martes, 29 de abril de 2014

Integridad 2

Dios levanta a un obrero, y luego lo usa para hacer una obra. No importa cuál sea el tipo de ministerio que Dios nos da, nunca podemos darles a otros lo que nosotros mismos no tenemos. Ignorar el carácter es abandonar el fundamento del ministerio.

Esto explica por qué Dios pasa tanto tiempo con sus siervos. Le tomó 13 años preparar a José para que éste se convirtiera en el segundo al mando en Egipto. Invirtió 80 años en preparar a Moisés. Incluso el docto Saulo de Tarso tuvo que pasar tres años haciendo un estudio de posgrado en Arabia antes de que Dios lo lanzara como el apóstol Pablo. Las biografías y autobiografías de grandes hombres y mujeres cristianos revelan que Dios primero forma el carácter cristiano en sus siervos, y luego construye un minis-terio a través de ellos.

Sin el carácter, el ministerio es sólo una actividad religiosa o, aún peor, un negocio religioso. Los fariseos llamaban ministerio a lo que hacían, pero Jesús lo llamó hipocresía. El sabía que los fariseos estaban más preocupados por su reputación que por su carácter, que les interesaban más las alabanzas de los hombres que la aprobación de Dios.

Una vez, alguien le preguntó al financista J.P. Morgan cuál era la mejor garantía que un cliente le podía dar. La respuesta de Morgan fue: «el carácter».

Eso me recuerda a otro Morgan: G. Campbell Morgan estaba pasean-do con D.L. Moody en Northfield, cuando de repente, Moody le preguntó: «¿Qué es pues, el carácter?»

Morgan sabía que el evangelista quería responder a su propia pregunta, así que esperó. «El carácter», dijo Moody, «es lo que un hombre es en la oscuridad».

Cuando el famoso predicador inglés Charles Spurgeon recibió la noticia de que alguien quería escri-bir un libro sobre su vida, contestó: «Pueden escribir mi historia en el cielo, no tengo nada que ocultar».

Tal vez la palabra clave sea integridad. Jesús nos advirtió que no podemos servir a dos señores, y Santiago lo corroboró al escribir: «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (1.8). Lo opuesto a integridad es duplicidad: «La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú» (Gn 27.22b). Nadie puede ministrar y fingir exitosamente al mismo tiempo, al menos no por mucho tiempo. No existe una reputación lo suficientemente grande como para sustituir al carácter.

Integridad

Una vez, el presidente de una firma de gran envergadura me hizo esta confesión: «Tengo un banquero que me mantiene solvente, un abogado que me mantiene dentro de la ley, y un doctor que me mantiene saludable, pero no tengo a nadie que me ayude a evaluar mi condición espiritual». Nunca había pensado en algo semejante a una «auditoría espiritual». Desde ese entonces, me formulo con regularidad doce preguntas:

a. ¿Estoy conforme con la persona en que me estoy convirtiendo? Cada día me acerco más a la persona que finalmente seré. ¿Estoy satisfecho con quien seré?

b. ¿Me estoy haciendo menos religioso y más espiritual? Los fariseos eran religiosos; Cristo es espiritual. Luego de años de participación en la religión organizada, a menudo siento la poca profundidad de dicha experiencia, la restricción de sus reglas, y el hambre por algo verdaderamente espiritual en una relación con Cristo.

c. ¿Reconoce mi familia la autenticidad de mi espiritualidad? Mi familia me ve de manera total. Si estoy creciendo espiritualmente, mi familia lo reconocerá.

d. ¿Tengo la filosofía de «fluir»? Las Escrituras dicen: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva». La frescura está en el fluir. Si he sido bendecido con el liderazgo, esa bendición debe fluir de mi vida.

f. ¿Tengo un centro de quietud en mi vida? Todo cristiano debe tener un centro de quietud imperturbable. François Fenelon dijo: «La paz es lo que Dios quiere de ti sin importar lo que esté pasando».

g. ¿He definido mi ministerio? ¿Sé qué puedo hacer de manera efectiva? La necesidad es siempre más grande que lo que cualquier persona puede hacer para satisfacerla; por eso, mi llamado es simplemente manejar la parte de la necesidad que me corresponde satisfacer.

h. ¿Mis oraciones están mejorando mi vida? No puedo evaluar si soy un «hombre de oración», pero sí puedo percibir progresos si los veo en mi vida. Para ello, es bueno preguntarse: «¿Incluyen mis decisiones la oración como parte integral de las mismas?»

i. ¿He mantenido un respeto reverencial genuino hacia Dios? El respeto reverencial sobrecoge; inspira adoración.

j. ¿Es mi humildad genuina? Nada es tan arrogante como la falsa humildad. He aquí dos definiciones de humildad que me gustan: «La humildad es aceptar nuestra fortaleza con gratitud», y «La humildad es no negar el poder que tenemos, sino admitir que el poder viene a través de nosotros, no de nosotros».

k. ¿Es mi alimento espiritual el adecuado para mí? He dejado de llamar «devocional» a mi tiempo de lectura. Ahora lo llamo «un tiempo de alimentación», porque allí es cuando mi alma se alimenta.

l. ¿En asuntos de poca importancia está mi obediencia integrada a mis reflejos? ¿Trato de negociar con Dios o de racionalizar con él? La obediencia determina en gran parte nuestra relación con Cristo luego del nuevo nacimiento.

m. ¿Tengo gozo? Se me ha prometido que tendré gozo. Si la relación con Cristo es correcta, lo tendré.
Desarrollo Cristiano

Arrepentimiento genuino

El primer paso para la salvación es el arrepentimiento. Mt. 3:2; 2 Cor.7:8 Hec. 17:30;3:19

Afligirse por el pecado. Sentimiento de culpa.

La verdadera salvación viene de declararse de verdad culpable.

Sólo los que necesitan un Salvador, pueden ser salvados.

Los que sólo necesitan un Auxiliador, una Insignia, un Compañero, una Causa.

Eso no es salvación.

Jesús es su amigo pero no su hermano.

El siguiente paso para la salvación es la fe nacida y criada en tu corazón por el Espíritu Santo. Aquí está tu decisión... que Cristo es Dios y el Salvador y quieres que Él sea tu propio Dios. Jn. 3:15; 5:24; 11:25,26; 20:31

William Booth no sólo fue el fundador del Ejército de Salvación, él fue un profeta. . . Hace más de cien años profetizó

El peligro principal en el siglo 20 será:

Religión sin el Espíritu Santo, Cristianismo sin Cristo, Perdón sin arrepentimiento, Salvación sin regeneración, y Cielo sin infierno”

¡Oh qué agónicamente verdadero!

No puedes pasar por cuatro decisiones, y tres creencias y ser salvo.

No por ser miembro de una iglesia puedes contarte como hijo de Dios.

No puedes ser Cristiano sin el Espíritu Santo guiándote.

No puedes salvarte sin necesitar un Salvador.

No te salvas sin arrepentirte.

No hay ninguna fórmula. La salvación es una cita (tryst)* personal con Dios.

Es un trabajo del Espíritu, una iniciativa de Dios no una imitación de Él.

Uno a quien debes responder, aceptar Su oferta.

Muchos vienen a Dios a través de la decisión pero no a través de la necesidad. La decisión por Dios no es necesariamente nacer de nuevo.” Podría ser. Podría NO ser.

La entrada a la familia de Dios es a través del arrepentimiento, no sólo de la decisión.

El arrepentimiento es la necesidad de ser diferente, el reconocimiento de tu desesperación e impotencia. La desesperación. El terror.

¿Necesitas ayuda, la necesitas para sentirte bien? Entonces no estas todavía listo.

¿Necesitas ser rescatado de tu ego infeliz?.... eso es el arrepentimiento.

Pregúntate.

Si “quieres” ser un Cristiano, significa que Él está después de ti.

Me he encontrado con varias personas, que profesaban ser Cristianas pero descubrieron que eran ignorantes imitaciones.

Conocí a la esposa de un pastor, enferma de hipocresía, desesperada por un Dios real.

Presuntuosa de haber nacido de nuevo, le pedí que entregara todas las decisiones a Dios para el resto de su vida.

Ella se volvió y dijo, “Si yo nunca me he rendido a Dios como usted ha pedido, yo no puedo ser nacida de nuevo. Yo no soy.

La dejé con Dios para serenarla. Ella supo qué decir. Ella lo había oído en la iglesia. Sabía su estado miserable y su fracaso para estar como Dios. ¡Yo la envié a ÉL!

Ella había descubierto su propia condición - perdida - por la misma integridad con que ella había descubierto la hipocresía religiosa.

Hoy, ella es rica en conocimiento de Dios y sin darse cuenta lleva frutos. En verdad nacida de nuevo.

Paul Bilheimer escribió en “Destinó para el Trono”

“La humanidad redimida es creada y generada, engendrada de Dios, llevando Sus “genes”, Su herencia. A través del nuevo nacimiento un ser humano redimido se vuelve un miembro de buena fe de la familia cósmica original, “pariente cercano” a la Trinidad. Así Dios ha exaltado a la humanidad redimida a una altura tan sublime que es imposible para Él elevarlos más allá sin romper la Deidad.”

Nacidos de nuevo ??

En las últimas décadas el mundo Cristiano ha sido inundado con las taras de una falsa salvación y miríadas de personas viven en una confianza que no es tal, de una seguridad en Dios y en el cielo. Una ilusión con el infierno como destino. A causa de este engaño espiritual, llegar a ser Cristiano se a convertido en algo gratuito, de modo que el hombre-sirve a una religión falsa. Entrar en el reino de los hijos de Dios se ha reducido a una decisión humana, completamente dependiente en la persona.

La Biblia no presenta tal acceso a la eternidad.

La razón es claramente presentada por el Apóstol Juan. Dios ofrece la salvación, Él comienza el contacto con el hombre. Es del hombre recibir y creer pero es completamente de Dios, el salvar.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Juan 1:12,13 RVA

Si entraste por tu propia “decisión por Cristo” - si le “rogaste a Él en tu corazón” - eres salvo, ¿eres nacido de nuevo? ¿eres realmente es Su hijo?
El nuevo nacimiento es efectuado por Dios. No puedes orquestarlo, originarlo o decidirlo cómo tampoco podías cuando estabas en el útero de tu madre, tomar la “decisión” de nacer.

La decisión no es nacer de nuevo.

La decisión es responder a Su oferta para nacer dentro de ti, para creer - una vez lo ves - a Jesús como el mismo Hijo de Dios e Hijo del Hombre.

Ian Thomas cuenta la historia de que se encontró a dos hombres jóvenes bajo una farola, que lo escucharon en una reunión en la que Thomas había predicado al Salvador. Había visto a los dos entre el público. Les preguntó si les gustaría recibir a Cristo y hacer la oración del pecador. Los dos dijeron que sí y oraron.

Uno desapareció y el Hermano Thomas nunca más lo vio ni tuvo noticias de él. El otro buscó aprender, mostró una gran pasión por Cristo y oyó la llamada para ser misionero. Entró en el Ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial y lo mataron pero él había influido en muchos para Cristo en su corta vida. Fue salvo obviamente. El resultado era la prueba, no sus palabras, no su testimonio. Sus frutos demostraban que era hijo de Dios.


El punto del hermano Thomas era que el nacer de nuevo es obra de Dios. Dios sabe la actitud del corazón y Su propia preparación. Es una transacción secreta y solamente Dios puede “parir” el espíritu de una persona.

domingo, 27 de abril de 2014

La obra completa de Cristo

Cristo nuestra EXPIACIÓN. “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” Isaías 53:10. La mención de esta palabra en las sagradas escrituras, apunta básicamente a la acción de cubrir el pecado.

Es eso lo que justamente hizo nuestro amado Salvador; Él extiende un manto de justicia sobre nosotros para poder cubrir el pecado que nos impedía llegar a Dios. Es la eficacia de su sangre que encubre nuestras iniquidades y desaciertos.

Cuando el hombre peca en el jardín del Edén, la vergüenza de su desnudez queda al descubierto. Nada podía cubrir con eficacia aquella naturaleza caída; ni siquiera las dedicadas costuras de los delantales de hojas de higueras que Adán y Eva se cocieron a espaldas de Dios. Era el comienzo de la separación del hombre y de Dios, pero además, el comienzo de la manifestación de la eterna obra de la salvación en Cristo.

Era necesario que alguien expiara nuestro pecado delante de los ojos santos de Dios. Esa era la misión de nuestro Señor Jesucristo, y eso fue justamente lo que el consumó en la cruz del Gólgota.

Nadie podrá entrar a la gloria de Dios y anular aquella destitución, si sus pecados no son cubiertos bajo la sangre de Cristo.

“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos” Romanos 4:7

Toda persona que cree de todo corazón en el sacrificio de Cristo como único medio para alcanzar salvación, obtiene esta bendita expiación. De esta manera, Dios ya no nos mira a través de nuestra horrorosa condición natural, sino que nos mira a través del manto de justicia de Cristo, a través de su perfección, de su dignidad y de su pureza. Sin expiación, ningún hombre puede ser salvo.

Cristo nuestra propiciación. “Y él es la propiciación por nuestros pecados…” 1 Juan 2:2 La palabra propiciación alude no solo a la acción de cubrir nuestros pecados, sino que trata con la tarea de aplacar la ira santa de Dios.

Bien sabemos que Dios es santo y que no tolera el pecado porque le enciende el fuego de su furor. Mucho se habla de que Dios es amor, pero poco se menciona que él es fuego consumidor. Dios ama a los pecadores, pero aborrece nuestro pecado.

El apóstol Pablo nos presenta con mucha claridad lo que Dios siente frente al pecado:

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” Romanos 1:18

El pecado enciende el fuego de la ira santa de Dios. El libro de Apocalipsis declara veintiún juicios que serán derramados a la tierra y que son muestra del furor de Dios frente al pecado.

Dios no pasará por alto nuestras transgresiones. Su justicia demanda la muerte como paga del pecado.

Es en esta escena donde aparece la obra bendita de nuestro Señor Jesucristo, porque al momento de morir en la cruz, la ira santa de Dios fue aplacada, revelando con ello la esencia de aquella bendita propiciación.

No existió, no existe, ni existirá una ofrenda más eficaz y más agradable a Dios, a tal punto de apagar su ira, como la realizada por nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Gólgota. Cuando Cristo muere, de aquella cruz se desprende la más grata de las fragancias, la cual sube hasta Dios Padre, aplacando su ira de una vez y para siempre.

Toda persona que cree de todo corazón en el sacrificio de Cristo como único medio para alcanzar salvación, obtiene esta bendita propiciación. De esta manera, ya no estamos bajo la ira de Dios. Sin propiciación, ningún hombre puede ser salvo.

Cristo nuestra redención. La palabra redención indica un acto de adquirir o comprar algo a través de la cancelación de un precio de rescate.

En la antigüedad, el pueblo de Israel estaba muy habituado a considerar los rescates a través de la redención. Recordemos el clásico pasaje de Rut:

“Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos” Rut 2:20

El concepto de redención enmarcado en ese tiempo solo en leyes sociales, venía a ser parte de las sombras o figuras que hablaban de lo que siglos más tarde Cristo realizaría en la cruz.

Era necesario que alguien pagara el precio de nuestro rescate. Era imprescindible que alguien comprara nuestra libertad, y eso es lo que hizo nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1 Corintios 6:20

Cristo es nuestro redentor que pago el precio de nuestro rescate. El es el modelo de contradicciones; nosotros le vendimos por treinta míseras piezas de plata, pero él nos compró a un precio de su bendita sangre. ¡Aleluya!

“…nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados…” Efesios 1: 6-7

Toda persona que cree de todo corazón en el sacrificio de Cristo como único medio para alcanzar salvación, obtiene esta bendita redención. De esta manera, ya no estamos esclavos del pecado y de su condenación. Sin redención, ningún hombre puede ser salvo.

Cristo nuestra remisión. “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” Mateo 26:28 La palabra remisión denota el acto de devolver algo a su origen o de enviarlo lejos. En el antiguo testamento, aparece el texto de levítico 16, en donde se ordena para el día de la expiación apartar un macho cabrío que cargaría los pecados para “remitirlos” a Azazel. Si bien, no existe mucha claridad en el origen de la palabra Azazel, se concluye que su significado es algo así como una entidad demoníaca ubicada en lugares desérticos, destino al cual era enviado aquel macho cabrío.

“ y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto” Levítico 16:21

El acto de remisión, en otras palabras, significa tomar la carga del pecado y llevarla lejos. Como ya hemos señalado, en el antiguo pacto, la imagen misma de las cosas y la obra de Cristo en la cruz, aparecen en medio de figuras y símbolos, pero en el nuevo pacto todo es hecho manifiesto con la muerte de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

El Señor Jesucristo fue el cordero de Dios destinado, desde antes de todas las cosas, para derramar su sangre para remisión de nuestros pecados. Es importante precisar que no solo la sangre es lo indispensable, sino que el derramamiento de la misma.

“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión” Hebreos 9:22

Toda persona que cree de todo corazón en el sacrificio de Cristo como único medio para alcanzar salvación, obtiene esta bendita remisión. De esta manera, todos nuestros pecados han sido enviados lejos de la presencia de Dios. Sin remisión, ningún hombre puede ser salvo.

Como hemos visto en una forma muy simple y práctica, la obra de la salvación contiene estos maravillosos términos que nos revelan que la sangre de Cristo, es eficaz para cubrir nuestros pecados, para aplacar la ira santa de Dios, para librarnos de la esclavitud comprándonos a un alto precio y para enviar lejos todas nuestras transgresiones.

Con todo esto ¿Cómo no hemos de alabar al Señor quien por su gracia nos ha otorgado todo lo suficientemente necesario para la vida eterna?. Para todo los nacidos de nuevo o regenerados.

El hombre no regenerado

Un hombre animal (no-regenerado) puede tener cierta iluminación académica o intelectual acerca de Dios y hasta puede tener algún atractivo emocional, pero si no es renacido, todos estos sentimientos pasarán y terminará buscando su propio camino ya sea dentro o fuera de la congregación de los creyentes. Un ejemplo de esto lo encontramos en los falsos maestros. Estos son movidos solo por el deseo personal de promover su nombre y su agenda. Es el orgullo y el reconocimiento de sus seguidores lo que les mueve a actuar, no la gloria de Cristo. Pueden tener todo el vocabulario y todas las apariencias de un verdadero creyente, pero en fin la realidad es que al no ser internamente regenerados, sus frutos darán a conocer quienes son verdaderamente.

¿Cómo describe la Biblia aquellos que son ‘no-regenerados’?

Se utilizan diversas descripciones que apuntan a los mismo. La Biblia describe los 'no regenerados' de la siguiente manera:

duros de cerviz [barra de hierro tu cerviz y frente de bronce] (Deut. 9:6,13; 10:16; Isa. 42:4; 48:4; Hch. 7:51)

duros (dureza) de corazón (Deut. 29:19; Isa. 46:12; Sal. 81:12-18)

duros de rostro (Eze. 2:4)

corazón de piedra (Eze. 11:29; 36:26)

corazón empedernido (Eze. 2:4)

corazón sin entendimiento (Deut. 29:4)

corazón inclinado hacia el mal (Gen. 6:5)

corazón malvado (Jer. 3:17; 7:24)

corazón incircunciso (Deut. 10:16; Hch. 7:51)

corazón perverso, engañoso (Jer. 17:9)

de oídos incircunciso (Hch. 7:51)

sordo espiritual (Deut. 29:4)

ciego espiritual, corazón y ojos cerrrados (Deut. 29:4; Isa. 44:17)

muerto [espiritual] (Mt. 8:22; Efe. 2:1)

La descripción del hombre no-regenerado tiene una relación directa en los efectos de vida, acción y pensamiento de la perona...¿Qué efectos en el individuo la condición ‘no-regenerada’ mencionada arriba?:

entendimiento entenebrecido (Efe. 4:18; 2 Cor. 4)

falta de arrepentimiento (Rom. 2:5)

No ama a Dios con todo el corazón y toda el alma ( Deut. 30:6)

la incredulidad/ falto de fe se aparta de Dios (Heb. 3:12)

desobediencia (Lev. 26:40-41)

no escuchan a Dios (Jer. 7:24-37)

es religioso (Marcos 3:4-6)

infidelidad (Salmo 78:8)

lejos de la justicia [injustos] (Is. 46:4)

resiste el Espíritu Santo (Gen. 6:3; Hch. 7:51)

ignorancia de Dios (Ef. 4:18)

Caminan en sus propios consejos (Salmo 81:12)

rebeldía (se rebelan contra Dios) (Eze. 2:3-5)

obras malas (Jer. 4:4)

no tienen temor de Dios (Rom 3:18)

ajenos de la vida de Dios (Efe. 4:18)

Entonces el hombre para que pueda recibir y entender a Dios, necesita ser regenerado, nacer de nuevo, nacer de lo alto. Eso es lo que dijo Jesús a Nicodemo y a todos nosotros.

sábado, 26 de abril de 2014

Amor y Doctrina

Es evidente que siendo guiados por la creencia neo-evangélica actual, nuestra meta sería el eliminar los distintivos doctrinales y enfatizar la unidad entre todos esos que dicen ser creyentes.

Una de las ideas básicas de la psicología del evangelismo ecuméntico actual, es que el amor es más importante que la doctrina. Los evangelicos y católicos ecuménicos, dicen que la doctrina divide, mientras que el amor unifica. Pero, ¿qué dice la Biblia? ¿Es verdad que el amor en el Nuevo Testamento, es más importante que la doctrina y la Verdad?

En el llamado Capítulo del Amor de 1 Corintios 13, se nos dice:

"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor" (agape). 1 Cor. 13:13

Algunos dicen que, estableciendo esto: ¡El amor es supremo! Pero, cuando examinamos el capítulo más cuidadosamente, descubrimos que la Verdad también está mencionada en este capítulo. En el versículo 6, se nos dice que el amor se goza de la Verdad. En otras palabras, la fe, la esperanza y el amor son virtudes, pero la Verdad se encuentra en un nivel diferente. Este es el punto de referencia, el fundamento, la atmósfera sin la cual las virtudes como el amor ni siquiera pueden existir.

El amor se goza de la verdad. ¿Por qué? Porque sin Verdad que interprete al amor, que lo proteja, lo guíe, lo canalice, el amor puede convertirse en un desastre total. Sin duda la Verdad tiene el mismo valor como virtud. Las virtudes pueden marchitarse y morir donde no hay Verdad.

No podemos imaginar la vida en este planeta sin agua. El agua es absolutamente esencial para la vida, siempre y cuando se encuentre propiamente canalizada, en sus canales, acueductos, y pipas. Pero, cuando el agua se sale de control, es la segunda catástrofe más grande que le puede suceder a este planeta, secundando sólo al fuego. Por un lado, es una absoluta bendición , pero, por el otro lado puede ser un desastre total. Así sucede con el amor.

LA DEFINICIÓN DIVINA DEL AMOR

El amor sin una definición divina (la canalización revelada por Dios en la cual debe fluir) resulta la cosa más horrible sobre la tierra. Puede destruir a los seres humanos por millones. Puede ser reducido a un sentimentalismo satánico.

El amor, como Dios lo define, es hacer por una persona lo que le es mejor en la luz de la eternidad, no importando cual pueda ser el costo. Así es como es definido por Dios. No obstante, al hablar del mundo del evangelismo, mucha gente se ha olvidado de las definiciones divinas y ha caído en el sentimentalismo. Considere algunas Escrituras claves para ilustrar la distinción entre el amor y la Verdad.

" Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Juan 8:31,32

La mayor libertad puede solamente ser alcanzada por la total sumisión y el rendimiento incondicional a la Verdad. Aquí no aparece algo acerca del amor.

EL AMOR OBEDECE A LA VERDAD

Hay muchos que hablan fulgorosamente de su amor por Jesucristo y por los hombres perdidos. En Juan 14:15,21,23 y 24, Cristo enfatiza que la obediencia a la Verdad es la mejor forma de amor:

"Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. El que no me ama, no guarda mis palabras..."

Esta es a la que le llamamos la prueba de fuego: ¿Obedece el hombre los mandamientos del Señor Jesucristo? De nada sirve lo que hablamos acerca de nuestro amor; si no obedecemos a Cristo. Es la obediencia lo que cuenta, no las palabras. La obediencia sin amor es teóricamente posible, pero el amor sin obediencia es, en práctica, imposible. Ese es un sustituto satánico del plan de Dios.

EL AMOR ENSEÑA LA VERDAD

En Juan 21 se da un ejemplo de alguien que dijo mucho acerca de su amor por Cristo. Pero, cuando llegó la obediencia, no estuvo allí. Cuando vino la presión, su decisión se derrumbó y negó a su Señor. Después de la resurrección de Cristo, nuestro Señor confrontó a Pedro amorosamente, pero en verdad:

"...Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos... Pastorea mis ovejas... Apacienta mis ovejas". Juan 21:15-17

¿Cómo expresamos el amor al Señor Jesús de acuerdo a la lección de este encuentro? Por apacentar Sus corderos, como El mandó en la gran comisión. Entrenado a Sus discípulos y enseñándoles el consejo completo de Dios, enseñándoles todo lo que nos ha mandado.

En Hechos 20, encontramos un buen ejemplo de un Apóstol que obedeció a la gran comisión. Él no habla de amor a los Efesios en este pasaje. Pero, él mostró el amor supremo a todos los discípulos en Éfeso. ¿Qué hizo por éllos? ¿Dijo él, les amo, les amo, les amo? Hechos 20:26-27 nos da la respuesta:

"Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios".

EL AMOR NADA OMITE

El resultado fue el que todos los que moraban en Asia, tanto Judíos como Gentiles, escucharon la Palabra del Señor Jesucristo. Pablo basó su evangelismo en sana instrucción doctrinal. Esa es la clave de Dios para el evangelismo mundial. Las palabras de Pablo en Gálatas 1:6 fueron desafiantes y necesarias, así como lo dice en Gálatas 4, para decirles la Verdad.

En Efesios 4, se nos dice cómo podemos tener el perfecto balance. Note los dones que Dios dio a la verdadera Iglesia, el cuerpo de Cristo, para el servicio y ministerio en esta era. "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros". Efesios 4:11

Cada uno de estos dones en forma de persona, son una persona doctrinal. Ellos están todos relacionados con la Verdad. Todos estuvieron implicados con la predicación, enseñanza y discipulado a la luz de revelar la Verdad. No hay enseñanza en el Nuevo Testamento sugiriendo que el amor es más importante que la doctrina o la Verdad.

En Gálatas 4:15 se hace referencia al amor, dónde leemos de, hablar la verdad en amor. El amor es una forma y manera de hablar la Verdad. El amor es siervo de la Verdad. Hace más fácil de recibir, absorber y digerir. Pero, nunca debe permitirse eclipsar o poner a un lado la Verdad. La Verdad de Dios nunca puede cambiar, pero la Verdad de Dios en manos de mensajeros humanos es un asunto delicado y fragil.

EL AMOR RESISTE EL VENENO

No hay sistema viviente conocido a la ciencia, que pueda sobrevivir sin un sistema complejo, elaborado y constantemente usado, para purificarse a si mismo de los venenos. Esto es verdad en la Iglesia de Dios. Es imposible para una organización el sobrevivir sin que tenga un sistema para purificarse de influencias venenosas.

Necesitamos recordar que estamos en un medio altamente venenoso. Estamos inmersos en el mundo de Satanás. Él tiene constante acceso a cada siervo de Dios a través de su naturaleza caída. ¿Cómo puede ser evaluado el éxito relativo de un ministro Cristiano fuera de la infalible Palabra de Dios? ¿Quién puede determinar lo que ese éxito significa?

EL AMOR PROTEGE AL REBAÑO

¿Alentó el Señor Jesucristo a Sus discípulos a que escucharan simpáticamente a los líderes religiosos de ese tiempo? Su respuesta está dada en Mateo 7:15. "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces". Pero, hoy en día se nos dice por medio de los neo-evangélicos que debemos estudiar y enseñar en universidades y colegios de teología liberales. Hay una cosa peor que la división y esa es la paz a costa de comprometer la Verdad. La Verdad es infinitamente más importante que la falsa unidad del mundo.

EL AMOR CORRIGE EL ERROR

¿Por qué? Porque por causa de la Verdad, aún las familias resbalarán en la hostilidad, si es que alguien en esa unidad puede perpetuar la Verdad de Dios. En Romanos 16:17, Pablo dice:

"Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos".

Si honramos y amamos al Señor Jesucristo, velaremos contra cualquier cosa que pueda destruir Su Verdad. Evitaremos a ese tipo de personas.

Una buena forma de vida o buena doctrina, es siempre contamidada por un mal medio ambiente o una mala asociación. Una mera asociación de lo bueno con lo malo nunca hará a la mala cosa mejor. Lo bueno se pone mal, lo malo no mejora. Es lo mismo con una manzana podrida en un tonel. La mala nunca mejora, pero las buenas se contaminan (1 Cor. 15:33). ¿Es correcto para la pureza doctrinal ser sumergida descaradamente por causa de la unidad eclesiástica mundial? Seguramente, esto es una negación total a la Palabra del Espíritu Santo a través de las Santas Escrituras.

[Adaptado de un escrito de John Withcomb Jr. y Rick Miesel]

Antes de tomar una decisión

LISTADO DE DISCERNIMIENTO BÍBLICO
Las acciones que pasen este examen, serán sin duda las correctas. Si logras hacerte estas preguntas antes de tomar una decisión, sin duda demostrarás ser un hombre y una mujer de discernimiento y temor de Dios.

1. ¿Es algo justo? 1 Juan 5:17 "Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte".

2. ¿Me traerá tentación? Romanos 13:14 "Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".

3. ¿Da esto lugar al Diablo? Efesios 4:27 "Ni deis lugar al diablo".

4. ¿Hay algo en la Biblia contrario a esto? Isaías 8:20 "¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido".

5. ¿Estoy confiando en Dios o dependiendo de mi propia fuerza? Prov. 3:5-6 "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas".

6. ¿Es algo dudoso? Romanos 14:23 "Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado".

7. ¿Será motivo de tropiezo para alguien? Romanos 14:21 "Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite".

8. ¿Tiene apariencia de maldad para alguien? 1 Tesal. 5:22 "Absteneos de toda especie de mal".

9. ¿El Señor Jesucristo lo haría? 1 Pedro 2:21 "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas". Romanos 8:29 "Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos".

10. ¿Agradará a Dios? Juan 8:29 "Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada".

11. ¿Estoy tratando de impresionar a otros con mi espiritualidad? Hechos 5:1-11 Ananías y Safira

12. ¿Espero que alguien me exhalte? Galatas 5:26 "No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros".

13. ¿Es algo edificante? 1 Corintios 14:26 "¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación".

14. ¿Estoy siendo egoista? Filipenses 2:3-4 "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros".

15. ¿Estoy negando la carne? Lucas 14:26 "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo".

16. ¿Estoy poniendo a Cristo primero? Col. 1:18 "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia".

17. ¿Es conveniente? 1 Cor. 10:23 "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica".

18. ¿Traerá groria a Dios? 1 Cor. 10:31 "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios".

19. ¿Me estoy engañando a mi mismo? 1 Cor. 3:18 "Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio".

20. ¿Tengo que esconderme de alguien? --Voltendo alrededor-- 2 Cor. 4:2 "Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios".

21. ¿Puede esto dañar el Templo de Dios? 1 Cor. 3:17 "Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es". 1 Cor. 6:19 "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?".

22. ¿Puedo agradecer a Dios, sinceramente? 1 Tesalonicenses 5:18 "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús".

23. ¿Puedo hacerlo en el nombre de Cristo? Colosenses 3:17 "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él".

24. ¿Podré seguir haciéndolo? Colosenses 3:23 "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres". Eclesiastés 9:10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría".

25. ¿He orado acerca de esto? Salmos. 66:18 "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado". Filipenses 4:6 "Por nada esteis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias".

26. ¿Me gustaría estar haciendo esto cuando Cristo viniera? 1 Juan 2:28 "Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados".

viernes, 25 de abril de 2014

A la manera de Dios

En Éxodo 17:1-7, vemos un incidente. Dios le dijo a Moisés: "Y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas". Luego se le dice: "Y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua". Moisés se aproxima, y da su breve discurso en el versículo 10 [Números 20]... golpea la peña dos veces y brota abundante agua.
Note que el agua salió en cantidad abundante. Aquí se encuentra la primera cosa digna de tomar en cuenta. Él [Moisés] fue un hombre exitoso. La gente tenía sed. Él golpea la peña y el agua sale en super abundancia y la necesidad se suple. Si se observa esto hablando humanamente, se podría decir que el trabajo fue hecho. Fue algo bien hecho. Lo cierto es que no fue así. ¡Fue el más grande fracazo de Moisés!

Si la nación de Israel tuviera que evaluar a Moisés, seguramente dirían: "Es otra evidencia de que Moisés es un siervo de Dios". Pero, ¿sabe usted lo que esto realmente es? Es la evidencia de la rebelión en el corazón de Moisés.

Debemos nosotros ser muy cuidadosos. Algunas veces como creyentes nos inclinamos a ver lo que llamanos "resultados", y al decir: "¡Dios está bendiciendo ese ministerio! ¡Mira lo que está pasando! ¡La gente está siendo salva! ¡Las necesidades son suplidas! ¡Observen la abundante asistencia! ¡No cabe duda de que la mano de Dios está sobre él! ¿Cómo puede alguien dudar esto?". Pero, tome en cuenta que este es el más grande fracazo de Moisés. Por causa de este pecado, él no pudo entrar en la tierra de Canaan. Todo lo que Moisés hizo, toda su fidelidad, toda su intercesión, toda el agua provista se opacaron por culpa de este pecado que también impide que Moisés entre en Canaan.

Necesitamos tener cuidado. Dios no busca sólo los resultados. Él quiere que las cosas se hagan a Su Manera. El punto no es si la gente es salva o no. El punto es: "¿Está hecho de la forma en que Dios quiere?". Él puede salvar a cualquiera. Pero, lo que Él nos ha llamado a hacer es hacer las cosas a Su Manera.

Cualquiera podría decir: "Las cosas están sucediendo. ¡Esa es la marca de aprobación de Dios!" Hubo agua abundantemente, aun los animales bebieron y se saciaron, ¿qué más se puede pedir? -- La respuesta es: ¡OBEDIENCIA! Moisés no la tuvo [Num. 20:12].

Dios dijo a Moisés que no entraría en la Tierra Prometida por causa de su incredulidad [Números 20:24; Salmos 106:32,33], y porque Dios no fue exaltado por Santo ante el Pueblo.

Cuando alguien sirve a Dios de una manera que no es de acuerdo a lo que Él ha mandado, Dios no es exaltado ante Su Pueblo. Israel obtuvo su agua, ¿cierto? ¡Fue algo sobrenatural! ¿Qué diferencia tenía para el pueblo de Israel, si la peña era golpeada o se le hablaba? ¿Por qué podría esto afectar la santidad de Dios?

La santidad de Dios es exaltada cuando se le sirve en obediencia. [Y sólo así puede el ministerio de alguien ser contado como exitoso].

Los 4 evangelios

Los Cuatro Evangelios

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1 Cor. 2:14)

1. ¿Porque cuatro evangelios? En el tiempo de los apóstoles habían cuatro clases representantes del pueblo: judíos, romanos, griegos, y un grupo de todos: la Iglesia. Cada uno de los escritores escribió para cada clase, adaptando al carácter de ellos, sus necesidades e ideales.

2. Mateo, escribió a los judíos que esperaban la venida del Mesías prometido, presenta a Jesús sus credenciales como el Mesías. Lucas escribiendo a un pueblo culto, los griegos, cuyo ideal era un Hombre perfecto, hace que su evangelio gire alrededor de Cristo como la expresión de ese ideal. Marcos escribe a los romanos, un pueblo cuyo ideal era el poder y el servicio, así que les presenta a Cristo Conquistador y Poderoso. Juan tiene en la mente las necesidades de todas las naciones, de modo que presenta las verdades más profundas del evangelio, las enseñanzas de la deidad de Jesucristo y del Espíritu Santo.

3. Este principio de adaptación Pablo lo ilustra en 1 Corintios 9:19-21dado en su ministerio entre los judíos y los gentiles:

“Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.”

Compárese su mensaje a los judíos en Hechos 13:14-41 con el dirigido a los griegos en Hechos 17:22-31.

4. Esa adaptación es una magnifica indicación de un designio divino en los cuatro evangelios. La mano de DIOS nos explica en forma sencilla para que podamos entender. La humanidad sigue siendo la misma de una época a otra y el mensaje de los evangelios es para todos nosotros.

Un evangelio no hubiese sido suficiente para poder presentar los muchos aspectos de Cristo Jesús. Cada uno de ellos lo presenta desde un aspecto diferente. Mateo lo presenta como Rey, Marcos lo presenta como Conquistador (y siervo), Lucas lo presenta como el Hijo del Hombre, y Juan como Hijo de Dios. Esta vista de Cristo es como la vista de un gran edificio, solo un lado se puede ver a la vez.

5. EL hecho de que los evangelistas escribieron sus libros desde diferentes puntos de vista, explicara las diferencias entre ellos: sus omisiones y adiciones, sus aparentes contradicciones ocasionales, y su falta de orden cronológico. Los escritores no procuraron producir una biografía completa del Maestro, sino que tomaron en consideración las necesidades y el carácter de un pueblo a quien escribían. Ellos escogieron aquellos incidentes y discursos que darían énfasis a su mensaje particular.

6. Mateo, escribiendo para el judío, hace que todo en su evangelio, la selección de sus incidentes, las omisiones y adiciones, la agrupación de acontecimientos sirvan para dar énfasis a la misión mesiánica de Jesús. Y así mismo hacen los otros escritores. Los primeros tres evangelios son llamados sinópticos porque presentan una sinopsis de los mismos acontecimientos y tienen un plan común. EL evangelio de Juan está escrito enteramente diferente de los otros tres.

El término «sinóptico» proviene de los formantes griegos συν (syn, «junto») y οψις (opsomai, «ver»). La palabra «sinóptico» indica que los contenidos de estos tres evangelios pueden ser dispuestos para ser «vistos juntos», bien en columnas verticales paralelas, bien en sentido horizontal.

7. Los sinópticos contienen un mensaje evangelistico para el hombre no espiritual, el nuevo creyente. Juan contiene un mensaje espiritual para el cristiano. En los tres se despliega más su vida pública; pero en Juan, se muestra su vida privada. En los tres nos impresiona SU humanidad REAL y PERFECTA; en Juan, SU IMPONENTE Y VERDADERA DEIDAD. (Adaptado de: A Través de la Biblia, Myer Pearlman)

Paz de Cristo

Doctrinas

Existen muchas diferentes iglesias que se llaman Cristianas Protestantes. Estas divisiones dentro del Cristianismo Protestante se le conocen como “denominaciones,” y tal vez hayas escuchado de algunas, como “Pentecostal,” “Evangelista,” “Bautista,” “Adventista,” etc.

Pero, ¿de dónde salen las denominaciones Protestantes? ¿Por qué hay tantas? ¿Hay alguna que se equivoque?

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Tres Tipos de Doctrina

Lo primero que es importante entender son las tres esferas de doctrinas que existen en el Cristianismo. En orden de importancia, ellas son:

Doctrina Esencial
Doctrina Secundaria
Doctrina Terciaria
Veamos cada una en detalle.

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Doctrina Esencial

La Doctrina Esencial es la más importante. La Doctrina esencial contiene las creencias básicas, esenciales y necesarias para poder ser Cristianos. Una religión NO es Cristiana si carece o distorsiona algún aspecto de esta Doctrina Esencial.

¿Qué incluye la Doctrina Esencial?

Trinidad (Dios es Trino o Tri-Uno)
Deidad de Cristo
Su encarnación
Expiación vicaria (perdón de pecados a través de la muerte de Jesucristo)
Salvación por gracia, a través de la fe
Resurrección corporal de Cristo
Autoridad de las Escrituras
Si una religión tiene algunos elementos de esta Doctrina Esencial y otros no, se le conoce como una secta del Cristianismo. Los Testigos de Jehová, por ejemplo, rechazan ciertos aspectos de la divinidad de Jesús. Esto hace que sean una secta del Cristianismo y no una iglesia Cristiana en sí.

Es necesario recalcar que creer en la Doctrina Esencial es lo que nos hace hermanos en Cristo. Es por esto que podemos ser unos y tener unidad, a pesar de las diferencias que puedan haber entre las denominaciones. Es aquí que tenemos que mirar para encontrar lo que nos une y nos hace iguales ante los ojos de Dios. Es aquí que necesitamos poner énfasis.

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Doctrina Secundaria

La Doctrina Secundaria son aquellas creencias y dogmas que se practican el las iglesias que no pueden convivir bajo un mismo techo. Es aquí que la iglesia se “divide” en denominaciones, como los Evangélicos, los Bautistas, los Pentecostales, etc.

¿A qué nos referimos con creencias que no pueden “vivir bajo un techo”?

Hay iglesias que piensan que las mujeres no deben ser pastores y hay otras que sí. En esta esfera doctrinal también se encuentra el famoso debate de “predestinación vs. libre albedrío.” Hay iglesias que entienden que hay que guardar el sábado y otras no. Así sucesivamente. Obviamente, no puede haber mentalidades opuestas sobre temas como éstos dentro de la misma iglesia, por lo cual se sub-dividen en denominaciones. Es por esta razón que surgen, por discrepancias sobre la expresión del texto Bíblico.

Vale la pena resaltar que, aunque estas diferencias son importantes para los que practican tal o cual, no son divisoras de la fe que tenemos en Jesucristo. Por lo menos, no lo deben ser. Nuestra salvación es lo que nos une y ésta depende de confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y creer en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos (Romanos 10:9-10). Esto es Doctrina Esencial, no secundaria.

Somos hermanos en Cristo, no porque estemos – literalmente – bajo un mismo techo, sino porque creemos en las mismas cosas sobre el mismo Dios (Doctrina Esencial), independientemente de cómo las creamos o expresemos (Doctrina Secundaria).

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Doctrina Terciaria

La Doctrina Terciaria son aquellas creencias y dogmas que se practican el las iglesias que sí pueden convivir bajo un mismo techo.

Por ejemplo, cosas sobre qué vestimenta es apropiada; si el Rapto es “antes, durante o después” de la Gran Tribulación (o que sólo habrá “segunda venida” y no “rapto”); si hablar en lenguas es confirmación de la recepción del Espíritu Santo o no; si la Creación fue en 6 días de 24 horas o no, diferentes ideas sobre guerra espiritual y muchas otras cosas semejantes. Nota que éstas son ideologías que fueron hechas no porque Dios dijo, sino por convenciones culturales/sociales de cada iglesia o deducciones personales de lo que la Biblia dice.

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Lo que atenta en contra de la Unidad

Cabe resaltar el hecho que de muchos errores se cometen confundiendo doctrinas Secundarias y Terciarias con la Doctrina Esencial. Estos errores, por lo general, terminan en personas rechazando la iglesia (o la religión organizada en su totalidad) y atentan en contra de la unidad que Jesús requirió de nosotros los Cristianos (es decir, los que creemos en la Doctrina Esencial) en Juan capítulo 17.

Es importante entender que la unidad no significa ser iguales ni estar de acuerdo en todo. La unidad es poder trabajar juntos hacia una misma meta, a pesar de nuestras diferencias. ¿Cuál es nuestra meta? Conocer a Dios y darlo a conocer – juntos, unidos. Si no, el mundo no creerá que Jesús es el Hijo Dios (Juan 17:21). El Cristianismo no es para llaneros solitarios, es para vivirse en comunidad.

50 Razones

Cincuenta Razones Por Las Cuales Un Salvo Jamás Puede Perderse.

1. ¡LA VIDA ETERNA ES ETERNA! Juan 3:15, 10:28, Romanos 6:23, 1 Juan 2:25, 5:11, 5:13, etc.; Por definición, eterno: que nunca se termina. Una vez que un creyente tiene la vida eterna esta nunca puede perderse. ¡Si pudiera perderse no sería eterna!

2. ¡LA VIDA ETERNA ES ETERNA! Daniel 12:2; Juan 3:16, 3:36, 5:24, 6:40, 6:47; Romanos 6:22; etc.; de la misma manera, la vida eterna nunca puede terminarse. Esta es eterna independientemente del comportamiento del creyente.

3. ¡ESTA ES LA VOLUNTAD DE DIOS! Juan 6:39; esta es la voluntad de Dios que no se pierda ninguno de los que vienen a Cristo.

4. ¡PARA EL SALVO ESTA RESERVADO EL CIELO! 1 Pedro 1:4; una herencia en el cielo es reservada para el creyente.

5. ¡LA SALVACIÓN (LA HERENCIA) ES INCORRUPTIBLE! 1 Pedro 1:4; Nadie puede corromper algo que Dios ha hecho incorruptible.

6. ¡LA SALVACIÓN (LA HERENCIA) NO PUEDE SER PROFANADA! 1Pedro 1:4; Nadie puede profanar lo cual Dios dice no puede ser profanado.

7. ¡EL SALVO ES SELLADO CON EL ESPÍRITU SANTO! Efesios 1:13; ningún poder en el Cielo o la tierra puede romper el sello de Dios.

8. ¡EL SALVO ES SELLADO PARA EL DÍA DE RESCATE(AMORTIZACIÓN)! Efesios 4:30; el creyente es sellado hasta el día que Dios redima su cuerpo.

9. ¡EL ESPÍRITU SANTO LO SOSTENDRÁ SIEMPRE! Juan 14:16-17; la morada del Espíritu Santo es permanente.

10. ¡EL SALVO ES CONSERVADO SIEMPRE! Salmo 37:28; Dios conserva al santo siempre.

11. ¡EL SALVO ES NACIDO DE DIOS! Juan 1:12-13 el creyente en realidad es hecho hijo de Dios y no puede ser "nonato".

12. ¡EL SALVO ES UNA NUEVA CRIATURA! 2 Corintios 5:17; Dios ha hecho al creyente una criatura nueva y nadie pueden "DES-CREARLO".

13. ¡EL SALVO ES CREADO EN CRISTO JESÚS! Efesios 2:10; el santo ha sido creado en su Salvador.

14. ¡EL SALVO ES CONSERVADO PARA EL REINO DIVINO! 2 Timoteo 4:18; el creyente es conservado como Pablo ya que Dios no hace ninguna acepción de personas.

15. ¡EL SALVO ES GUARDADO(MANTENIDO) POR EL PODER DE DIOS! 1 Pedro 1:5; ya que Dios lo guarda(mantiene), el creyente no puede caerse de la salvación.

16. ¡CRISTO HA ORADO POR EL SALVADO! Juan 17:11; Jesús oró para que Dios guardara a todos los que Él le había dado.

17. ¡LAS OBRAS NO PUEDEN AFECTAR SU SALVACIÓN! Romanos 11:6; la salvación no es ganada por obras, por lo tanto no puede perderse por obras.

18. ¡SU FE ES CONTADA POR JUSTICIA! Romanos 4:5; esto es la fe que trae la salvación(a un creyente)

19. ¡NADA PUEDE SEPARARLO DEL AMOR DE CRISTO! Romanos 8:38-39; nada material, inmaterial, el pasado, el presente, o el futuro puede separar a un creyente del amor de Cristo.

20. ¡LA SALVACIÓN ES DEL SEÑOR! Jonás 2:9; la salvación es obra de Dios. Él la compró y la proporcionó.

21. ¡DIOS ES CAPAZ DE GUARDARLO! 2 Timoteo 1:12; la salvación del creyente se basa en la capacidad omnipotente de Dios de guardarlo(mantenerlo)

22. ¡DIOS LE PROMETE NO ENTRAR EN CONDENACIÓN! Juan 5:24; esta promesa sería rota si algún creyente cayese en la condena eterna.

23. ¡DIOS LE PROMETE NO FALLECER NUNCA! Juan 10:27-28; cada santo tiene una promesa incondicional que no perecerá jamás.

24. ¡EL SALVO NUNCA SERÁ EXPULSADO! Juan 6:37; ningún creyente bajo ninguna circunstancia va a ser echado por Cristo o del Cielo.

25. ¡TODO LAS COSAS SON PARA SU BIÉN! Romanos 8:28; perder su salvación no sería algo bueno para él.

26. ¡EL SALVO ESTÁ EN LA MANO DE CRISTO! Juan 10:28; el creyente está en la mano de su Salvador.

27. ¡EL SALVO ESTÁ EN LA MANO DEL PADRE! Juan 10:29-30; el santo está en la mano de su Padre divino.

28. ¡EL SALVO ES, Y SIEMPRE SERÁ, UNA OVEJA! Juan 10:27-28; una oveja representa a una persona salvada y no puede cambiarse lo que es.

29. ¡LA PIEDAD DE DIOS NUNCA SE TERMINA! Tito 3:5; el creyente es salvado por la piedad de Dios y esto dura para siempre (Salmo 136)

30. ¡DIOS NO PUEDE MENTIR! Tito 1:2; una vez que Dios ha salvado a un creyente, él no puede volver sobre Su palabra.

31. ¡SUS PECADOS SE HAN IDO PARA SIEMPRE! Salmo 103:12; Miqueas 7:19; Isaías 38:17, 44:22; Hebreos 10:17; dice Dios que nunca más se acordará de sus pecados y transgresiones, los pecados de los santos se han ido.

32. ¡EL SALVO SERÁ COMO CRISTO! 1 Juan 3:2; esto es una certeza, el creyente será como Cristo.

33. ¡DIOS VE AL SALVO COMO YA GLORIFICADO! Romanos 8:30; el santo aparece como glorificado a la vista de Dios.

34. ¡EL SALVO HA NACIDO DE UNA SEMILLA INCORRUPTIBLE! 1Pedro 1:23; el nuevo nacimiento del Cristiano es de la semilla incorruptible.

35. ¡EL SALVO APARECERÁ CON CRISTO EN LA GLORIA! Colosenses 3:4; promete al santo aparecer con Cristo cuando Él vuelva.

36. ¡EL SALVO ESTÁ OCULTO EN CRISTO! Colosenses 3:3; el creyente está profundamente muerto pero vivo en Cristo.

37. ¡EL SALVO ESTÁ MUERTO AL Y LIBERADO DEL PECADO! Romanos 6:2-7; el pecado no puede afectar más el destino del santo. Él es liberado de ello.

38. ¡EL SEÑOR AHORA ORA POR ÉL! Hebreos 7:25; el Señor en este momento intercede en nombre del creyente.

39. ¡DIOS TERMINARÁ LO QUE ÉL COMENZÓ! Filipenses 1:6; Dios comenzó el trabajo de salvación y lo terminará.

40. ¡EL SALVO TIENE EL RESCATE ETERNO! Hebreos 9:12; cada creyente ha sido redimido para siempre de sus pecados.

41. ¡SU VIDA ES LA VIDA DE CRISTO! Colosenses 3:4; la vida del santo es la propia vida de Cristo, ¿cómo podría perderse?

42. ¡EL SALVO TIENE UN CONVENIO ETERNO CON DIOS! Hebreos 13:20; Dios hizo un convenio: dar Vida Eterna al santo.

43. ¡EL SALVO ESTÁ LIBRE DE CAERSE, POR CRISTO! Judas 24; el cristiano no puede caerse de la gracia porque Cristo lo guarda(mantiene)

44. ¡LA SALVACIÓN ES UN REGALO GRATUITO! Romanos 6:23; EL SALVO recibe un regalo gratis, sin condiciones.

45. ¡SE LE HA IMPUTADO JUSTICIA! Romanos 4:6-7; la justicia que el santo tiene es la justicia perfecta de Cristo.

46. ¡EL SALVO ES UNA PARTE DE CRISTO! Efesios 5:30; cada creyente es una parte del cuerpo de Cristo. " Hueso de Su hueso... "

47. ¡CRISTO ES EL AUTOR Y EL CONSUMADOR DE SU SALVACIÓN! Hebreos 12:2; Cristo comenzó y terminará su salvación.

48. ¡EL SALVO HA SIDO PREDESTINADO PARA SER CONFORMADO A LA IMAGEN DE CRISTO! Romanos 8:29; después de la salvación el creyente es predestinado.

49. ¡LA SANGRE DE CRISTO HA HECHO LA PAZ PARA EL SALVO! Colosenses 1:20; el santo tiene paz con Dios por la sangre.

50. ¡LA BIBLIA HA SIDO ESCRITA PARA QUE ÉL PUDIERA CREER Y SABER! 1 Juan 5:13; ¡El santo puede saber que TIENE SALVACIÓN ETERNA!.

jueves, 24 de abril de 2014

Perseverando en la sana doctrina

¿Cómo podemos perseverar en la sana doctrina?

“La iglesia no necesita tanta teología, sino un evangelio práctico para vivir en las calles.” La anterior pronunciación la escuché de una predicadora de multitudes. Sin caer en la falta de ética, que pueda provocar la crítica, quiero hacer referencia a este aspecto.

Si en realidad no necesitamos la teología como método de estudio bíblico, ¿cómo podemos llegar a la conclusión de un evangelio práctico para enfrentar la vida? Creo que hoy más que nunca la iglesia está siendo llamada a saber lo que cree y cómo expresarlo. La iglesia primitiva, y con ella el apóstol Pablo, hicieron su mayor énfasis en la evangelización y el discipulado.

El llamado de edificar la grey relaciona la necesidad de fundamentar los principios y conceptos clave del evangelio. Es la persona de Jesús como fundamento y referencia de orientación, quien forma a sus discípulos en la misión de la iglesia.[1]

No podemos proponer un nuevo estilo de discipulado cuando Jesús nos manifestó la forma de hacerlo. He conocido jóvenes bien intencionados y con la pasión de vivir el evangelio. Sin embargo, fracasan al instante de aplicar el evangelio. No podemos proponer una forma alternativa de interpretar el evangelio, a causa de que Jesús vivió y se manifestó como el evangelio.

Una de las condiciones que propuso el apóstol Pedro, para elegir un testigo en sucesión de Judas, fue la evidencia de que hubiera permanecido con Jesús.[2] A interpretar, por los acontecimientos del libro de los Hechos de los Apóstoles y las cartas paulinas, el inicio de la misión exigía discípulos comprometidos a permanecer como testigos manifestándose como un testimonio viviente de la persona de Jesucristo a la sociedad que habían sido comisionados a alcanzar.

¿Qué es el tema principal para testificar? Más que un tema de compromiso, la proclamación del reino revela la manifestación de Jesucristo llenando el escenario de la interpretación humana en su muerte y resurrección como mensaje culminante. En tanto que el pueblo de Israel en pleno esperaba la añorada independencia a través de su Mesías, éste les propuso la verdadera solución humana desde la perspectiva de la regeneración divina.

El Valor de la Razón

Algunas personas piensan que ser anti intelectual es piadoso por aquello de que “el conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1Cor. 8:1). Tales personas pierden de vista no sólo que la Biblia nos manda amar a Dios con toda nuestra mente, sino también algunos aspectos de la naturaleza de Dios y de Su revelación.

La Naturaleza de Dios

Nuestro Dios es un Dios racional, perfecto en conocimiento. El conoce todas las cosas, tanto las reales como las posibles (1Sam. 23:11-13; Job 37:16; 1Jn. 3:20). La Biblia señala a Dios como el “único sabio Dios” (Rom. 16:27), como el Dios de verdad, completamente confiable (Tito 1:2; Rom. 3:4; He. 6:18). Su Palabra es verdad (Jn. 17:17, y Su Iglesia (no las universidades) es columna y baluarte de la verdad (1Tim. 3:15). Conocer a Dios necesariamente involucra nuestras capacidades mentales.

La Naturaleza de la revelación bíblica

1. La revelación es verdad y ha de ser entendida racionalmente.

Las palabras bíblicas que se usan en hebreo y en griego para indicar la idea de revelación implican, no solo que Dios es una Persona que se ha dado a conocer, sino también que ha revelado proposiciones verdaderas objetivas y comprensibles.

Dios no solo se ha dado a conocer a Sí mismo, sino que también nos ha dado a conocer la verdad, una verdad que requiere del esfuerzo de nuestras mentes para ser comprendida y aplicada. Por la naturaleza de la Biblia, necesitamos para su comprensión la iluminación del Espíritu Santo, pero necesitamos aplicar también el estudio serio y concienzudo.

Algunas partes de las Escrituras son fáciles de entender, mientras que otras requieren de un esfuerzo mayor (2P. 3:16). A mayor desarrollo de la mente y del entendimiento de las reglas de hermenéutica, mayor será la capacidad de comprender el significado de la Biblia.

“Necesitamos iglesias locales dedicadas a la tarea de entrenar a los creyentes a pensar teológica y bíblicamente. Debemos desarrollar cristianos inteligentes; esto es, cristianos que tengan el entrenamiento mental para ver asuntos claramente, para hacer cuidadosamente distinciones importantes, y sopesar varios factores apropiadamente” (J. P. Moreland; Love your God with all your mind; pg. 48-49).

2. Tres textos importantes:

Rom. 12:1-2.

No podemos comprobar, esto es, dar a conocer a nosotros mismos y a otros, cuál es la voluntad de Dios, si no hay una renovación o transformación de nuestro entendimiento. Esto coloca nuestras mentes en el centro mismo del proceso transformador en el que estamos envueltos si somos cristianos.

Todo creyente desea conocer la voluntad de Dios, pero este texto nos dice que a menos que presentemos nuestros cuerpos para ser transformados, incluyendo por supuesto nuestras mentes, eso no será posible.

Mt. 22:23-39.

Ya vimos al principio algo del significado de los versículos 37ss. Ahora solo quiero hacer notar el contexto. En los versículos anteriores vemos a Cristo confrontado por los saduceos con el tema de la resurrección.

La pregunta de estos hombres dejaba a Cristo tres opciones aparentes: 1) Negar la resurrección; 2) aceptar la poligamia y el adulterio al afirmar que en el cielo ella sería mujer de los siete; y 3) injustamente limitar a uno solo de los hermanos.

La respuesta de Cristo tiene dos partes: en primer lugar, quita a los saduceos la base de la dificultad que plantean con respecto a la resurrección al afirmar que en el cielo no hay matrimonio; en segundo lugar, prueba bíblicamente la resurrección, pero citando un pasaje que, visto superficialmente, nos puede parecer inadecuado.

¿Por qué no usó mejor Dn. 12:2 que habla explícitamente de la resurrección? Porque los saduceos no aceptaban la autoridad del libro de Daniel, pero sí tenían en alta estima el texto que el Señor citó.

Esto nos muestra que Cristo conocía la Escritura, pero conocía también a sus oponentes; y también nos muestra que aplicaba su inteligencia al estudio de las Escrituras para extraer conclusiones, aun del tiempo de los verbos que allí se usan.

Dado que este texto se encuentra inmediatamente antes de Mt. 22:37ss, este es un buen ejemplo de lo que significa amar a Dios con toda la mente.

1P. 3:15.

Hay dos palabras claves aquí: apología y logos. Apología significa “defender algo” ya sea ofreciendo argumentos positivos a favor de, o respondiendo argumentos negativos en contra de. Eso era lo que Pablo hacía al evangelizar (Hch. 14:15-17; 17:2,4, 17-31; 18:4; 19:8).

El persuadía a las personas ofreciéndoles argumentos racionales a favor de la verdad del evangelio. Incluso cita en Atenas a dos filósofos paganos, Epiménides y Arato de Soles (Hch. 17:28).

Ahora bien, el punto es que aquí en 1P. 3:15 no se nos sugiere que hagamos eso, se nos ordena (leer). La palabra logos en este caso significa “evidencia o argumento que provee una justificación razonable para alguna creencia”.

Lo que Pedro está diciendo es que nosotros debemos estar preparados para proveer argumentos racionales y buenas razones para creer lo que creemos, y esto envuelve la mente. Pr. Sugel Michelén

Lo que enseñamos

LO QUE ENSEÑAMOS

Las Santas Escrituras

Enseñamos que la Biblia es la revelación escrita de Dios al hombre, y de esta manera los sesenta y seis libros de la Biblia que nos han sido dados por el Espíritu Santo constituyen la Palabra de Dios plenaria (inspirada en todas sus partes por igual) (1 Corintios 2:7-14; 2 Pedro 1:20-21).

Enseñamos que la Palabra de Dios es una revelación objetiva, proposicional (1 Tesalonicenses 2:13; 1 Corintios 2:13), verbalmente inspirada en cada palabra (2 Timoteo 3:16), absolutamente inerrante en los documentos originales, infalible, y exhalada por Dios. Enseñamos la interpretación literal, gramatical-histórica de la Escritura la cual afirma la creencia de que los capítulos de apertura de Génesis presentan la creación en seis días literales (Génesis 1:31; Éxodo 31:17).

Enseñamos que la Biblia constituye el único estándar infalible de fe y práctica (Mateo 5:18; 24:35; Juan 10:35; 16:12-13; 17:17; 1 Corintios 2:13; 2 Timoteo 3:15-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21).

Enseñamos que Dios habló en Su Palabra escrita mediante un proceso dual de autores. El Espíritu Santo guió de tal manera a los autores humanos que, a través de sus personalidades individuales y diferentes estilos de escritura, compusieron y escribieron la Palabra de Dios para el hombre (2 Pedro 1:20-21) sin error en el todo o en la parte (Mateo 5:18; 2 Timoteo 3:16).

Enseñamos que, mientras que puede haber varias aplicaciones de algún pasaje en particular de la Escritura, no hay más que una interpretación verdadera. El significado de la Escritura debe ser encontrado al aplicar de manera diligente el método de interpretación literal gramatical-histórico bajo la iluminación del Espiritu Santo (Juan 7:17; 16:12-15; 1 Corintios 2:7-15; 1 Juan 2:20). La responsabilidad de los creyentes consiste en estudiar para llegar a la verdadera intención y significado de la Escritura, reconociendo que la aplicación apropiada es obligatoria para todas las generaciones. Sin embargo la verdad de la Escritura está en una posición en la que juzga a los hombres; quienes nunca están en una posición de juzgarla.

Dios

Enseñamos que no hay más que un Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 6:4; Isaías 45:5-7; 1 Corintios 8:4), un Espíritu infinito, que todo lo sabe (Juan 4:24), perfecto en todos Sus atributos, uno en esencia, existiendo eternamente en tres Personas—Padre, Hijo y Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14)—mereciendo adoración y obediencia cada uno por igual.

Dios el Padre

Enseñamos que Dios el Padre, la primera persona de la Trinidad, ordena y dispone todas las cosas de acuerdo a Su propósito y gracia (Salmo 145:8-9; 1 Corintios 8:6). El es el Creador de todas las cosas (Génesis 1:1-31; Efesios 3:9). Como el único Gobernante absoluto y omnipotente en el universo, El es soberano en la creación, providencia, y redención (Salmo 103:19; Romanos 11:36). Su paternidad involucra tanto Su designación dentro de la Trinidad como Su relación con la humanidad. Como el Creador El es Padre de todos los hombres (Efesios 4:6), pero El únicamente es el Padre espiritual de los creyentes (Romanos 8:14; 2 Corintios 6:18). El ha decretado para Su propia gloria todas las cosas que suceden (Efesios 1:11). El continuamente sostiene, dirije, y gobierna a todas las criaturas y a todos los acontecimientos (1 Crónicas 29:11). En Su soberanía El no es ni el autor de ni El que aprueba el pecado (Habacuc 1:13; Juan 8:38-47), ni tampoco anula la responsabilidad de criaturas morales e inteligentes (1 Pedro 1:17). En Su gracia El ha escogido desde la eternidad pasada a aquellos a quienes El ha determinado que sean suyos (Efesios 1:4-6); El salva del pecado a todos los que vienen a El por medio de Jesucristo; El adopta como suyos a todos aquellos que vienen a El; y El se convierte, al adoptarlos, en Padre de los Suyos (Juan 1:12; Romanos 8:15; Gálatas 4:5; Hebreos 12:5-9).

Dios el Hijo

Enseñamos que Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, posee todos los atributos divinos, y en estos El es igual a Dios, cosubstancial, y coeterno con el Padre (Juan 10:30; 14:9).

Enseñamos que Dios el Padre creó de acuerdo a Su propia voluntad, a través de Su Hijo, Jesucristo, por medio de Quien todas las cosas continúan existiendo y operando (Juan 1:3; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:2).

Enseñamos que en la encarnación (Dios hecho hombre) Cristo rindió o hizo a un lado únicamente las prerrogativas de deidad pero nada de la esencia divina, ni en grado ni en tipo. En Su encarnación, la segunda Persona de la Trinidad, existiendo eternamente, aceptó todas las características esenciales del ser humano y de esta manera se volvió el Dios-Hombre (Filipenses 2:5-8; Colosenses 2:9).

Enseñamos que Jesucristo representa a la humanidad y deidad en una unidad indivisible (Miqueas 5:2; Juan 5:23; 14:9-10; Colosenses 2:9).

Enseñamos que nuestro Señor Jesucristo nació de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:23, 25; Lucas 1:26-35); que El era Dios encarnado (Juan 1:1, 14); y que el propósito de la encarnación fue revelar a Dios, redimir a los hombres, y gobernar sobre el reino de Dios (Salmo 2:7-9; Isaías 9:6; Juan 1:29; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25-26; 1 Pedro 1:18-19).

Enseñamos que, en la encarnación, la segunda persona de la Trinidad hizo a un lado Su derecho a todas las prerrogativas de coexistencia con Dios y se atribuyó una existencia apropiada a un siervo mientras que nunca se despojó de Sus atributos divinos (Filipenses 2:5-8).

Enseñamos que nuestro Seños Jesucristo llevó a cabo nuestra redención por medio del derramamiento de Su sangre y de Su muerte sacrificial en la cruz y que Su muerte fue voluntaria, vicaria, sustitutiva, propiciatoria, y redentora (Juan 10:15; Romanos 3:24-25; 5:8; 1 Pedro 2:24).

Enseñamos que debido a que la muerte de nuestro Señor Jesucristo fue eficaz, el pecador que cree es liberado del castigo, la paga, el poder, y un día de la presencia misma del pecado; y que él es declarado justo, se le otorga vida eterna, y es adoptado en la familia de Dios (Romanos 3:25; 5:8-9; 2 Corintios 5:14-15; 1 Pedro 2:24; 3:18).

Enseñamos que nuestra justificación es asegurada por Su resurrección literal, física de los muertos y que El ahora, después de haber ascendido, está a la diestra del Padre, en donde ahora El es nuestro mediador como Abogado y Sumo Sacerdote (Mateo 28:6; Lucas 24:38-39; Hechos 2:30-31; Romanos 4:25; 8:34; Hebreos 7:25; 9:24 1 Juan 2:1).

Enseñamos que en la resurrección de Jesucristo de la tumba, Dios confirmó la deidad de Su Hijo y demostró que Dios ha aceptado la obra expiatoria de Cristo en la cruz. La resurrección corporal de Jesús también es la garantía de una vida de resurrección futura para todos los creyentes (Juan 5:26-29; 14:19; Romanos 1:4; 4:25; 6:5-10; 1 Corintios 15:20-23).

Enseñamos que Jesucristo regresará para recibir a la iglesia, la cual es Su cuerpo, en el rapto, y al regresar con Su iglesia en gloria, establecerá Su reino milenial en la tierra (Hechos 1:9-11; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 20).

Enseñamos que el Señor Jesucristo es Aquel a través de Quien Dios juzgará a toda la humanidad (Juan 5:22-23):

a. Creyentes (1 Corintios 3:10-15; 2 Corintios 5:10)

b. Habitantes de la tierra que estén vivos cuando El regrese en gloria (Mateo 25:31-46).

c. Muertos incrédulos en el Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15).

Como el Mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5), la Cabeza de Su Cuerpo que es la iglesia (Efesios 1:22; 5:23; Colosenses 1:18), y el Rey universal venidero, Quien reinará en el trono de David (Isaías 9:6; Lucas 1:31-33), El es el Juez que tiene la última palabra de todos aquellos que no confían en El cómo Señor y Salvador (Mateo 25:14-46; Hechos 17:30-31).

Dios el Espíritu Santo

Enseñamos que el Espíritu Santo es una Persona divina, eterna, no derivada, que posee todos los atributos de personalidad y deidad incluyendo intelecto (1 Corintios 2:10-13), emociones (Efesios 4:30), voluntad (1 Corintios 12:11, eternalidad (Hebreos 9:14), omnipresencia (Salmo 139:7-10), omnisciencia (Isaías 40:13-14), omnipotencia (Romanos 15:13), y veracidad (Juan 16:13). En todos los atributos divinos y en sustancia El es igual al Padre y al Hijo (Mateo 28:19; Hechos 5:3-4; 28:25-26; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; y Jeremías 31:31-34 con Hebreos 10:15-17).

Enseñamos que el Espíritu Santo ejecuta la voluntad divina en relación a toda la humanidad. Reconocemos Su actividad soberana en la creación (Génesis 1:2), la encarnación (Mateo 1:18), la revelación escrita (2 Pedro 1:20-21), y la obra de salvación (Juan 3:5-7).

Enseñamos que la obra del Espíritu Santo en esta época comenzó en Pentecostés cuando El descendió del Padre como fue prometido por Cristo (Juan 14:16-17; 15:26) para iniciar y completar la edificación del Cuerpo de Cristo, el cual es Su iglesia (1 Corintios 12:13). El amplio espectro de Su actividad divina incluye convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio; glorificando al Señor Jesucristo y transformando a los creyentes a la imagen de Cristo (Juan 16:7-9; Hechos 1:5; 2:4; Romanos 8:9; 2 Corintios 3:6; Efesios 1:13).

Enseñamos que el Espíritu Santo es el Maestro divino, Quien guió a los apóstoles y profetas en toda la verdad conforme ellos se entregaban a escribir la revelación de Dios, la Biblia. Todo creyente posee la presencia del Espíritu Santo Quien mora en él, desde el momento de la salvación, y el deber de todos aquellos que han nacido del Espíritu, consiste en ser llenos del (controlados por) el Espíritu (Juan 16:13; Romanos 8:9; Efesios 5:18; 2 Pedro 1:19-21; 1 Juan 2:20,27).

Enseñamos que el Espíritu Santo administra dones espirituales a la iglesia. El Espíritu Santo no se glorifica a Sí Mismo ni a Sus dones por medio de muestras ostentosas, sino que glorifica a Cristo al implementar Su obra de redención de los perdidos y edificación de los creyentes en la santísima fe (Juan 16:13-14; Hechos 1:8; 1 Corintios 12:4-11; 2 Corintios 3:18).

Enseñamos, con respecto a esto, que Dios el Espíritu Santo es soberano en otorgar todos Sus dones para el perfeccionamiento de los santos en el día de hoy y que hablar en lenguas y la operación de los milagros de señales en los primeros días de la iglesia, fueron con el propósito de apuntar hacia y certificar a los apóstoles como reveladores de verdad divina, y su propósito nunca fue el de ser característicos de las vidas de creyentes (1 Corintios 12:4-11; 13:8-10; 2 Corintios 12:12; Efesios 4:7-12; Hebreos 2:1-4).

El Hombre

Enseñamos que el hombre fue directa e inmediatamente creado por Dios a Su imagen y semejanza. El hombre fue creado libre de pecado con una naturaleza racional, con inteligencia, voluntad, determinación personal, y responsabilidad moral para con Dios (Génesis 2:7, 15-25; Santiago 3:9).

Enseñamos que la intención de Dios en la creación del hombre fue que el hombre glorificara a Dios, disfrutara de la comunión con Dios, viviera su vida en la voluntad de dios, y de esta manera cumpliera el propósito de Dios para el hombre en el mundo (Isaías 43:7; Colosenses 1:16; Apocalipsis 4:11).

Enseñamos que en el pecado de desobediencia de Adán a la voluntad revelada de Dios y a la palabra de Dios, el hombre perdió su inocencia, incurrió en la pena de muerte espiritual y física; se volvió sujeto a la ira de Dios; y se volvió inherentemente corrupto y totalmente incapaz de escoger o hacer aquello que es aceptable a Dios fuera de la gracia divina. Sin poder alguno para tener la capacidad en sí mismo de restauracións, el hombre está perdido sin esperanza alguna. Por lo tanto, la salvación es en su totalidad la obra de la gracia de Dios por medio de la obra redentora de nuestro Señor Jesucristo (Génesis 2:16-17; 3:1-19; Juan 3:36; Romanos 3:23; 6:23; 1 Corintios 2:14; Efesios 2:1-3; 1 Timoteo 2:13-14; 1 Juan 1:8).

Enseñamos que debido a que todos los hombres de todas las épocas de la historia estaban en Adán, se les ha transmitido una naturaleza corrompida por el pecado de Adán, siendo Jesucristo la única excepción. Por lo tanto todos los hombres son pecadores por naturaleza, por decisión personal, y por declaración divina (Salmo 14:1-3; Jeremías 17:9; Romanos 3:9-18, 23; 5:10-12).

Salvación

Enseñamos que la salvación es totalmente de Dios por gracia basada en la redención de Jesucristo, el mérito de Su sangre derramada, y que no está basada en méritos humanos u obras (Juan 1:12; Efesios 1:7; 2:8-10; 1 Pedro 1:18-19).

Regeneración

Enseñamos que la regeneración es una obra sobrenatural del Espíritu Santo mediante la cual la naturaleza divina y la vida divina son dadas (Juan 3:3-7; Tito 3:5). Es instantánea y es llevada a cabo únicamente por el poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios (Juan 5:24), cuando el pecador en arrepentimiento, al ser capacitado por el Espíritu Santo, responde en fe a la provisión divina de la salvación. La regeneración genuina es manifestada en frutos dignos de arrepentimiento que se demuestran en actitudes y conducta justas. Las buenas obras serán su evidencia apropiada y fruto (1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10), y serán experimentadas hasta el punto en el que el creyente se somete al control del Espíritu Santo en su vida a través de la obediencia fiel a la Palabra de Dios (Efesios 5:17-21); Filipenses 2:12b; Colosenses 3:16; 2 Pedro 1:4-10). Esta obediencia hace que el creyente sea conformado más y más a la imagen de nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 3:18). Tal conformidad llega a su clímax en la glorificación del creyente en la venida de Cristo (Romanos 8:17; 2 Pedro 1:4; 1 Juan 3:2-3).

Elección

Enseñamos que la elección es el acto de Dios mediante el cual, antes de la fundación del mundo, El escogió en Cristo a aquellos a quienes El en Su gracia regenera, salva, y santifica (Romanos 8:28-30; Efesios 1:4-11; 2 Tesalonicenses 2:13; 2 Timoteo 2:10; 1 Pedro 1:1-2).

Enseñamos que la elección soberana no contradice o niega la responsabilidad del hombre de arrepentirse y confiar en Cristo como Salvador y Señor (Ezequiel 18:23, 32; 33:11; Juan 3:18-19, 36; 5:40; Romanos 9:22-23; 2 Tesalonicenses 2:10-12; Apocalipsis 22:17). No obstante, debido a que la gracia soberana incluye tanto el medio para recibir la dádiva de salvación como también la dádiva misma, la elección soberana resultará en lo que Dios determina. Todos aquellos a quienes el Padre llama a Sí Mismo vendrán en fe y todos los que vienen en fe, el Padre los recibirá (Juan 6:37-40, 44; Hechos 13:48; Santiago 4:8).

Enseñamos que el favor inmerecido de Dios que otorga a pecadores totalmente depravados no está relacionado ni a alguna iniciativa de su parte ni a que Dios sepa lo que puedan hacer de su propia voluntad, sino que es absolutamente a partir de Su gracia soberana y misericordia, sin relación alguna a cualquier otra cosa fuera de El (Efesios 1:4-7; Tito 3:4-7; 1 Pedro 1:2).

Enseñamos que la elección no debe ser vista como si estuviera basada meramente en la soberanía abstracta. Dios es verdaderamente soberano pero El ejercita esta soberanía en armonía con Sus otros atributos, especialmente Su omnisciencia, justicia, santidad, sabiduría, gracia, y amor (Romanos 9:11-16). Esta soberanía siempre exaltará la voluntad de Dios de una manera que es totalmente consistente con Su persona como se revela en la vida de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 11:25-28; 2 Timoteo 1:9).

Justificación

Enseñamos que la justificación delante de Dios es un acto de Dios (Romanos 8:33) por medio del cual El declara justos a aquellos a quienes, a través de la fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados (Lucas 13:3; Hechos 2:38; 3:19; 11:18; Romanos 2:4; 2 Corintios 7:10; Isaías 55:6-7) y lo confiesan como Señor soberano (Romanos 10:9-10; 1 Corintios 12:3; 2 Corintios 4:5; Filipenses 2:11). Esta justicia es independiente de cualquier virtud u obra del hombre (Romanos 3:20; 4:6) e involucra la imputación de nuestros pecados a Cristo (Colosenses 2:14; 1 Pedro 2:24) y la imputación de la justicia de Cristo a nosotros (1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21). Por medio de esto Dios puede ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26).

Santificación

Enseñamos que todo creyente es santificado (apartado) para Dios por la justificación y por lo tanto declarado santo y por lo tanto identificado como un santo. Esta santificación es posicional e instantánea y no debe ser confundida con la santificación progresiva. Esta santificación tiene que ver con la posición del creyente, no con su vida práctica actual o condición (Hechos 20:32; 1 Corintios 1:2, 30; 6:11; 2 Tesalonicenses 2:13; Hebreos 2:11; 3:1; 10:10, 14; 13:12; 1 Pedro 1:2).

Enseñamos que por la obra del Espíritu Santo también hay una santificación progresiva mediante la cual el estado del creyente es traído a un punto más cercano a la posición que disfruta por medio de la justificación. A través de la obediencia a la Palabra de Dios y la capacidad dada por el Espíritu Santo, el creyente es capaz de vivir una vida de mayor santidad en conformidad a la voluntad de Dios, volviéndose más y más como nuestro Señor Jesucristo (Juan 17:17, 19; Romanos 6:1-22; 2 Corintios 3:18; 1 Tesalonicenses 4:3-4; 5:23).

Con respecto a esto, enseñamos que toda persona salva está involucrada en un conflicto diario—la nueva naturaleza en Cristo batallando en contra de la carne—pero hay provisión adecuada para la victoria por medio del poder del Espíritu Santo Quien mora en el creyente. No obstante la batalla permanece en el creyente a lo largo de esta vida terrenal y nunca es terminada en su totalidad. Toda afirmación de que un creyente puede erradicar el pecado en su vida en esta vida, no es Bíblica. La erradicación del pecado no es posible, pero el Espíritu Santo provee lo necesario para la victoria sobre el pecado (Gálatas 5:16-25; Efesios 4:22-24; Filipenses 3:12; Colosenses 3:9-10; 1 Pedro 1:14-16; 1 Juan 3:5-9).

Seguridad

Enseñamos que todos los redimidos, una vez que han sido salvos, son guardados por el poder de Dios y de esta manera están seguros en Cristo para siempre (Juan 5:24; 6:37-40; 10:27-30; Romanos 5:9-10; 8:1, 31-39; 1 Corintios 1:4-8; Efesios 4:30; Hebreos 7:25; 13:5; 1 Pedro 1:5; Judas 24).

Enseñamos que el privilegio de los creyentes es regocijarse en la certidumbre de su salvación por medio del testimonio de la Palabra de Dios, el cual, no obstante, claramente nos prohíbe el uso de la libertad Cristiana como una ocasión para vivir en pecado y carnalidad (Romanos 6:15-22; Gálatas 5:13, 25-26; Tito 2:11-14).

Separación

Enseñamos que a lo largo del Antiguo y Nuevo Testamento claramente se llama a la separación del pecado, y que las Escrituras claramente indican que en los últimos días la apostasía y la mundanalidad se incrementarán (2 Corintios 6:14-7:1; 2 Timoteo 3:1-5; 1 Timoteo 4:1-5).

Enseñamos que a partir de una profunda gratitud por la gracia inmerecida de Dios que se nos ha sido otorgada y debido a que nuestro Dios glorioso es tan digno de nuestra consagración total, todos los salvos deben de vivir de tal manera que demostremos nuestro amor reverente a Dios y de esta manera no traer deshonra a nuestro Señor y Salvador. También enseñamos que Dios nos manda a que nos separemos de toda apostasía religiosa y prácticas mundanas y pecaminosas (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 5:9-13; 2 Corintios 6:14-7:1; 1 Juan 2:15-17; 2 Juan 9-11).

Enseñamos que los creyentes deben de estar separados para nuestro Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 1:11-12; Hebreos 12:1-2) y afirmar que la vida Cristiana es una vida de justicia obediente que refleja la enseñanza de las Bienaventuranzas (Mateo 5:2-12) y una búsqueda continua de santidad (Romanos 12:1-2; 2 Corintios 7:1; Hebreos 12:14; Tito 2:11-14; 1 Juan 3:1-10).

La Iglesia

Enseñamos que todos los que confían en Jesucristo son inmediatamente colocados por el Espíritu Santo en un Cuerpo espiritual unido, la iglesia (1 Corintios 12:12-13), la novia de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:23-32; Apocalipsis 19:7-8), de la cual Cristo es la cabeza (Efesios 1:22; 4:15; Colosenses 1:18).

Enseñamos que la formación de la iglesia, el Cuerpo de Cristo, comenzó en el Día de Pentecostés (Hechos 2:1-21, 38-47) y será completada cuando Cristo venga por los Suyos en el rapto (1 Corintios 15:51-52; 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Enseñamos que la iglesia es un organismo espiritual único diseñado por Cristo, constituido por todos los creyentes que han nacido de nuevo en la época actual (Efesios 2:11-3:6). La iglesia es distinta a Israel (1 Corintios 10:32), un misterio no revelado sino hasta esta época (Efesios 3:1-6; 5:32).

Enseñamos que la autoridad suprema de la iglesia es Cristo (1 Corintios 11:3; Efesios 1:22; Colosenses 1:18) y que el liderazgo, dones, orden, disciplina, y adoración son determinados por medio de Su soberanía como se encuentra en las Escrituras. Las personas bíblicamente designadas sirviendo bajo Cristo y sobre la asamblea son los ancianos (también llamados obispos, pastores, y pastores-maestros; Hechos 20:28; Efesios 4:11) y diáconos. Tanto ancianos como diáconos deben de cumplir con los requisitos bíblicos (1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-9; 1 Pedro 5:1-5).

Enseñamos que estos líderes guían o gobiernan como siervos de Cristo (1 Timoteo 5:17-22) y tienen Su autoridad al dirigir la iglesia. La congregación debe someterse a su liderazgo (Hebreos 13:7, 17).

Enseñamos la importancia del discipulado (Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2), responsabilidad mutua de todos los creyentes los unos a los otros (Mateo 18:5-14), como también la necesidad de disciplina de miembros de la congregación que están en pecado de acuerdo con los estándares de la Escritura (Mateo 18:15-22; Hechos 5:-11; 1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6-15; 1 Timoteo 1:19-20; Tito 1:10-16).

Enseñamos la autonomía de la iglesia local la cual es libre de cualquier autoridad externa o control, con el derecho de gobernarse a sí misma y con libertad de interferencias de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5). Enseñamos que es escritural que las iglesias verdaderas cooperen entre ellas para la presentación y propagación de la fe. No obstante, cada iglesia local, a través de sus ancianos y su interpretación y aplicación de la Escritura, debe ser el único juez de la medida y método de su cooperación. Los ancianos deben determinar todos los demás asuntos de membresía, políticas, disciplina, benevolencia, como también gobierno (Hechos 15:19-31; 20-28; 1 Corintios 5:4-7; 13:1; 1 Pedro 5:1-4).

Enseñamos que el propósito de la iglesia es glorificar a Dios (Efesios 3:21) al edificarse a sí misma en la fe (Efesios 4:13-16), al ser instruida en la Palabra (2 Timoteo 2:2, 15; 3:16-17), al tener comunión (hechos 2:47; 1 Juan 1:3), al guardar las ordenanzas (Lucas 22:19; Hechos 2:38-42) y al extender y comunicar el evangelio al mundo entero (Mateo 28:19; Hechos 1:8; 2:42).

Enseñamos el llamado de todos los santos a la obra del servicio (1 Corintios 15:58; Efesios 4:12; Apocalipsis 22:12).

Enseñamos la necesidad de que la iglesia coopere con Dios conforme El lleva a cabo Sus propósitos en el mundo. Para ese fin, El da a la iglesia dones espirituales. En primer lugar, El da hombres escogidos con el propósito de equipar a los santos para la obra del ministerio (Efesios 4:7-12), y El también da capacidades únicas y especiales a cada miembro del Cuerpo de Cristo (Romanos 12:5-8; 1 Corintios 12:4-31; 1 Pedro 4:10-11).

Enseñamos que hubieron dos clases de dones dadas en la iglesia primitiva: dones milagrosos de revelación divina y sanidad, dados temporalmente en la era apostólica con el propósito de confirmar la autenticidad del mensaje de los apóstoles (Hebreos 2:3-4; 2 Corintios 12:12); y dones de ministerio, dados para equipar a los creyentes para edificarse los unos a los otros. Con la revelación del Nuevo Testamento ya terminada, la Escritura se vuelve la única prueba de autenticidad del mensaje de un hombre, y los dones de confirmación de una naturaleza milagrosa ya no son necesarios para certificar a un hombre ó a su mensaje (1 Corintios 13:8-12). Los dones milagrosos pueden llegar a ser falsificados por Satanás al punto de engañar aún a creyentes (1 Corintios 13:13-14:12; Apocalipsis 13:13-14). Los únicos dones en operación en el día de hoy son aquellos dones no revelatorios para equipar y edificar (Romanos 12:6-8). Enseñamos que nadie posee el don de sanidad en el día de hoy pero que Dios oye y responde a la oración de fe y responderá de acuerdo a Su propia voluntad perfecta por los enfermos, los que están sufriendo, y que están afligidos (Lucas 18:1-6; Juan 5:7-9; 2 Corintios 12:6-10; Santiago 5:13-16; 1 Juan 5:14-15).

Enseñamos que a la iglesia local se le han dado dos ordenanzas: bautismo y la Cena del Señor (Hechos 2:38-42). El bautismo Cristiano por inmersión (Hechos 8:36-39) es el testimonio solemne y hermoso de un creyente mostrando su fe en el Salvador crucificado, sepultado, y resucitado, y su unión con El en su muerte al pecado y resurrección a una nueva vida (Romanos 6:1-11). También es una señal de comunión e identificación con el cuerpo visible de Cristo (Hechos 2:41-42).

Enseñamos que la Cena del Señor es la conmemoración y proclamación de Su muerte hasta que El venga, y siempre debe ser precedida por una solemne evaluación personal (1 Corintios 11:28-32). También enseñamos que mientras que los elementos de la Comunión únicamente representan la carne y la sangre de Cristo, la Cena del Señor es de hecho una comunión con el Cristo resucitado Quien está presente de una manera única, teniendo comunión con Su pueblo (1 Corintios 10:16).

Ángeles

Ángeles Santos

Enseñamos que los ángeles son seres creados y por lo tanto no deben ser adorados. Aunque son un orden más alto de creación que el hombre, han sido creados para servir a Dios y para adorarlo (Lucas 2:9-14; Hebreos 1:6-7, 14; 2:6-7; Apocalipsis 5:11-14; 19:10; 22:9).

Ángeles Caídos

Enseñamos que Satanás es un ángel creado y el autor del pecado. Él incurrió en el juicio de Dios al rebelarse en contra de su Creador (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19), al llevar a varios ángeles con él en su caída (Mateo 25:41; Apocalipsis 12:1-14) y al introducir el pecado a la raza humana por su tentación de Eva (Génesis 3:1-15).

Enseñamos que Satanás es el enemigo abierto y declarado de Dios y el hombre (Isaías 14:13-14; Mateo 4:1-11; Apocalipsis 12:9-10), el príncipe de este mundo, quien ha sido derrotado a través de la muerte y resurrección de Jesucristo (Romanos 16:20); y que será eternamente castigado en el lago de fuego (Isaías 14:12-17; Ezequiel 28:11-19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10).

Las Últimas Cosas (Escatología)

Enseñamos que la muerte física no involucra la pérdida de nuestra consciencia inmaterial (Apocalipsis 6:9-11), que el alma de los redimidos pasa inmediatamente a la presencia de Cristo (Lucas 23:43; Filipenses 1:23; 2 Corintios 5:8), que hay una separación entre el alma y el cuerpo (Filipenses 1:21-24), y que, para los redimidos, tal separación continuará hasta el rapto (1 Tesalonicenses 4:13-17), el cual inicia la primera resurrección (Apocalipsis 20:4-6), cuando nuestra alma y cuerpo se volverán a unir y serán glorificados para siempre con nuestro Señor (Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:35-44, 50-54). Hasta ese momento, las almas de los redimidos en Cristo permanecerán en comunión gozosa con nuestro Señor Jesucristo (2 Corintios 5:8).

Enseñamos la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos a vida eterna (Juan 6:39; Romanos 8:10-11, 19-23; 2 Corintios 4:14), y los inconversos a juicio y castigo eterno (Daniel 12:2; Juan 5:29; Apocalipsis 20:13-15).

Enseñamos que las almas de los que no son salvos en la muerte son guardadas bajo castigo hasta la segunda resurrección (Lucas 16:19-26; Apocalipsis 20:13-15), cuando el alma y el cuerpo de resurrección serán unidos (Juan 5:28-29). Entonces ellos aparecerán en el juicio del Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) y serán arrojados al infierno, el lago de fuego (Mateo 25:41-46), separados de la vida de Dios para siempre (Daniel 12:2; Mateo 25:41-46; 2 Tesalonicenses 1:7-9).

El Rapto de la Iglesia

Enseñamos el regreso personal, corporal de nuestro Señor Jesucristo antes de la tribulación de siete años (1 Tesalonicenses 4:16; Tito 2:13) para sacar a Su iglesia de esta tierra (Juan 14:1-3; 1 Corintios 15:51-53; 1 Tesalonicenses 4:15-5:11) y, entre este acontecimiento y Su regreso glorioso con Sus santos, para recompensar a los creyentes de acuerdo a sus obras (1 Corintios 3:11-15; 2 Corintios 5:10).

El Período de Tribulación

Enseñamos que inmediatamente después de sacar a la iglesia de la tierra (Juan 14:1-3; 1 Tesalonicenses 4:13-18) los justos juicios de Dios serán derramados sobre un mundo incrédulo (Jeremías 30:7; Daniel 9:27; 12:1; 2 Tesalonicenses 2:7-12; Apocalipsis 16), y que estos juicios llegarán a su clímax para el tiempo del regreso de Cristo en gloria a la tierra (Mateo 24:27-31; 25:31-46; 2 Tesalonicenses 2:7-12). En ese momento los santos del Antiguo Testamento y de la tribulación serán resucitados y los vivos serán juzgados (Daniel 12:2-3; Apocalipsis 20:4-6). Este periodo incluye la 70a. semana de la profecía de Daniel (Daniel 9:24-27; Mateo 24:15-31; 25:31-46).

La Segunda Venida y el Reino Milenial

Enseñamos que después del periodo de tribulación, Cristo vendrá a la tierra a ocupar el trono de David (Mateo 25:31; Lucas 1:31-33; Hechos 1:10-11; 2:29-30) y establecerá Su reino mesiánico por mil años sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-7). Durante este tiempo los santos resucitados reinarán con El sobre Israel y todas las naciones de la tierra (Ezequiel 37:21-28; Daniel 7:17-22; Apocalipsis 19:11-16). Este reinado será precedido por el derrocamiento del Anticristo y el Falso Profeta y deposición de Satanás del mundo (Daniel 7:17-27; Apocalipsis 20:1-7).

Enseñamos que el reino mismo va a ser el cumplimiento de la promesa de Dios a Israel (Isaías 65:17-25; Ezequiel 37: 21-28; Zacarías 8:1-17) de restaurarlos a la tierra que ellos perdieron por su desobediencia (Deuteronomio 28:15-68). El resultado de su desobediencia fue que Israel fue temporalmente hecho a un lado (Mateo 21:43; Romanos 11:1-26) pero volverá a ser despertado a través del arrepentimiento para entrar en la tierra de bendición (Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:22-32; Romanos 11:25-29).

Enseñamos que este tiempo del reinado de nuestro Señor será caracterizado por armonía, justicia, paz, rectitud y larga vida (Isaías 11; 65:17-25; Ezequiel 36:33-38) y será llevado a un fin con la libertad de Satanás (Apocalipsis 20:7).

El Juicio de los Perdidos

Enseñamos que después de que Satanás sea soltado después del reinado de Cristo por mil años (Apocalipsis 20:7), Satanás engañará a las naciones de la tierra y las reunirá para combatir a los santos y a la ciudad amada, y en ese momento Satanás y su armada serán devorados por fuego del cielo (Apocalipsis 20:9). Después de esto, Satanás será arrojado al lago de fuego y azufre (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10) y entonces Cristo, Quien es el Juez de todos los hombres (Juan 5:22), resucitará y juzgará a los grandes y pequeños en el Juicio del Gran Trono Blanco.

Enseñamos que esta resurrección de los muertos no salvos a juicio será una resurrección física, y después de recibir su juicio (Romanos 14:10-13), serán entregados a un castigo eterno consciente en el lago de fuego (Mateo 25:41; Apocalipsis 20:11-15).

Eternidad

Enseñamos que después de la conclusión del milenio, la libertad temporal de Satanás, y el juicio de los incrédulos (2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 20:7-15), los salvos entrarán al estado eterno de gloria con Dios, después del cual los elementos de esta tierra se disolverán (2 Pedro 3:10) y serán reemplazados con una tierra nueva en donde sólo mora la justicia (Efesios 5:5; Apocalipsis 20:15; 21-22). Después de esto, la ciudad celestial descenderá del cielo (Apocalipsis 21:2) y será el lugar en el que moren los santos, en donde disfrutarán de la comunión con Dios y de la comunión mutua para siempre (Juan 17:3; Apocalipsis 21-22). Nuestro Señor Jesucristo, habiendo cumplido Su misión redentora, entonces entregará el reino a Dios el Padre (1 Corintios 15:24-28) para que en todas las esferas el Dios trino reine para siempre (1 Corintios 15:28).

miércoles, 23 de abril de 2014

Viniendo a Dios

Algunos se perturban cuando escuchan hablar de la elección soberana de Dios, porque se imaginan a Dios impidiendo a los pecadores no elegidos que se conviertan y se salven. Pero nada puede estar más lejos de la realidad.

Dios no se deleita en la condenación de los pecadores (Ez. 18:32), y sí se deleita en la salvación de los perdidos (Mi. 7:18).
Precisamente por eso, y sabiendo de antemano que ningún pecador querrá venir a reconciliarse con Él, ha decidido por Su soberana voluntad, vencer la obstinación de muchos para que vengan voluntariamente a Cristo en
arrepentimiento y fe (Jn. 6:37, 44).

Así que el pecador impenitente no se condenará porque no ha sido elegido, sino porque está muerto en sus delitos y pecados y no desea rendirse ante Dios y aceptar lo que Él ofrece en Cristo de pura gracia en el evangelio (comp. Rom. 3:10-12; Ef. 2:1-3; 4:17-18).
Ahora bien, la Biblia no enseña en ningún lugar que para venir a Cristo debemos averiguar primero si somos elegidos. La Palabra de Dios más bien nos invita a venir,
dándonos la seguridad de que si venimos por fe, clamando por misericordia y perdón, no seremos desechados (Jn. 6:37).

La razón por la que muchos se perderán y no vendrán a Cristo no es que Dios se los impedirá (Dios no impide a nadie que venga, porque El se deleita en perdonar); la razón por la que no vienen es por su pecado, por la dureza de sus corazones.

Pero he aquí una buena noticia: Cristo tiene poder para vencer la obstinación del pecador, y ese poder obra a través de la predicación del evangelio. Esa es la razón por la que no nos cansamos de predicar, porque ese Dios que ha escogido a muchos para salvación, ha escogido también el medio a través del cual serán salvos, y el medio primordial escogido por Dios es la predicación del evangelio de Cristo (Rom. 1:16; 10:14-15, 17; 1Cor. 1:18; 2a Cor. 4:3-6).

Así que el pecador tiene la responsabilidad de responder al llamado de Dios cuando escucha la predicación del evangelio (Hch. 17:30). Nadie debe tratar de averiguar si es uno de los escogidos para venir a Cristo en arrepentimiento y fe. Aquel que ha comprendido que es un pecador y que necesita ser salvo debe responder al llamado de Dios clamando por misericordia, confiando únicamente en Aquel que siendo Dios se hizo Hombre y murió en una cruz para pagar la deuda de todos aquellos a quienes vino a salvar.

Dios es soberano, el hombre es responsable. Ambas verdades son reveladas claramente en la Biblia. Eliminar una de las dos para eliminar esta aparente paradoja no solo es torcer las Escrituras, sino confiar más en nuestro intelecto que en la sabiduría de Dios. Pastor Sugel Michelén