lunes, 27 de enero de 2014

Dios nos necesita ?

Recuerdo que hace años escuché un “sermón” en donde el “predicador” dijo que Dios nos necesitaba. Lo recuerdo bien porque lo dijo gritando, además de que esa frase me pareció muy rara, y me despertó porque yo me estaba quedando atrapado en las garras del sueño que me entra algunos domingos en la mañana. Nunca había pensado en si Dios me necesitaba o no, así que surgieron muchas preguntas en mí luego de escuchar lo que dijo ese “predicador”: ¿Por qué Dios me necesitaría? ¿En qué sentido Dios podría necesitar a alguien? ¿Qué clase de Dios me necesitaría? Desde entonces he escuchado a muchas personas decir que Dios nos necesita (personas que, por cierto, generalmente no se caracterizan por dar una vida de frutos). Dicen que es justo decir que Dios no nos necesita, pero que él debe necesitarnos porque nos ama y nos quiere para ser feliz y completo. Dicen que por eso nos hizo. De hecho, hace poco vi en Facebook que un músico cristiano muy reconocido escribió una reflexión llamada “Si Dios no te necesita, no estés con Él”. ¿Tiene sentido decir que Dios nos necesita? He visto que las personas que dicen esa clase de cosas no citan a la Biblia. Creo que se debe a que no hay versículo que dé a entender que Dios nos necesita o que lo exprese claramente (y si acaso alguien cree que existe alguno, es porque ha sido sacado de contexto). Esas personas tampoco dan un argumento lógico para decir lo que dicen. “Dios no es un pobre que requiere de limosnas de amor y servicio” Por supuesto, algunos hablan de que hay sentidos en los que podría decirse que Dios nos necesita y entiendo bien a qué se refieren, pero en última instancia, en realidad Él no nos necesita para nada. Dios no es un pobre que requiere de limosnas de amor y servicio. Él ya lo tiene todo en la trinidad, en sí mismo. Dios puede usar a quien quiera y lo que sea para mostrar Su gloria y extender Su Palabra en la tierra. Nos quiere usar aunque no nos necesite. De hecho, Dios tampoco necesita ser adorado para ser asombroso y soberano absoluto. Nosotros somos quienes necesitamos adorarlo porque adorarlo es la consecuencia de conocerlo y ser satisfechos por Él. Sé que en el pasado he dicho que el único lugar en el que tú y yo encajamos a la perfección es el corazón de Dios. Ahora veo que puede haber una malinterpretación cuando la gente lee eso. Cuando la gente lee algo así, asume que somos como piezas de lego que encajan en Dios y lo completan, cuando en realidad me refería a que nuestra habitad natural es el epicentro de su amor (lo que llamo “el corazón de Dios”). Sin Dios somos como peces fuera del agua. Los cristianos no existimos para estar toda una eternidad fuera de Su presencia, sino para estar cerca de Él. Es allí donde realmente podemos ser quienes nacimos para ser. Estudiando humanismo en la universidad como parte de mi carrera, aprendí que el pensamiento de que Dios nos necesita es una variación del humanismo. El humanismo es la filosofía que coloca al hombre como centro de todas las cosas y eso contradice lo que Dios ha revelado. Dios enseña que de Él, por Él y para Él son todas las cosas (Romanos 11:36). También enseña que en Jesús fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él (Colosenses 1:16). Entonces allí podemos ver que Dios nos hizo para Él aunque no nos necesite para nada. Nos hizo para Su gloria aunque no nos necesite para mostrar su Gloria. Nos hizo porque quería hacerlo y su soberana voluntad siempre tiene la razón (Salmos 135:6). ¿Por qué es bueno que Dios no nos necesite? Yo no conozco al Dios imaginario y débil en quien creen las personas que dicen que Dios nos necesita. Si Dios nos necesitase para ser felices, ¿Cómo podría ser llamado Dios? ¿Cómo podría hacerme infinitamente feliz cuando Él ni siquiera lo es? “Dios sí puede satisfacer las fábricas de sed que son nuestros corazones” A algunas personas les parece cruel o extraño que Dios no nos necesite. A mí me resulta una verdad gloriosa y que mueve mi vida. Es una buena noticia para ti y para mí. Significa que Dios sí puede satisfacer las fábricas de sed que son nuestros corazones. Si Dios nos necesitase para ser feliz, entonces Él no podría ser una fuente infinita de gozo eterno para todo aquel que está sediento. Pero Él no nos necesita. Somos nosotros quienes lo necesitamos a Él. Somos nosotros los que requerimos todo lo que Él es y nos concede por amor a Su nombre cuando lo miramos. Somos nosotros los que tenemos sed. Josué Barrios

domingo, 26 de enero de 2014

Libre albedrío?

¿AMADOS @, EXISTE EL LIBRE ALBEDRÍO? Que responda la Biblia: Dios es el autor de la fe. (Heb. 12:2) Dios entrega la fe. (Rm. 12:3) Dios planifica las obras del creyente. (Ef. 2:10) Dios pone el querer y el hacer. (Filip. 2:13) Dios nos mueve al arrepentimiento. (Hech. 11:18) Dios de su voluntad nos hizo nacer. (Sant. 1:18) Dios nos da la vida espiritual. (Ef. 2:1) Dios nos hizo sus hijos. (Jn. 1:12-13) Nadie se ha resistido a su voluntad. (Rom 9:19) Su llamamiento es irrevocable. (Rom 11:29) Nadie viene a Él si él no lo atrae. (Jn. 6:65) No depende del que quiere. (Rom. 9:16) El es quien nos elige, no nosotros a él (Jn. 15:16) Elegidos por Dios. (1 Pd. 1:2) ENTONCES ¿DÓNDE ESTA EL LIBRE ALBEDRÍO? ESTA AQUÍ:“Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17)

jueves, 23 de enero de 2014

7 Razones para orar con Osadía

7 Razones para ser “atrevidos” al orar a Dios Todos puedan orar confiadamente ante Dios. Algunos se ven afectados por la duda, el miedo, y tienen miedo de preguntar porque hay una falta de confianza en que Dios responderá como lo deseen. Sin embargo, como creyentes, nos vemos obligados por las Sagradas Escrituras para buscar audazmente la mano de la liberación de Dios en nuestras vidas. Cuando aprendemos a orar con valentía, con sabiduría, nuestra fe se aumenta y no podemos hacer otra cosa que seguir adelante con mayores peticiones delante de Dios. Él quiere que oremos con audacia y confianza. ¿Por qué deberían los creyentes orar de esta manera? Aquí les dejo 7 Razones para hacerlo: 1) Podemos orar osadamente porque Dios escucha nuestras oraciones “Pero en cuanto a mí, veo con esperanza en el Señor, espero a Dios mi Salvador y mi Dios me escuchará” (Miqueas 7:7). ¿Alguna vez has sentido el alivio increíble cuando por fin alguien te oye? Es un tremendo sentido de la afirmación. El Señor escucha todas y cada una de nuestras oraciones desde la más pequeña hasta la más grande. Nunca se ha distraído o esta demasiado ocupado para aquellos que ponen su confianza en él. Debemos mantenernos firmes en la confianza, incluso cuando nos sentimos solos, porque Dios escucha cada palabra. Los creyentes tienen el privilegio increíble de tener el oído de Dios en todo momento. 2) Podemos orar con osadía, porque nuestras oraciones hacen una diferencia “La oración del justo es poderosa y eficaz” (Santiago 5:16). No todos los medicamentos son creados iguales. Cuando estamos enfermos y en el dolor sabemos lo que funciona y lo que no funciona en nuestro alivio y sanidad. La oración es la forma más eficaz en que los creyentes pueden hacer una diferencia en sus familias, matrimonios, iglesia, trabajo y vecindad. Hay una diferencia cuando oramos y somos testigos de la intervención divina de Dios en nuestros asuntos de la vida. Nuestras oraciones e intercesiones saltan de una fuerte fe en Dios para mostrar poderosamente su bondad. 3) Podemos orar con osadía, porque somos hechos justos a través de Cristo “El Señor está lejos de los impíos, pero escucha la oración de los justos” (Proverbios 15:29). No tenemos justicia propia por eso podemos reposar confiadamente ante Dios en la oración. Nuestra justicia viene del sacrificio de Jesucristo. Cuando ponemos nuestra confianza en el nacimiento, la muerte y resurrección de Jesús se nos hace justos ante Dios. Gracias a Jesús podemos orar sin ser obstaculizados por el pecado. Su justicia despeja el camino de la oración directamente al Padre que está en los cielos. Somos por esto animados a orar valientemente por lo imposible a través de Jesucristo. 4) Podemos orar con osadía, porque nuestras peticiones están en línea con la voluntad de Dios “Esta es la confianza que tenemos en ÉL (Dios): que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos lo que le hemos pedido “(1 Juan 5:14-15). Al leer y estudiar a fondo la Palabra de Dios, llegamos a estar íntimamente comprometidos con lo que es su voluntad. Nuestras oraciones serán sobrenaturalmente aliniadascon las enseñanzas de las Escrituras. Nos encontraremos anhelando y pidiendo lo mejor en nuestras vidas a Dios, incluso si no recibimos lo que pedimos en un principio. La mayor dimensión de la fe aguarda a los que valientemente oran la voluntad de Dios sin tener en cuenta sus propios intereses personales. 5) Podemos orar osadamente porque obedecemos las Escrituras “Que tu mano estará listo para que me ayude, porque he escogido tus mandamientos” (Salmo 119:173). Es posible tener conocimiento de la palabra de Dios y nunca realmente vivir de acuerdo a ella. Sin embargo, los que viven dentro de la verdad de la Palabra de Dios tienen las mayores experiencias de oraciones contestadas. Una actitud audaz supera a los que tienen la confianza de ser un hacedor de las Escrituras y no sólo un oidor. El Padre bendice a sus hijos obedientes con confianza en pedir lo imposible. 6) Podemos orar con osaía, porque se nos manda a hacerlo “Oren en el Espíritu en todo momento con todo tipo de peticiones y ruegos. Con esto en mente, estar alerta y perseveren en oración por todo el pueblo del Señor “(Efesios 6:10). Cuando una inesperada crisis golpea nuestra vida, muchas personas tratan de entrar en acción sin oración. Sin embargo, para los creyentes su primera respuesta es responder inmediatamente con oraciones de confianza a Dios. Se nos manda a hacer guardia y estar alerta en las oraciones de intercesión por su pueblo. Cuando no sabemos cómo pedir para orar en una situación, podemos pedir al Espíritu Santo para que nos de el discernimiento correcto. 7) Podemos orar osadamente porque sabemos que Él es capaz de hacer más de lo que pedimos “Y a aquel que es capaz de hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén “(Efesios 3:20-21). Los que viven sin Dios tienen limitaciones de lo que pueden hacer o pedir a los demás. En contraste, los que conocemos a Dios sabemos que nuestro Dios puede hacer lo imposible! Nuestra fe se llena de osadía porque sabemos lo mucho que Dios nos ama y quiere lo mejor para todos nosotros. Las oraciones tienen una dimensión más alta de las expectativas cuando oramos confiadamente sabiendo que nuestro Dios va a hacer más de lo que pedimos. Sé valiente! Es nuestro derecho legal por nacimiento espiritual el orar con la confianza en la capacidad de nuestro Padre celestial para intervenir en cualquier situación. Él quiere que oremos con confianza y valor, no solo para que lo tengamos todo, sino para que Él nos sustente en todo. Esté preparado la próxima vez que usted este llamado a orar con confianza que tu Dios es capaz de hacer más de lo que pedimos de él!

lunes, 20 de enero de 2014

Aceptar a Jesús ??

Dios nos dice en la Biblia acerca de Sus palabras: “La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.” Salmos 119:130 Las palabras individuales que Dios nos ha dejado en la Biblia son esenciales para que vivamos con sabiduría, y ¡cuánta sabiduría necesitamos para poder predicar correctamente el evangelio de Cristo! En este artículo, haremos un énfasis en que nuestra predicación no debe ser con las palabras de los hombres, sino con las de Dios. Es por esto que debemos evaluar cada expresión, cada frase y cada palabra contra lo que Dios dice en la Biblia. ¿Qué pasa si no lo hacemos? Si erramos en predicar el evangelio correctamente, una persona podría tener una falsa esperanza de que es salvo, vivir toda una vida en una iglesia cristiana, pero ir al Infierno eterno. En Mateo 7:21-23 vemos en el futuro a mucha gente que en el día del juicio claman a Cristo como su Señor, pero El los rechaza y los envía al infierno. Si amamos a nuestro prójimo, vamos a esforzarnos por darles el mensaje que necesitan, sin ajustarlo para que no nos rechacen, y con sabiduría, usando las palabras correctas. Si desea ver un poco más la importancia de las palabras en la Biblia, busque en su concordancia cuántas veces aparece la palabra “palabras” referida a las palabras de Dios y cómo sus mensajeros, profectas y apóstoles hablaban “las palabras de Dios” al pueblo. Nosotros debemos hacer lo mismo. Un ejemplo es Moisés y Samuel: Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Exodo 19:7 Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. 1 Samuel 3:19 No podemos enfatizar esto lo suficiente. Algunos minimizan la importancia de ”las palabras” diciendo que predicar “el mensaje general” es suficiente, pero en la Biblia vemos que el mensaje general se compone de palabras y si uno cambia las palabras, el mensaje general cambia. Teniendo esto como base, hablemos acerca de la frase “Aceptar a Jesús” o “aceptar a Jesús en su corazón”. Objetivamente, podemos decir que dicha frase no existe en la Biblia. Entonces, ¿qué quiere decir dicha frase? El problema es que como no está en la Biblia, la frase puede significar muchas cosas para muchas personas. Para algunas personas significa “repita estas palabras después de mi en oración”, y si la persona las repite, le dicen “Bienvenido a la familia de Dios! Ya eres salvo!”. Para otras puede significar un momento de su vida donde tenían muchos problemas y buscaron una mejor vida en el cristianismo. Esa es una seál evidente de una conversión falsa (la persona no es salva). Esta ambiguedad trae confusión. Si queremos estar en un terreno seguro, tenemos que ajustarnos nosotros a las palabras de Dios. Un peligro muy grande es cuando de pequeños en alguna iglesia nos dijeron que si deseábamos ir al Cielo teníamos que hacer una oración para invitar o aceptar a Jesús en nuestro corazón. Esta invitación no es bíblica, nunca vemos a niños haciendo una oración con la intención de ir al cielo. Así no se predica el evangelio. Muchos recibimos una seguridad de salvación basada en una oración infantil, o una reunión juvenil emocional, pero no teníamos la salvación. Para saber cómo se predica tenemos que entrar en la Biblia, cambiar nuestra mente y palabras para que sean las de Dios. Así no nos podemos equivocar y las personas recibirán justo la instrucción que necesitan. Como dice el Salmo 119:130, las palabras de Dios son las que alumbran y hace entender a los que no tienen sabiduría. Entonces, ¿cómo debemos predicar? Primero, expliquemos a las personas su problema. Tiene un problema de justicia con Dios, pues han cometido pecado contra Dios. Pecado es infracción de la ley moral (1 Juan 3.4; Romanos 2.14-15). Ese pecado, hace que en el Día del Juicio (el día de la ira) si una persona no tiene justicia va a ser enviada al Infierno (Proverbios 11:4; Romanos 2:5). Cada mentira, robo, adulterio, cada pensamiento de lujuria o de odio, cada desobediencia a los padres, todo va a ser mostrado en el Día del Juicio. Por esto, el hombre pecador debe temer (Proverbios 1.7). Dios está airado (lleno de ira) contra el impío (el pecador) todos los días (Salmos 7.11). Segundo, expliquemos a las personas el camino, la manera, que Dios hizo para que un criminal culpable como nosotros se pueda salvar. Dios mismo se hzo hombre (1 Timoteo 3:16). El vino a salvar a los pecadores (Mateo 18:11). Para hacerlo, El mismo se hizo pecado por nosotros (2 Corintios 5:21). El llevó en sí mismo el castigo, la ira que nosotros nos merecemos. El sufrió el infierno por nosotros (Isaías 53). Así, El fue el sustituto inocente que se dio por los pecados de todo el mundo (1 Juan 2.2). Tercero, expliquemos el mandato de Dios para todos los hombres, lo que El requiere de un hombre para salvarlo. Aunque Cristo pagó por los pecados de todo el mundo, El requiere humildad del hombre para darle el perdón de pecados. Antes de salvar a alguien, Dios le manda que se arrepienta de sus pecado y que ponga su fe en Jesucristo (Hechos 20:21). Si una persona lo hace, Dios lo salva (le da el perdón de pecados) gratuitamente para siempre (Hechos 26:18). El hombre necesita ser aceptado por Dios. La única manera de ser aceptado es que huya a Cristo, que se someta a El en arrepentimiento y fe. Dios quiere salvarle (2 Pedro 3:9). Efesios 1:6 nos dice que los que el pecador que se arrepiente y confía en el Señor, es hecho acepto. Al leer lo anterior, espero que pueda discernir que el mensaje de “aceptar a Jesús” no es bíblico, y además cambia el enfoque del mandato de Dios. Dios no “hace una invitación para el pecador”, Dios no “toca a la puerta de los corazones de los hombres para que le acepten”, sino que manda a todos a arrepentirse. Dios es el Rey. Nosotros no le aceptamos pues El no ha hecho nada malo como para pedirnos que le aceptemos; por el contrario, un pecador necesita que Dios le acepte, y sólo en Cristo puede tener esa aceptación. Si lee Ud. este mensaje y confía en que es salvo porque “aceptó a Jesús” en algún momento, le invito a que examine las palabras de la Biblia: ¿Entiende Ud. su pecado? ¿Entiende el Juicio y la justicia de Dios? ¿Entiende la Cruz? ¿Se ha arrepentido (confesar y apartarse de sus pecados) para poner su fe en el Señor Jesucristo?¿ Se ha convertido de los ídolos a Dios? Examine su conversión y los frutos de su vida. Al saber cómo es una verdadera conversión a Dios, Ud. podrá examinarse y clamar a Dios si no está seguro. No hay nada más importante que su salvación. Aceptar a Cristo” no salva porque Ud es quien necesita ser aceptado. Cuidado con esa frase. Evite usarla. No la predique ya que no es el mensaje que Dios quiere que prediquemos.

Introducción a la Escatología

Introducción a la Escatología y la Cuestión del Milenio Matthew Waymeyer I. ¿Que es Escatología? "Escatología" viene de la palabra griega que significa "último" y se refiere al estudio de las "últimas cosas"-aquellos eventos futuros que tendrán lugar en la consumación de la era actual. Escatología, entonces, es el estudio de lo que comúnmente se conoce como los "últimos tiempos", y se trata de cuestiones tales como el rapto de los santos, la segunda venida de Cristo, la resurrección futura, el juicio final, y el estado eterno . II. ¿Porque Estudiar Escatología? Aunque muchas personas están fascinadas con el estudio de la escatología por las razones equivocadas, hay muchas razones provechosas para participar en un estudio de este tipo. El más importante es que una contemplación de los acontecimientos futuros en el plan de Dios fomenta una esperanza que prepara el corazón para una vida de adoración, gozo, y obediencia (Tito 2:11-14; 2 Pedro 3:14; 1 Pedro 1:3 -6, 13-16, 1 Juan 3:2-3; Fil. 3:17-21; 2 Cor 4:16-18; 5:9-10, Rom 8:18-25; 11:33-36; 12 : 12a; Hebreos 10:24-25). Como alguien dijo una vez, “la Biblia no da profecías para que hagamos un calendario –se dan para moldear nuestro carácter.” La Pregunta del Milenio La palabra "milenio" significa "mil años" y-en contextos bíblicos y teológicos –se refiere al período de mil años que se habla en Apocalipsis 20. Una de las cuestiones teológicas más importantes relacionados con el milenio es cuándo va a ocurrir en relación con la Segunda Venida de Cristo. Tres posiciones teológicas principales han surgido para responder a esta pregunta premilenialismo, postmilenialismo y amilenialismo. I. Premilenialismo El Premilenialismo es la perspectiva de que Cristo regresará antes del milenio (el prefijo "pre-" significa "antes") .1 Según el premilenialismo: A. La época actual llegará a su clímax con un período de la Gran Tribulación y la Segunda Venida de Cristo. B. Cuando Cristo regrese, Él establecerá un reino terrenal y gobernará sobre el durante un período de mil años a menudo conocido como el Milenio. 1. En el momento del regreso de Cristo, los creyentes serán resucitados para reinar con Él, y Satanás será atado en el abismo donde permanecerá por mil años. 2. Durante el milenio, Cristo reinará en justicia y habrá paz y justicia en toda la tierra. C. Al final de los mil años, Satanás será suelto del abismo y reunirá a los no creyentes que quedan para la batalla en contra de Cristo, pero será derrotado de manera decisiva. D. Todos los creyentes serán entonces resucitados de entre los muertos, y Dios los juzgará según sus obras. E. Después de este juicio final, tanto creyentes como no creyentes entrarán en el estado eterno. II. Pos-milenialismo El Pos-milenialismo es la opinión de que Cristo volverá después del milenio (el prefijo "pos-" significa "después"). Según el Posmilenialismo: A. A través de la proclamación del Evangelio en la era actual, un número sin precedentes de personas en el mundo –de hecho, una gran mayoría – se volverá a Cristo y será salvo. 1. Este momento de expansión espiritual masiva del reino de Dios –a menudo llamado el milenio – no es visto como todo el período de tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo. 2. En lugar de eso, se cree que la época actual gradualmente se fundirá con el milenio de tal manera que es difícil, si no imposible, discernir el punto exacto de partida del milenio. B. El milenio se caracterizará por prosperidad espiritual, paz universal, justicia y bienestar económico. Aunque Cristo no está presente físicamente en la tierra durante este período milenario, se cree que es el agente principal y la causa de la expansión e influencia de la iglesia. C. Al final del milenio, habrá un breve período de apostasía y conflicto entre la Iglesia y las fuerzas del mal. Esto será seguido por el regreso de Cristo y la resurrección y el juicio de todos los hombres, quienes luego entrarán en el estado eterno. III. Amilenialismo El Amilenialismo es la perspectiva de que no habrá un futuro milenio en el sentido en que enseñan los pre o pos-milenialistas (el prefijo "a-" significa "no"). En otras palabras, la época actual es el reino milenario. Según el amilenialismo: A. El reino milenario —que fue inaugurado por la victoria de Cristo en la cruz— comenzó en la primera venida de Cristo, y continuará hasta el tiempo de su segunda venida. B. El reino milenario es —y seguirá siendo— caracterizado por una mezcla de bien y mal. C. El conflicto entre el bien y el mal se intensificará hacia el final de la era actual, y la creciente persecución culminará en la aparición del anticristo y la Segunda Venida de Cristo D. Cuando Cristo regrese, habrá una resurrección general y el juicio de los creyentes y los no creyentes, después de lo cual ambos se introducirán en el estado eterno. Resumen Comparativo de las Perspectivas del Milenio Pre: Era Presente // 2a. Venida // Reino Milenial Pos: Era Presente → Reino Milenial // 2a. Venida A: Era Presente = Reino MIlenial // 2a. Venida Conclusión Aunque hay muchas cuestiones que caen en el ámbito de la escatología, la pregunta del milenio es una de los más importantes y muy debatidas. Tal vez ningún otro pasaje de la Escritura habla tan directamente sobre la cuestión de la cronología relativa del milenio como Apocalipsis 20.

domingo, 12 de enero de 2014

Predicación expositiva

¿Qué es la predicación expositiva? Un sermón es expositivo si su contenido y su propósito son controlados por el contenido y el propósito de un pasaje en concreto de la Escritura. El predicador dice lo que el pasaje dice, y se propone que el sermón logre en sus oyentes exactamente lo que Dios busca lograr a través del pasaje escogido de su Palabra. Predicador, imagínate a Dios sentado en la congregación cuando predicas. ¿Cuál sería la expresión de su cara? Diría, “Eso no es para nada lo que yo quería decir con este pasaje”. O diría,“Sí, eso es exactamente lo que yo pretendí.” El argumento bíblico para la predicación expositiva empieza con la conexión entre el don que el Cristo ascendido ha dado a la iglesia en los pastores y maestros (Ef. 4:11), y el mandamiento bíblico de que los pastores y maestros “prediquen la palabra” (2 Ti. 4:2). Aquellos que predican deberían predicar sus Bíblias. Posiblemente, el mejor lugar donde empezar demostrando la legitimidad de identificar la predicación con la predicación de la palabra , es el libro de los Hechos. En este libro, la frase “la palabra de Dios” es el concepto habitual que contiene la esencia de la predicación apostólica. En Hechos 6:2, por ejemplo, los apóstoles dicen que “no es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios” (cf. Hechos 12:24; 13:5, 46; 17:13; 18:11). La frase también aparece frecuentemente como “la palabra del Señor” (8:25; 13:44; 15:35,36; etc.), y no pocas veces es resumida como “la palabra” (cf. 4:29; 8:4; 11:19). En el libro de los Hechos hay una identificación clara y constante entre la predicación apostólica y la frase “la palabra de Dios”. Mientras que la esencia de la predicación apostólica fueron las buenas noticias de reconciliación con Dios a través de Cristo Jesús, ese mensaje fue explicado deliberada e invariablemente por medio de la exposición de las Escrituras del Antiguo Testamento. Así, la predicación en los tiempos neotestamentarios incluyó la predicación de “la palabra de Dios, y un componente esencial de tal predicación fue la exposición del Antiguo Testamento. Esto, a su vez, nos lleva a la conclusión de que las Escrituras del Antiguo Testamento deben ser incluidas en nuestra concepción de “la palabra” que debe ser predicada, una conclusión confirmada por ambas, las afirmaciones directas (ej. 2 Ti. 3:16; Ro. 3:2), y las afirmaciones indirectas (ej. Ro. 15:4) del Nuevo Testamento. Así que esta “palabra” es la palabra acerca de Jesús, tal y como fue anticipada en el Antiguo Testamento y ahora explicada en la predicación apostólica. Esta es la palabra que es “hablada” (Hch. 4:29), “anunciada” (13:5), y que debe ser “recibida” (17:11) como “la palabra de Dios”. Esta misma identificación es mantenida por todas las cartas de Pablo. Sin dudarlo, Pablo llama al mensaje que proclama “la palabra de Dios” (2 Co. 2:17; 4:2; 1 Ts. 2:13), o simplemente “la palabra” (Gá. 6:6). Incluso en el contexto de la exhortación de Pablo a Timoteo de “predicar la palabra” encontramos confirmación de esta identificación entre predicar y predicar la palabra de Dios. Timoteo hubiera sabido inmediatamente a que “palabra” se refería Pablo. Tal y como la biografía de Timoteo subraya, incluía ambas, “las Sagradas Escrituras” y el mensaje apostólico — “lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido” (2 Ti. 3:10-17). La conclusión que extraemos de todo esto es que la “palabra” que tenemos que predicar es el conjuntode verdad compuesto por las Escrituras del Antiguo Testamento y la enseñanza apostólica respecto a Cristo (ej. el Nuevo Testamento). Por eso, es correcto identificar la “palabra” con nuestras Biblias. Esto es lo que deben enseñar aquellos comisionados como pastores y maestros. Nuestra tarea esproclamar “la palabra” que Dios ha hablado, perservada en las escrituras, y confiada a nosotros. La vida espiritual del pueblo de Dios depende de esta palabra (Dt. 8:3). Este es el motivo por el que un pastor jóven es comisionado a “ocuparse en la lectura, la exhortación, y la enseñanza” (1 Ti. 4:13). Si esta comisión es relevante para nosotros hoy, y lo es, entonces la fuente de nuestra predicación debe ser, de forma integral, una extensión de nuestras Biblias. ¿Qué significa esto? En nuestra preparación de sermones, significará tomar pasajes definidos de lapalabra de Dios y estudiarlos cuidadosamente para que “usemos bien la palabra de verdad”. En el púlpito, significará que sea como la ilustración que vemos en Nehemías 8:8: “Y leían en el libro...claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.” Dios ha determinado y prometido usar esta clase de predicación para llevar a cabo uno de sus grandes propósitos —la reunióny la edificación de su pueblo.