiteradamente utiliza la palabra kosmos (el griego para mundo, Juan 3:16). Muchas personas han cambiado el mensaje de salvación al asumir que este kosmos denota el conjunto de la totalidad de personas que habitan el planeta tierra en todas las épocas. Nada más alejado de la verdad, ya que kosmos en griego significa orden, disposición, ornamento, adorno. Los griegos utilizaban la palabra kosmos para referirse al universo por la característica que este tenía de funcionar en perfecto orden. Si el apóstol Juan hubiese usado la palabra oikoumene se hubiese estado refiriendo a todo el mundo habitado. Por lo tanto podemos asegurar que la salvación no ha sido efectuada para todos los habitantes del mundo sino solo para algunos muchos que estaban perdidos, pero que vuelven a ser reconciliados por medio de Cristo.

Gracia Irresistible: O también denominado el Llamamiento Eficaz. Esta es una tarea del Espíritu Santo atraer a los Escogidos de Dios al Padre, por medio de la obra redentora de Cristo que hizo en la cruz del calvario. Postula que los escogidos no podrán negarse a la invitación de Cristo a cenar con Él (Mateo 22:7-13) y que además terminarán la carrera porque tienen la garantía de las promesas, esto es, el Espíritu Santo morando en ellos. Al razonar de esta forma, entendemos que la Salvación provista eficazmente por Cristo, no se pierde (Juan 17:12).

La Perseverancia de los Santos: Dios asegura el destino de cada creyente. Tenemos seguridad de nuestra salvación porque hemos confiado en que la obra de regeneración de nuestro corazón, ha sido efectuada sobrenaturalmente por Dios. Cada hijo de Dios recibirá la Vida Eterna que Dios le ha prometido (Apocalipsis 14:12).

Estas doctrinas de la Gracia resumidas en 5 puntos, fue una respuesta de Juan Calvino a Jacobo Arminio. Este último, en oposición a las enseñanzas de la soberanía de Dios y de la Salvación solo por fe como don de Dios, sistematizó su enseñanza en 5 puntos contrarios a las doctrinas de la Gracia. La decisión del Sínodo de Dort (Dordrecht en 1618-1619) condenó como herejía los postulados de Arminio y estuvo a favor de las enseñanzas de Calvino como representativas de la doctrina bíblica.

La reforma desde sus comienzos se ha caracterizado por promover 5 slogans (llamadas también las 5 Solas) que resumen el espíritu de los discípulos de Cristo:

Solus Christus (solo Cristo), 

Sola Fide (solo por fe)

Sola Gratia (solo por Gracia)

Sola Scriptura (sola Escritura), 

Soli Deo Gloria (solo a Dios la Gloria)

domingo, 26 de octubre de 2014

El Cristiano sensual

Frecuentemente me he visto tentado a escribir un libro titulado El cristiano sensual. La mujer sensual, El hombre sensual, La pareja sensual. La divorciada sensual … al punto de saturación, todos han sido éxitos de librería. ¿Por qué no El cristiano sensuall?

¿Qué es un cristiano sensual? Un diccionario define sensual como “perteneciente a los sentidos u objetos sensibles: altamente susceptible por los sentidos”. El cristiano sensual es el que vive por los sentimientos más que por su entendimiento de la Palabra de Dios. El cristiano sensual no puede ser movido al servicio, la oración, o el estudio a no ser que él “tenga ganas”. Su vida cristiana es solamente tan efectiva como la intensidad de los sentimientos en ese momento. Cuando experimenta la euforia espiritual, es un remolino de actividad divina; cuando está deprimido, es un incompetente espiritual. Constantemente busca experiencias nuevas y frescas y las utiliza para determinar la Palabra de Dios. Sus “sentimientos internos” se convierten en la máxima prueba de la verdad.

El cristiano sensual no necesita estudiar la Palabra de Dios porque él ya conoce la voluntad de Dios a través de sus sentimientos. Él no quiere conocer a Dios: quiere experimentarlo. El cristiano sensual iguala “la fe de un niño” con la ignorancia. Él piensa que cuando la Biblia nos llama a tener la fe de un niño se refiere a una fe sin contenido, una fe sin entendimiento. Él no sabe que la Biblia dice: “Sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar” (1 Co. 14:20). No se da cuenta de que Pablo nos dice una y otra vez: “No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio” (véase, por ejemplo, Ro. 11:25).

El cristiano sensual va alegre por su camino hasta que se encuentra con el dolor de la vida, que no es tan alegre, y se desploma. Por lo general termina por abrazarse a un tipo de “teología relacional” (la más terrible maldición de la cristiandad moderna) donde las relaciones personales y la experiencia toman precedencia sobre la Palabra de Dios. Si la Escritura nos demanda una acción que pueda poner en peligro una relación personal, entonces la Escritura debe ponerse en tela de juicio. La ley más elevada del cristiano sensual es la de que los sentimientos malos deben ser evitados a toda costa.

La Biblia está dirigida primordialmente, aunque no exclusivamente, a nuestro entendimiento. Eso, en cuanto a la mente. Esto resulta difícil de comunicar a los cristianos modernos que están viviendo en lo que podría ser el período más antiintelectual de la civilización occidental. Nótese, no dije antiacadémico ni antitecnológico ni antidocto. Dije antiintelectual. Hay una fuerte corriente de antipatía hacia la función de la mente en la vida cristiana.

En punto de hecho, existen razones históricas para esta clase de reacción. Muchos laicos han sufrido el resultado de lo que un teólogo ha definido como “la traición del intelectual”. Tanto escepticismo, cinismo, y crítica negativa han salido del mundo intelectual de los teólogos que los laicos han perdido su confianza en los proyectos intelectuales. En muchos casos se teme que la fe no pueda sostenerse bajo el escrutinio intelectual, por lo que la defensa se convierte en la denigración de la mente humana. Nos volvemos a los sentimientos en lugar de volvernos a nuestras mentes para establecer y preservar nuestra fe. Este es un problema muy serio al que nos enfrentamos en la iglesia del siglo xx.

El cristianismo es supremamente intelectual, aunque no intelectualista. O sea, la Escritura está dirigida al intelecto sin al mismo tiempo abrazar un espíritu de intelectualismo. La vida cristiana no debe ser una vida de meras conjeturas o racionalismo frío; debe ser una vida de pasión vibrante. Fuertes sentimientos de gozo, amor, y exaltación se manifiestan una y otra vez. Pero esos sentimientos pasionales son una respuesta a lo que con nuestras mentes entendemos que es verdad. Cuando leemos en la Escritura: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33), el bostezo no es una respuesta apropiada. Podemos sentirnos animados porque entendemos que Cristo ciertamente ha vencido al mundo. Eso estremece nuestras almas y nos hace bailar de contento. ¿Qué es más maravilloso que experimentar la dulzura de la presencia de Cristo o la cercanía del Espíritu Santo?

Dios no permitió que perdiésemos nuestra pasión o que pasáramos por el peregrinaje cristiano sin una experiencia de Cristo. ¿Qué sucede cuando hay un conflicto entre lo que Dios dice y lo que yo pienso? Debemos hacer lo que Dios dice, nos guste o no. Eso es de lo que trata el cristianismo.

Reflexione un momento. ¿Qué sucede en su propia vida cuando usted actúa según lo que tiene ganas de hacer y no según lo que sabe y comprende que se le está pidiendo que haga? Aquí nos enfrentamos a la cruel realidad de la diferencia entre la felicidad y el placer. ¡Cuan fácil es confundir las dos cosas! La búsqueda de la felicidad se considera nuestro “derecho inalienable”. Pero la felicidad y el placer no son la misma cosa. Los dos son agradables, pero sólo uno es duradero. El pecado puede traer placer, pero no la felicidad. Si el pecado no fuese tan placentero, apenas representaría una tentación. Pero, mientras que el pecado frecuentemente “es agradable”, no produce felicidad. Si no conocemos la diferencia o, peor aun, no nos importa la diferencia, habremos avanzado a grandes pasos para convertirnos en el máximo cristiano sensual.

Es precisamente en el punto de discernir la diferencia entre el placer y la felicidad en el que el conocimiento de la Escritura es tan vital. Existe una relación maravillosa entre la voluntad de Dios y la felicidad humana. El engaño fatal de Satanás es la mentira de que la obediencia jamás nos podrá proporcionar felicidad. Desde la tentación primordial de Adán y Eva a la seducción satánica de anoche, la mentira ha sido la misma. “Si haces lo que Dios ordena, no serás feliz. Si haces lo que yo digo, serás ‘liberado’ y conocerás la felicidad”.

¿Qué tendría que ser verdad para que el argumento de Satanás fuese cierto? Parecería que para que el argumento de Satanás fuese cierto, Dios tendría que ser una de estas tres cosas: ignorante, malévolo, o engañoso. Podría ser que la Palabra de Dios no funcione para nosotros porque procede de sus divinas equivocaciones.

Simplemente, Dios no sabe lo suficiente para decirnos lo que necesitamos hacer para obtener la felicidad. Probablemente desea nuestro bienestar, pero simplemente no sabe lo suficiente como para instruirnos adecuadamente. A Él le gustaría ayudarnos a salir adelante, pero las complejidades de la vida y las situaciones humanas sobrecogen su mente.

Tal vez Dios es infinitamente sabio y sabe lo que es bueno para nosotros mejor que nosotros mismos. Tal vez Él entiende las complejidades del hombre mejor que los filósofos, moralistas, políticos, maestros de escuela, pastores, y la Sociedad Psiquiátrica. Pero nos odia. Él conoce la verdad pero nos lleva por mal camino para Él seguir siendo el único ser feliz en el cosmos. Probablemente su ley es una expresión de su deseo de deleitarse alegremente en nuestra miseria. Por tanto, su malevolencia hacia nosotros lo lleva a adoptar el papel del Gran Impostor. ¡Disparates! Si eso fuese cierto, entonces la única conclusión a la que podríamos llegares que Dios es el diablo y el diablo es Dios, y las Sagradas Escrituras son en realidad el manual de Satanás.

¿Absurdo? ¿Inconcebible? Yo desearía que lo fuese. Literalmente en miles de estudios de pastores, la gente está siendo aconsejada a actuar en contra de la Escritura porque el pastor quiere que sean felices. “Sí, Sra. Pérez, vaya y divorcíese de su esposo a pesar de que no tiene usted la orden bíblica, ya que estoy seguro de que usted nunca encontrará la felicidad casada con un hombre como ese”.

Si hubiera algún secreto -un secreto cuidadosamente velado- para alcanzar la felicidad humana, sería aquel expresado en un catecismo del siglo que dice: El fin primordial del hombre es el de glorificar a Dios y disfrutar de Él para siempre”. El secreto de la felicidad se encuentra en la obediencia a Dios. ¿Cómo podemos ser felices si no somos obedientes? ¿Cómo podemos ser obedientes si no sabemos a qué obedecer? En resumen, la felicidad no puede ser completamente descubierta mientras permanezcamos ignorantes de la Palabra de Dios.

Dicho sea de paso, el conocimiento de la Palabra de Dios no garantiza que haremos lo que dice, pero cuando menos sabremos lo que deberíamos estar haciendo en nuestra búsqueda de realización como humanos. La cuestión de la fe no es tanto si debemos creer en Dios, como si realmente creemos al Dios en quien creemos.

Tomado del libro ‘Cómo estudiar e interpretar la Biblia’

Qué es la Teología Reformada?

La teología reformada toma su nombre a partir de la Reforma protestante del siglo XVI, con sus diferentes énfasis teológicos, sino que es la teología sólidamente basada en la Biblia misma. Los creyentes en la tradición reformada consideran muy en alto las contribuciones específicas de personas tales como Martin Lutero, John Knox y especialmente Juan Calvino, pero también encuentran sus fuertes distintivos en los gigantes de la fe antes que ellos, como Anselmo y Agustín, y en última instancia en las cartas de Pablo y las enseñanzas de Jesucristo. Los cristianos Reformados sostienen que las doctrinas propias de todos los cristianos, incluyendo la Trinidad, la deidad verdadera y la verdadera humanidad de Jesucristo, la necesidad de la expiación de Jesús por el pecado, la iglesia como una institución ordenada por Dios, la inspiración de la Biblia, el requisito de que los cristianos vivan vidas morales, y la resurrección del cuerpo. Ellos sostienen otras doctrinas en común con los cristianos evangélicos, como la justificación solo por la fe, la necesidad del nuevo nacimiento, el regreso personal y visible de Jesucristo, y la Gran Comisión. ¿Cuál es, entonces, el distintivo de la teología reformada?

1. La Doctrina de la Escritura.

El compromiso reformado a la Escritura hace hincapié en la inspiración, autoridad y suficiencia de la Biblia. Puesto que la Biblia es la Palabra de Dios y por lo tanto tiene la autoridad de Dios mismo, los reformados afirman que esta autoridad es superior a la de todos los gobiernos y todas las jerarquías de la iglesia. Esta convicción ha dado a los creyentes reformados el valor de enfrentarse a la tiranía y ha hecho de la teología Reformada una fuerza revolucionaria en la sociedad. La suficiencia de la Escritura significa que no tiene que ser complementada con revelación especial nueva o continua. La Biblia es la guía más que suficiente para lo que hemos de creer y cómo debemos vivir como cristianos.

Los reformadores, y en particular Juan Calvino, hicieron hincapié en la forma en que la Palabra objetiva y escrita y el ministerio interno, sobrenatural del Espíritu Santo trabajan juntos, el Espíritu Santo iluminando la Palabra para el pueblo de Dios. La Palabra sin la iluminación del Espíritu Santo sigue siendo un libro cerrado. La supuesta dirección del Espíritu sin la Palabra lleva a errores y excesos. Los reformadores también insistían en el derecho de los creyentes a estudiar la Biblia por sí mismos. Aunque no se puede negar el valor de los maestros capacitados, ellos entendieron que la claridad de las Escrituras en asuntos esenciales para la salvación hace de la Biblia perteneciente a cada creyente. Con este derecho de acceso siempre viene la responsabilidad de una interpretación cuidadosa y precisa.

2. La Soberanía de Dios.

Para la mayoría de los reformados el principal y más distintivo artículo del credo es la soberanía de Dios. La soberanía significa gobierno, y la soberanía de Dios significa que Dios gobierna sobre Su creación con absoluto poder y autoridad. Él determina lo que va a suceder, y sucede. Dios no está alarmado, frustrado o derrotado por las circunstancias, por el pecado, o por la rebelión de Sus criaturas.

3. Las Doctrinas de la Gracia.

La teología reformada enfatiza las doctrinas de la gracia, más conocidas por el acrónimo TULIP aunque esto no se corresponde con los mejores posibles nombres para las cinco doctrinas.

La “T” representa la Depravación Total. Esto no significa que todas las personas son tan malas como podría ser. Significa más bien que todos los seres humanos se ven afectados por el pecado en cada área de pensamiento y conducta, de manera que nada de lo que salga de cualquier persona aparte de la gracia regeneradora de Dios pueden agradar a Dios. En lo que se refiere a nuestra relación con Dios, todos estamos tan arruinados por el pecado que nadie puede entender correctamente ni a Dios ni los caminos de Dios. Tampoco buscamos a Dios, a menos que Él primero obre dentro de nosotros para llevarnos a hacerlo.

La “U” Representa la Elección Incondicional. Un énfasis en la elección molesta a mucha gente, pero el problema que sienten no es en realidad con la elección; es con la depravación. Si los pecadores son tan indefensos en su depravación, como dice la Biblia que lo son, incapaces de conocer e indispuestos a buscar a Dios, entonces la única forma en que posiblemente se podrían salvar es que Dios tome la iniciativa para cambiarlos y salvarlos. Esto es lo que significa la elección. Es Dios eligiendo para salvar a los que, aparte de su elección soberana y acción posterior, sin duda perecerían.

La “L” Representa la Expiación Limitada. El nombre es potencialmente engañoso, porque parece sugerir que las personas reformadas desean de alguna manera limitar el valor de la muerte de Cristo. Este no es el caso. El valor de la muerte de Jesús es infinito. La pregunta más bien es ¿cuál es el propósito de la muerte de Cristo, y lo que Él logró en el misma? ¿Tuvo Cristo la intención de solo hacer posible la salvación? ¿O en realidad salvó a aquellos por quienes Él murió? La teología reformada hace hincapié en que Jesús realmente pagó por los pecados de aquellos que el Padre había escogido. De hecho propició la ira de Dios hacia Su pueblo al llevar su juicio sobre Sí mismo, en realidad redimió, y de hecho reconcilió a personas concretas a Dios. Un mejor nombre para la expiación “limitada” sería redención “particular” ó “específica.”

La “I” Representa la Gracia Irresistible. Pero cuando Dios obra en nuestros corazones, regenera y crea una voluntad interior renovada, entonces lo que era indeseable antes se vuelve algo deseable, y corremos hacia Jesús tal como antes huíamos de El. Los pecadores caídos se resisten a la gracia de Dios, pero Su gracia regeneradora es eficaz. Vence el pecado y lleva a cabo el propósito de Dios.

La “P” Representa la Perseverancia de los Santos. Un mejor nombre podría ser “la perseverancia de Dios con los santos,” pero ambas ideas están realmente involucradas. Dios persevera con nosotros, nos impide apartarnos, como sin duda lo hacemos si El no estuviera con nosotros. Pero debido a que Él persevera, también nosotros perseveramos. De hecho, la perseverancia es la prueba definitiva de la elección. Nosotros perseveramos porque Dios nos preserva de una completa y definitiva caída fuera de Él.

4. El Mandato Cultural.

La teología reformada también hace hincapié en el mandato cultural, o la obligación de los cristianos de vivir activamente en la sociedad y trabajar para la transformación del mundo y de sus culturas. Los reformados han tenido diferentes puntos de vista en esta materia, en función del grado en que ellos creen que esa transformación sea posible, pero en general están de acuerdo en dos cosas. En primer lugar, somos llamados a estar en el mundo y no apartarnos de él. Esto separa a los creyentes reformados del monasticismo. En segundo lugar, hemos de alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al preso. Pero las principales necesidades de las personas siguen siendo espirituales, y el trabajo social no es una alternativa adecuada para el evangelismo. De hecho, los esfuerzos para ayudar a las personas sólo serán verdaderamente eficaces mientras sus mentes y corazones son cambiados por el evangelio. Esto separa a los creyentes reformados del simple humanitarismo. Se ha objetado a la teología reformada que cualquiera que crea lo reformado perderá toda la motivación por el evangelismo. “Si Dios hace todo el trabajo, ¿por qué habría de preocuparme?” Pero no funciona de esa manera. Es debido a que Dios hace la obra, que nosotros podemos tener valor para unirnos a Él en ello, mientras Él nos manda hacerlo. Lo hacemos con gozo, sabiendo que nuestros esfuerzos no serán en vano.

James Montgomery Boice

sábado, 25 de octubre de 2014

Historia de la Reforma

Para entender la historia de la Iglesia Protestante y la Reforma, es importante comprender primeramente que uno de los reclamos que hace la Iglesia Católica Romana es la de la sucesión apostólica. Esto simplemente significa que ellos claman ser la única autoridad sobre todas las otras iglesias y denominaciones, porque afirman contar con la única ascendencia de Papas católicos romanos a través de los siglos, en línea directa hasta el apóstol Pedro. En su perspectiva, esto le da a la Iglesia Católica Romana una autoridad única que invalida a todas las otras iglesias o denominaciones. De acuerdo con la Enciclopedia Católica, esta sucesión apostólica “es encontrada únicamente en la Iglesia Católica” y ninguna “Iglesia separada tiene alguna reclamación válida ante ello.”

Es por esta sucesión apostólica que la Iglesia Católica Romana reclama una autoridad única para interpretar la Escritura y para establecer la doctrina; así como la afirmación de tener un líder supremo en el Papa, el cual es infalible (sin error) cuando habla “ex cátedra” – esto es en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos. Por lo tanto, de acuerdo con la postura católica romana; la enseñanza o tradiciones de la Iglesia Católica Romana, habiendo provenido del Papa, son tan infalibles y autoritativas como las mismas Escrituras. Esta es una de las mayores diferencias entre los católicos romanos y los protestantes, y fue una de las razones fundamentales para la Reforma Protestante.

Por supuesto los católicos romanos no son los únicos que tratan de reclamar una única autoridad a través de la sucesión apostólica, o de rastrear los antecedentes de las raíces de su iglesia hasta los apóstoles originales. Por ejemplo la Iglesia Oriental Ortodoxa también afirma esta sucesión apostólica, aunque su alegato es muy similar a la postura de los católicos romanos. La separación entre la Iglesia Oriental Ortodoxa y el catolicismo romano no ocurrió hasta el “Gran Cisma” en el 1054 d.C. Hay también algunas denominaciones protestantes o grupos que tratarán de establecer una “Línea de Sangre” que pueda seguir la huella regresiva a través de los siglos, hasta la primera iglesia y los mismos apóstoles. Mientras que estos protestantes no se apegan a la sucesión apostólica para establecer la autoridad de un “Papa” como un líder infalible; ellos sin embargo aún buscan esa conexión con la iglesia primitiva, al menos en un grado mínimo, para establecer la autoridad de sus doctrinas y prácticas.

El problema con cualquiera de estos intentos de trazar una línea regresiva de sucesión hasta los apóstoles, ya sean católicos romanos, ortodoxos orientales, o protestantes; es que todos ellos están en el intento de obtener o basar la autoridad de lo que ellos creen y enseñan, en la fuente equivocada de alguna real o percibida conexión con los apóstoles, en lugar de obtenerla de la Palabra de Dios. Es importante para los cristianos, el darse cuenta de que la sucesión apostólica no es necesaria para que una iglesia o denominación tenga autoridad. Dios ha dado y preservado la suprema autoridad para todos los asuntos de la fe y la práctica en Su Santa Palabra, la Biblia. Por lo tanto, en la actualidad, la autoridad individual de una iglesia o denominación, no viene a través de algún lazo con la iglesia del primer siglo y los apóstoles; en vez de eso, proviene solo y directamente de la Palabra escrita de Dios. Las enseñanzas de una iglesia o denominación son autoritativas y obligatorias para los cristianos solo si representan el significado verdadero y una clara enseñanza de la Escritura. Este es un punto importante a considerar, cuando se trata de entender la conexión entre el protestantismo y la Iglesia Católica Romana, y la razón por la que se llevó a cabo la Reforma Protestante.

Para comprender la historia del cristianismo y los reclamos de la sucesión apostólica, así como las afirmaciones de la Iglesia Católica Romana de ser la única verdadera Iglesia con autoridad única, es importante que consideremos un par de puntos cruciales. Primero, debemos considerar que aún en los días de los apóstoles y la iglesia del primer siglo, los falsos maestros y las falsas enseñanzas eran un problema significativo. Sabemos esto por las advertencias contra las herejías y los falsos maestros que encontramos en todos los escritos posteriores del Nuevo Testamento. Jesús Mismo, advirtió que esos falsos maestros serían como “lobos vestidos de ovejas” (Mateo 7:15), y que habría ambos “trigo y cizaña”, que coexistirían juntos hasta el día del juicio, cuando Él separaría a los salvos de los perdidos; los verdaderos creyentes “nacidos de nuevo”, de aquellos que no le recibieron verdaderamente a Él (Mateo 13:24-30). Esto es importante para entender la historia de la iglesia, porque casi desde sus inicios, los falsos maestros y falsas enseñanzas han estado invadiendo la iglesia y guiando a la gente por el camino equivocado. A pesar de esto, siempre han habido verdaderos creyentes “nacidos de nuevo” a lo largo de todas las eras, aún en el período más oscuro del oscurantismo; que se ajustaron a la doctrina bíblica de la salvación únicamente por gracia, a través de la fe en Jesucristo solamente.

La segunda cosa que debemos considerar para comprender correctamente la historia, es que la palabra “católico” simplemente significa “universal”. Esto es importante, porque en los escritos del cristianismo primitivo del primero y segundo siglos, cuando el término “católico” es usado, es en referencia a la “iglesia universal” o al “cuerpo de Cristo” que está formado por los creyentes “nacidos de nuevo”, de cada tribu, lengua y nación (Apocalipsis 5:9; 7:9). Sin embargo, como muchas palabras a través del tiempo, la palabra “católico” comenzó a tomar un nuevo significado, o a ser usada en un nuevo sentido. A través del tiempo, el concepto de una iglesia “universal” o “católica” comenzó a involucrar el concepto de que todas las iglesias se unieran para formar una, no solo espiritualmente, sino también visiblemente, extendiéndose a través del mundo. Este malentendido de la naturaleza visible de la iglesia (que siempre ha contenido ambos “trigo y cizaña”) y la iglesia invisible, (el cuerpo de Cristo, el cual está formado solamente por creyentes nacidos de nuevo) llevaría al concepto de una visible Santa Iglesia Católica, fuera de la cual no hay salvación. Es sobre este malentendido de la naturaleza de la iglesia universal, que la Iglesia Católica Romana se desarrolló.

Antes de la conversión de Constantino al cristianismo en 315 d.C. los cristianos eran perseguidos por el gobierno romano. Con su conversión al cristianismo, éste se convirtió en la religión permitida en el Imperio Romano (y más tarde se volvió la religión oficial), y de esta manera la Iglesia “visible” llegó a unirse con el poder del gobierno romano. Este matrimonio de la iglesia y el estado llevó a la formación de la Iglesia Católica Romana, y a través del tiempo ocasionó que la Iglesia Católica refinara su doctrina y desarrollara su estructura de la manera que mejor sirviera a los propósitos del gobierno romano. Durante esa época, el oponerse a la Iglesia Católica Romana, era lo mismo que oponerse al gobierno romano, y ello acarreaba severos castigos. Por lo tanto, el no estar de acuerdo con alguna doctrina de la Iglesia Católica Romana era un cargo serio, que con frecuencia resultaba en la excomunión y algunas veces aún en la muerte.

Y sin embargo, a través de ésta época en la historia, hubieron verdaderos cristianos “nacidos de nuevo” quienes se levantaron y opusieron a la secularización de la Iglesia Católica Romana y a la perversión de la fe que le siguió. A través de esta combinación de iglesia y estado, con el correr del tiempo, la Iglesia Católica Romana, efectivamente silenció a aquellos que se oponían a cualquiera de sus doctrinas o prácticas, y realmente casi se convirtió en una iglesia universal a través del Imperio Romano. Aunque siempre hubo “focos” de resistencia ante algunas prácticas y enseñanzas anti-bíblicas de la Iglesia Católica Romana, éstos sin embargo, eran relativamente pequeños y aislados. Antes de la Reforma Protestante, en el siglo dieciséis; hombres tales como John Wycliffe en Inglaterra, John Huss en Checoslovaquia, y John Wessel en Alemania, habrían dado sus vidas por su oposición a algunas enseñanzas anti-bíblicas de la Iglesia Católica Romana.

La oposición de la Iglesia Católica Romana y sus falsas enseñanzas llegaron a su climax en el siglo dieciséis, cuando un monje católico romano llamado Martín Lutero clavó sus 95 propuestas (o tesis) contra las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg, Alemania. La intención de Lutero era traer la reforma a la Iglesia Católica Romana, y al hacerlo estaba desafiando la autoridad del Papa. Con la negativa de la Iglesia Católica Romana de responder al llamado de Lutero a reformarse y regresar a las doctrinas y prácticas bíblicas, la Reforma Protestante comenzó, de la cual surgirían cuatro divisiones o tradiciones principales: La Luterana, la Reformada, la Anabaptista y la Anglicana. Durante este tiempo Dios levantó a hombres piadosos en diferentes países a fin de restaurar y volver nuevamente a las iglesias a través del mundo, a sus raíces, prácticas, y doctrinas bíblicas.

Subyacentes a la Reforma Protestante hay cuatro preguntas o doctrinas básicas en que estos reformadores creían que la Iglesia Católica Romana estaba en un error. Estas cuatro preguntas o doctrinas son: ¿Cómo es salvada una persona? ¿Dónde reside la autoridad religiosa? ¿Qué es la iglesia? y ¿Cuál es la esencia de la vida cristiana? Al responder estas preguntas los reformadores protestantes tales como Martín Lutero, Ulrich Swingli, Juan Calvino, y John Knox establecieron lo que sería conocido como las “Cinco Solas” (sola, es tomada de palabra del latín –solamente-) de la Reforma. Estos cinco puntos de doctrina fueron el corazón de la Reforma Protestante y fue por estas cinco doctrinas bíblicas esenciales que los reformadores protestantes tomarían su posición contra la Iglesia Católica Romana, resistiendo las demandas puestas sobre ellos aún al punto de morir; de retractarse de sus enseñanzas. Estas cinco doctrinas esenciales de la Reforma Protestante son:

1 – “Sola Scriptura”, o Solamente la Escritura: Esto afirma la doctrina bíblica, de que solo la Biblia es la única autoridad para todos los asuntos de la fe y la práctica. La Escritura y solamente la Escritura es la norma por la cual todas las enseñanzas y doctrinas de la iglesia deben ser medidas. Como Martín Lutero declaró tan elocuentemente cuando se le pidió retractarse de sus enseñanzas: Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón —porque no le creo ni al Papa ni a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos— por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la Palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable". "¡No puedo hacer otra cosa; esta es mi postura. Que Dios me ayude! Amen."

2 - “Sola Gratia”, Salvación Solamente por Gracia: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación es únicamente por la gracia de Dios y que somos rescatados de Su ira por Su gracia solamente. La gracia de Dios en Cristo no es solamente necesaria, sino que es la única causa eficiente de la salvación. Esta gracia es el trabajo sobrenatural del Espíritu Santo que nos trae a Cristo, al librarnos de nuestra esclavitud del pecado y levantarnos de la muerte espiritual a la vida espiritual.

3 – “Sola Fide” La Salvación Solamente por Fe: Esto afirma la doctrina bíblica de que la justificación es por gracia solamente a través de la sola fe en Jesucristo únicamente. Es por la fe en Jesucristo que Su justicia nos es imputada, como la única satisfacción posible a la perfecta justicia de Dios.

4 – “Solus Christus” En Cristo Solamente: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación se encuentra solamente en Cristo y que únicamente Su vida sin pecado y Su expiación sustitutiva, son suficientes para nuestra justificación y reconciliación con Dios el Padre. El evangelio no ha sido predicado si la obra sustitutiva de Cristo no es declarada, y la fe en Cristo y Su obra no es solicitada.

5 – “Soli Deo Gloria” Solo a Dios la Gloria: Esto afirma la doctrina bíblica de que la salvación es de Dios, y que ha sido realizada solamente por Dios para Su gloria. Afirma que como cristianos debemos glorificarle siempre, y debemos vivir todas nuestras vidas ante la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios, y para Su gloria solamente.

Estas cinco importantes y fundamentales doctrinas son la razón para la Reforma Protestante. Ellas son el corazón de donde la Iglesia Católica Romana se equivocó en su doctrina, y el por qué la Reforma Protestante fue necesaria, para regresar a las iglesias a través de todo el mundo a la correcta doctrina y enseñanza bíblica. Ellas son tan importantes en la actualidad para evaluar una iglesia y sus enseñanzas, como lo fueron entonces. De muchas maneras, muchos cristianos protestantes necesitan ser retados a regresar a estas doctrinas fundamentales de la fe, al igual que los reformadores retaron a la Iglesia Católica Romana a hacerlo en el siglo dieciséis.