jueves, 31 de julio de 2014

5 Frases de los falsos maestros

5 Frases Que Dicen Los Falsos Maestros
(Para Que Los Cristianos no se Vayan de Sus “Iglesias”)

Jesús enseña que el Espíritu Santo está con nosotros para guiarnos a toda verdad (Juan 14:26). Es por eso que el Espíritu ha llevado a cristianos, por generaciones, a escudriñar más la Palabra de Dios y huir de lugares en donde se predican herejías disfrazadas del evangelio y no hay celo por la verdad.

Los falsos maestros odian eso. Detestan ver cómo la gente que ama a Dios abandona sus pseudo-iglesias y se van a iglesias de verdad. Estos pastores de mentira son autoritativos y suelen mentir para que las personas no se vayan de sus congregaciones.
Por lo general predican un falso evangelio o medio evangelio (la parte que al hombre carnal le gusta) para atrapar a la gente en sus redes, pero cuando por la gracia de Dios algunas de esas personas son guiadas por el Espíritu Santo y ven cuál es la verdad revelada en la Biblia, estas son algunas frases que escucharás decir a esos falsos pastores:

1. “No existe iglesia perfecta”.
Eso es una media verdad dicha para hacerte creer que en todas partes vas a encontrar problemas doctrinales y gente que no vive lo que predica.
Aunque no existe una iglesia perfecta, sí existen iglesias saludables. Congrégate en una que sea así: Una iglesia que esté firme y clara en el evangelio, en la doctrina principal, y que busque tomarse la Biblia en serio a pesar de que tal vez posea errores doctrinales en asuntos secundarios.
Esa iglesia saludable es una iglesia conforme al corazón de Dios… y por eso Dios la ve perfecta gracias a la obra consumada de Jesús en la cruz.

2. “Tienes que sujetarte a mí”.
La sujeción es un asunto importante y estoy de acuerdo con la enseñanza bíblica de que en la iglesia debemos sujetarnos unos a otros, no todos a uno. En la Biblia leemos estas palabras para los pastores:
“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:2-3)
Sin embargo, las palabras “tienes que sujetarte a mí” suelen ser favoritas de los falsos maestros.

Debemos considerar a quienes nos sujetamos porque sujetarse a alguien solo porque tiene un cargo de “autoridad” es necedad. Sujetarte a un falso pastor es como sujetarte a un ancla que te hundirá. Por eso Jesús habla repetidas veces sobre lo importante de guardarnos de los falsos maestros, y el mismo mensaje lo podemos ver a lo largo del nuevo testamento (VerMateo 7:15-23 y 1 Timoteo 4:1 entre muchos pasajes más).
Sobre este abuso — “tienes que sujetarte a mí” — he escrito más a fondo en el pasado y puedes leerlo aquí. Recuerda: Obedecer a Dios es más importante que obedecer a la gente (Hechos 5:29).
“Huye por tu vida de una congregación en la cual los “líderes” manipulen a las personas”
Huye por tu vida de una congregación en la cual los “líderes” manipulen a las personas y las obliguen a servirles. Eso no es liderazgo. Eso no es cristianismo.

3. “A la gente que se va les va mal”.
Esta es una de las falacias más tontas que un falso pastor dice para presionar a los hijos de Dios a que se queden en sus pseudo-iglesias.
A mucha gente que se va de falsas iglesias le  va mal… si se van por motivos incorrectos. Pero tú, si has creído en el verdadero evangelio, eres un hijo de Dios y Su Espíritu te guía a toda verdad conforme a Su Palabra revelada, así que la voluntad de Dios se hará en tu vida (Lee Romanos 8:28-30).
Hace muchos años mi familia se fue de una falsa iglesia y no nos arrepentimos de esa decisión. Y de igual manera, conozco a demasiados cristianos que han pasado por lo mismo.

Puedo asegurarte por experiencia personal y por testimonios de muchos amigos, que cuando un cristiano huye de una falsa iglesia no le va mal. ¡Al contrario! Huir de una congregación en donde no se predica la verdad es una de las mejores cosas que un cristiano puede hacer.

4. “¡Juzgar es malo!”.
Si Dios te guía a huir de una falsa iglesia, prepárate para oír a un montón de gente decir que juzgar es malo y que debes quedarte en donde estás.
Sin embargo, la Biblia nunca dice que juzgar es malo, sino que debemos juzgar con justicia y sin hipocresía (Juan 7:24, Mateo 7:3-5). Es malo juzgar a la ligera.
¿Has notado que las personas que suelen decir: “juzgar es malo”, son probablemente los que dan menos frutos de la verdad, son tolerantes a muchas cosas que claramente son abominaciones a Dios, demuestran poco conocimiento bíblico, o predican un falso evangelio? Eso no es casualidad.
Sobre el asunto de juzgar he escrito más extensamente en el post: ¿Qué enseña la Biblia sobre juzgar y por qué es importante saberlo? Allí explico incluso, cómo juzgar con justicia es un acto de amor y vital para toda iglesia.

5. “Tienes que crecer donde fuiste plantado”.
Con esta mentira los falsos pastores apelan al principio de la lealtad. Sin embargo, tienes que entender que si tú has visto la verdad gracias a Dios, conoces el verdadero evangelio conforme a la Biblia, y el Espíritu Santo te está guiando a otra parte, no eres cristiano por haber estado en una falsa iglesia congregación: Eres cristiano A PESAR de haber estado en una falsa iglesia. (Aunque tampoco somos cristianos por congregarnos en una verdadera iglesia)
No les debes la menor lealtad a falsos líderes que con sus malas enseñanzas estaban atentando contra ti. ¡Al contrario! Ahora que conoces la verdad, tienes que salir de allí por tu vida.

Si eres un árbol que logró empezar a crecer saludablemente y firme en la verdad a pesar de estar en medio de tierra infértil y dañada, es solo por la gracia de Dios. No porque hayas sido más inteligente, y muchos menos porque un falso pastor haya hecho por accidente un buen trabajo, ya que los falsos pastores y las falsas iglesias son fábricas de falsos cristianos.
Y si Dios te guía a otra parte para que sigas creciendo y sirvas más y mejor a tus hermanos en la fe, no es bueno excusarte diciendo que debes quedarte donde empezaste a crecer.
Espero que este post haya sido de bendición para ti. Te animo a compartirlo en las redes sociales para que más personas puedan leerlo.

Es mi oración que Dios siga guiándonos a toda verdad por amor de Su nombre y sea glorificado en nuestras vidas. Jorge Dianderas

martes, 29 de julio de 2014

El verdadero ministerio

El verdadero ministerio comienza con el servicio. Ningún papel del ministerio en la iglesia, posición, trabajo, tarea o llamado puede ser eficaz a menos que haya primero un corazón para servir.

Muchos quieren ministerios exitosos, pero no todo el mundo quiere servir. El servicio correcto en el ministerio comienza con una actitud correcta al servicio. Filipenses 2:1-4 Nos proporciona al menos 8 actitudes esenciales que cada líder siervo necesita.

1. El Líder Siervo Expresa estimulo
“Tanto, si hay alguna consolación en Cristo …” – Consolación significa proporcionar solidez, exhortación y aliento. Los líderes siervos son consoladores, animadores y exhortadores. Ellos buscan elevar el nivel de confianza de los demás.

2. El Líder Siervo tiene una empatía genuina
“… Si algun afecto entrañable y si alguna misericordia …” – entrañable y misericordia significa sentir profundamente. En él se describe la compasión que mueve a un hombre en lo más profundo de su ser. Los líderes siervos no se separan emocionalmente de aquellos a quienes sirven. Jesús, nuestro sumo sacerdote, se compadece con los sentimientos de nuestras debilidades.

3. El Líder Siervo mantiene la unidad
“… Seáis unánimes, teniendo el mismo amor …” – Los líders siervos no son guardianes de la paz; ellos son pacificadores. Pacificadores no son apaciguadores; ellos agradan a Dios y llevan al hombre a una armonía con Dios. Pacificadores no sólo detienen las guerras, si no que sustituyen las causas de la guerra con reconciliación y unidad. El líder siervo conduce a crear una cultura con un mismo sentir; basada en el amor.

4. El Líder Siervo entiende el propósito de Dios
“… Siendo de un mismo sentir, de una sola mente …” – El líder siervo ve el panorama completo. La marca registrada de la Iglesia de Hechos era su pasión por su propósito! Ellos respiraron unidad. Su enfoque era uno. Su intención era una. ¿Estaban sin conflictos? NO! Pero, eran unánimes (Hechos 1:04, 2:01, 46). El líder siervo no sirven por obligación, si no por intención y propósito.

5. El Líder Siervo no es movido por motivos políticos
“Nada hagáis por contienda …” – Estructura y orden es una parte esencial del Reino de Dios, pero las contiendas, calumnias y difamaciones hacen erosionar el carácter de la iglesia. Contienda aquí significa “electoralista o intrigante para la politica; un deseo de ponerse uno mismo adelante, un espíritu partidista y rebelde. “Aristóteles usó esta misma palabra (contienda) para denotar “una búsqueda egoísta de un cargo político por medios desleales. ” La diferencia es que el líder siervo puede servir en una posición, pero no necesita de una posición para servir”.

6. El Líder Siervo no es engreido
“Que Nada hagáis por vanagloria …” – El Líder siervo no tiene una opinión demasiado favorable de su propia importancia. El líder siervo no siente la necesidad de atraer la atención sobre sí mismo. El líder siervo mira las necesidades de los demás primero. No hay nada de malo en tener un verdadero “sentido de orgullo”, siempre y cuando se encuentre en una base adecuada. El líder siervo no sirve para ser el centro de atención. Son discretos cuando publican sus hazañas en los medios sociales. La vanagloria es esencialmente gloria vacía. Sólo hay Uno que merece la gloria! El éxito del servicio puede irse directamente a la cabeza de uno. El líder siervo entiende esto y sabe que el reino es de Dios, y no suyo.

7. El Líder Siervo es humilde
“… Con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismos.” – La humildad genuina no se lamentaba cuan bajo tu estás, esta siempre trata de elevar a otras personas. Cuando lidera con humildad está invirtiendo en otros. Se alegra por el hecho de que los que conduce puedan hacer un trabajo mejor que tú. El diccionario Vine escribe que la humildad mental “…. indica, no es una cualidad meramente moral, sino el sometimiento de uno mismo bajo la autoridad de, y en respuesta a, el amor del Señor Jesús, y el poder del Espíritu Santo para formar en el creyente el carácter de Cristo."

8. El Líder Siervo trabaja bien con otros
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” – Trabajar con otras personas puede ser la tarea más difícil de la vida, pero los líderes siervos se esfuerzan por ser jugadores de equipo. El líder siervo no está preocupado por el estatus de celebridad. Trabajar con otras personas es una elección y obliga compromiso.

El trabajo en equipo es muy parecido a tener clase – La tienes o no la tienes. La organización no asegura que las personas trabajarán juntas. El trabajo en equipo requiere servicio.

viernes, 25 de julio de 2014

Hipocresía

La diferencia entre alguien que está en Cristo y alguien que no está en Cristo, es enorme, abismal. Es una diferencia absolutamente notable. Confundir a unos con los otros es como confundir un perro con un auto.

Pero… si es algo tan notorio, ¿porqué hay tanta gente que vive igual que la gente del mundo pero dice que es cristiana?. Bueno… Jesús reiteradas veces se encontró con personas que dicen amar a Dios pero que sus vidas no lo reflejaban. Jesús los definió como “hipócritas”.

“Hipócrita” proviene de una palabra griega que es “jupókrites”: se refería a un actor que desarrolla un personaje. Es como un actor que en una obra de teatro hace el papel de Jesús. No es Jesús, pero, como es actor, actúa de Jesús. Así, de la misma manera, hay personas fingen ser cristianas, pero son hipócritas, actores que actúan en ciertos momentos de la semana. Simplemente hacen un papel religioso. Van a una Iglesia, tienen una Biblia, te saludan diciendo “Dios te bendiga”, cantan canciones el domingo, tienen amigos que van a la Iglesia, etc… .Pero si los ves en otro lugar ellos dejan de actuar su personaje y ahora se muestran como son: son igual al mundo.

Un verdadero cristiano no es un “hipócrita”… un actor haciendo de cristiano. Un verdadero cristiano vivió y vive un milagro: Dios lo salvó

¿Cómo se ve? Lo único que puede hacer que ustedes dejen de amar lo que Dios aborrece y amen lo que Dios ama es un milagro de Dios llamado salvación.

miércoles, 23 de julio de 2014

Los "Apóstoles" de Hoy

Efesios 4:7-13 y los "apóstoles" de hoy.-

Sobre la posibilidad o no de tener apóstoles hoy, los dos pasajes bíblicos más importantes son Hechos 1:21-22 y 1 Corintios 15:1-9. Curiosamente, los defensores del movimiento neo-apostólico evaden sistemáticamente esos dos pasajes, y corren más bien a su texto favorito, Ephesios 4:11, que de hecho no dice nada sobre el tema. Además, las evidencias de Hechos 1 y 1 Corintios son exégeticos, basadas en las mismas palabras del texto, pero los argumentos neo-apostólicos de Efesios 4:11 no son exegéticos sino son inferencias que ellos sacan del texto, a espaldas de otras evidencias bíblicas.

"El paradigma definitivo" del concepto bíblico de "apóstol" se encuentra en Hechos 1 y 1 Corintios 15. Según el primer texto, el sucesor de Judas tenía que ser uno "de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros", desde Juan el Bautista hasta la Ascensión de Jesús, para que calificado así "sea hecho testigo, con nosotros, de su resurreción" (Hch 1:21-22; 4:33). La función del apóstol es la de ser testigo, con base en su propia experiencia personal e histórica. Por eso, escribe Oscar Cullmann, "el apostolado es, por definición, una función única que no puede ser prolongado".

Un pasaje paralelo, en Hch 10:37-41, repite en lenguaje muy parecido el requisito de ser testigos presenciales, llamados por el mismo Jesús para dar testimonio de la resurrección. En ese texto Pedro le cuenta a Cornelio que "nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén... A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos, y nos mandó que...testificásemos que el es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos".

Ese requisito de haber sido discípulo y testigo ocular de la resurrección era un problema difícil para Pablo, quien afirmaba ser apóstol, llamado por Jesús mismo (Rom 1:1; 1Cor 1:1), pero no parecía cumplir esa condición indispensable (ver 1Cor 9:1-6; 2Cor 10-11; 12:11-12). Ante sus enemigos que negaban que él era apóstol, Pablo defiende su apostolado precisamente en los mismos términos de Hechos 1. Primero Pablo señala que Cristo Resucitado apareció a Pedro, a los doce y "a los demás apóstoles" (15:5-7, siempre con el mismo verbo, ôfthê, clara referencia a las apariciones físicas del Resucitado durante el período entre la resurrección y la Ascensión, Hch 1:3). Después Pablo se incluye en ese mismo registro de testigos oculares, pero como excepción y como el último, al escribir "y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí" (15:8, con el mismo verbo). Por eso se describe como "un abortivo", nacido fuera del tiempo normal.

Los datos históricos confirman lo dicho por Pablo, que él era el último en ser llamado al apostolado (aun posterior a Matías). En todo el Nuevo Testamento y todos los documentos históricos de la iglesia antigua no aparece ninguna evidencia de la elección de un sucesor a ningún apóstol que ha muerto. Pocos años después de la elección de Matías, Heródes hizo matar al apóstol Jacobo, hermano de Juan (de los hijos de Zebedeo), uno de los doce, pero no se escogió ningún sucesor a Jacobo. Tampoco hubo sucesor de Pablo cuando murió. El historiador Eusebio reporta la muerte de diferentes apóstoles, pero jamás narra el nombramiento de un sucesor. Esto confirma la enseñanza de Hechos 1 y 1 Cor 15, que el oficio y el título de "apóstol" se limita a los testigos ocualeres de Jesús, entre sus contemporáneos históricos.

Otro requisito para ser apóstol era el haber sido nombrado directa y personalmente por Jesús mismo, como ocurrió durante su ministerio en la tierra (Mr 3:14; 6:30). Ya para la elección de Matías Cristo había ascendido, pero los discípulos recurrieron a procedimientos judíos bien conocidos. Fue un proceso de tres pasos: primero, reflexión seria y acción responsable (definir requisitos; estudiar candidatos para escoger a dos, ambos calificados para el puesto, Hch 1:21-23), después oración (1:24) y finalmente echar suertes entre los dos candidatos antes aprobados (1:26). Esto era precisamente el método normal para conocer la voluntad de Dios y aun para escoger los oficiantes (Lc 1:8-9) y los sacrificios para el culto del templo (Lv 16:8-10; Neh 10:34), como "echar suerte delante de Jehová nuestro Dios" (Jos 18:6,8,10). El pasaje significa, entonces, que no fueron los apóstoles que escogieron a Matías, sino que fue Dios mismo. De igual manera, Pablo insiste en que él no fue nombrado apóstol por los doce ni por otras personas humanas sino por Jesús mismo (Gal 1:1,11-2:9; 1Tim 2:6-7 NVI).

Todas estas evidencias muy claras, bien fundadas en la exégesis de los textos bíblicos que hablan explícitamente del oficio apostólico, sus requisitos y su duración, indican que éste por su propia naturaleza se limitó necesariamente a los testigos oculares contemporáneos de Jesús. Ahora, si Efesios 4:11 enseñara lo contrario, sería una contradicción flagrante en la enseñanza bíblica sobre este tema. Pero este texto, que habla mucho del origen de los cuatro oficios que Cristo, en su Ascensión, dio a la iglesia naciente, no dice absolutamente nada sobre la respectiva duración de cada uno de ellos, o más precisamente, la forma distinta en que cada uno de ellos había de ejercer su función en el futuro. El argumento neo-apostólico, de que los distintos oficios mencionados tienen que ser todos de la misma naturaleza y duración, no sólo carece totalmente de base exegética en el texto, sino es una suposición gratuita con el evidente propósito, no de entender y aclarar el texto, sino de defender una tesis a priori ajena al texto.

El tema de Efesios 4:1-16 puede resumirse como "Unidad y diversidad en el cuerpo de Cristo, para su crecimiento integral". Pablo exhorta a los efesios a "guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (4:3) y señala siete expresiones de esa unidad (4-6). En seguida se refiere a los diferentes dones y oficios en la iglesia (4:7-11) y el propósito y resultado de éstos en la edificación y madurez del cuerpo (4:12-16). En el bloque central aparece tres veces el verbo dídwmi (dar): en el aoristo pasivo (edothê, "fue dada", 4:7) y dos veces edwken (4:8,11, aoristo activo). Todo el énfasis de 7-11 cae en el acto de dar los dones, en el momento específico de la Ascensión de Jesús (4:8-10). Es claro que se trata de una sola acción de Cristo en un tiempo definido del pasado. Del futuro no dice nada, ni positivo ni negativo, de ninguno de los cuatro oficios.

El Salmo 68, que Pablo cita aquí, tiene muchas interpretaciones pero todas ellas parten del concepto de una marcha triunfante de Dios sobre la tierra, para recibir después el botín de su victoria:

Que se levante Dios,

que sean dispersados sus enemigos...

aclamen a quien cabalga por las estepas...

Cuando saliste, oh Dios, al frente de tu pueblo,

cuando a través de los páramos marchaste,

La tierra se estremeció...

Van huyendo los reyes y sus tropas...

Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares;

del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.

Cuando tú, Dios y Señor, ascendiste a las alturas,

te llevaste contigo a los cautivos;

tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes (cf. v.29-31),

para establecer tu morada...

Dios aplastará la cabeza de sus enemigos...

Por causa de tu templo en Jerusalén,

los reyes te ofrecerán presentes.

(Sal 68:1,4,7,12,17,18,21,29; cf. 34-35 NVI)

En resumen, Dios va en marcha sobre la tierra, entra en batalla, vence a sus enemigos y recibe botín de ellos. En la tradición judía, la frase "ascendiste a las a las alturas" se interpretaba como la subida de Moisés al Sinaí, o del arca al Monte Sión, o implícitamente el regreso de Dios al cielo despues de derrotar a los enemigos del pueblo.

En Efesios 4 Pablo da una versión cristológica del mismo salmo, pero con diferencias sorprendentes:

"Cuando ascendió a lo alto,

se llevó consigo a los cautivos,

y dio dones a los hombres"

(¿Qué quiere decir eso de que "ascendío",

sino que también descendió a las partes bajas,

o sea, a la tierra?

El que descendió es el mismo que ascendió

por encima de todos los cielos,

para llenarlo todo. (Efes. 4:8-9; cf. 1:23 NVI)

En esta atrevida relectura del Salmo 68, Pablo introduce varios cambios: al "subió" de Salmo 68:18 Pablo agrega "también descendió"; omite las descripciones de marchas y batallas, pero mantiene el tema del botín, como símbolo de los dones; donde el salmo dice "recibiste dones", Pablo lo cambia a "dio dones".

¿Por qué será que Pablo haya escogido este texto antiguo, aparentemente tan alejado del tema entre manos, y que le requería hacer cambios tan grandes en el texto hebreo? El texto mismo sugiere que Pablo quiere relacionar la repartición de dones y oficios con la Ascención de Jesús. "Este mismo" (autos), que descendió y ascendió, "constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas", etc, como también en su Ascension dio carismas y repartió dones" (4:7). LLama la atención esta conexión de los dones, tanto de 4:8 como de 4:11, con un momento histórico ya pasado y específicamente la Ascención, a diferencia del Pentecostés (cf. Hch 1:22, apóstoles como testigos de la Ascensión).

De esa manera, todo este pasaje confirma nuestra tesis que nuestro texto (4:11) afirma el origen de todos los dones en Jesucristo Resucitado y Ascendido a la derecha del Padre, pero no dice nada, ni explícita y implícitamente, sobre el futuro distinto de cada uno de los cuatro oficios mencionados. Otros textos enseñan con toda claridad que el testimonio apostólico tuvo que ser de una vez para siempre, peroque "profetas, evangelistas y pastores-maestros" tenían un futuro distinto. Eso de ninguna manera implica que el apostolado iba a tener ese mismo tipo de futuro.

¿Significa eso que ahora no necesitamos apóstoles? ¡Jamás! Siempre necesitamos "los apóstoles" pero para nada necesitamos "nuevos apóstoles", como si no fueran suficientes y adecuados los que nombró Jesús. Éstos "apóstoles" de hoy no pueden ser apóstoles auténticos, porque no pueden cumplir con los requisitos definitivos de dicho puesto, como estipula el Nuevo Testamento. Pero a través de los siglos, cuando fieles cristianos han "perseverado en la doctrina de los apóstoles", ha estado presente con toda su fuerza el ministerio de ellos. Ellos son el fundamento sobre el que tenemos que construir en cada generación, pero no nos toca echar de nuevo una y otra vez ese fundamento histórico echado por ellos (Ef 2:20; Col 1:23). Los apóstoles siguen viviendo, siglo tras siglo, en su testimonio al Señor de señores. Ahora el Nuevo Testamento es el lugar por excelencia donde nos encontramos con ese Cristo que vivió, murió, resucitó y ascendió hace dos mil años pero que vive por los siglos de los siglos. En comparación con la grandeza y poder de ese ministerio, nuestros modernos "apóstoles" no pasan de ser una triste parodia.

Oscar Cullmann, en un enjundioso artículo titulado "la tradición", afirma el apostolado único e irrepetible de los apóstoles originales y lo relaciona con la definición del canon del Nuevo Testamento. Cullmann distingue entre el tiempo de los apóstoles, como fundamento, y el tiempo de la iglesia (p.182). Los apóstoles pertenecen todavía al tiempo de la revelación directa, el tiempo de la encarnación (p.183). Así es que el testimonio apostólico nos coloca en la misma presencia de Jesucristo (p.188); Cristo habla directamente por ellos (p.192). El paso del tiempo de los apóstoles al tiempo de la iglesia posapostólica se marca por la definición del canon del Nuevo Testamento (pp. 193-203). En la iglesia de mediados del siglo dos surgían muchos escritos apócrifos, enteramente legendarios (p.195) y "la tradición en la iglesia no ofrecía ninguna garantía de verdad" (p.196). Entonces, "con un acto de humildad", la iglesia posapostólica "ha sometido toda tradición posterior elaborada por ella misma al criterio superior de la tradición apostólica codificada en las santas Escrituras" (p.196). De ahí en adelante, toda tradición de la iglesia tiene que ser juzgada por la tradición apostólica. Es por ignorar esto, afirma Cullmann, que la iglesia católica cae en el error de la sucesión apostólica y la infalibilidad papal. Problemas parecidos surgen con el movimiento neo-apostólico. Disminuir la normatividad de los apóstoles lleva, tarde o temprano, a disminuir la normatividad de su testimonio apostólico, el Nuevo Testamento.

¡Los apóstoles viven hoy y nos hablan por medio de las sagradas escrituras! Y al hablar ellos, como muestra Cullmann, habla Jesucristo mismo. ¿Podrán haber creyentes que no hayan escuchado la voz del Salvador en las palabras del Nuevo Testamento, y no hayan visto a Cristo en la página inspirada? Los apóstoles no han muerto ni se han quedado mudos. Ellos siguen viviendo y hablando por medio de su fiel testimonio al Señor.

Cuando cualquier texto se lanza a la historia, nadie sabe qué futuro podrá tener ese texto, nadie sabe cuál podrá ser el "delante" de ese texto. El autor muere, pero su texto sigue su marcha por el tiempo. De seguro San Pablo ni imaginaba la "vida futura" que iba a tener esa carta que escribió a los hermanos de Roma. Tres siglos después, en un jardín de Milán, un profesor de retórica y filosofía escuchó la voz de un niño que decía "tolle, lege" (toma, lee), y Agustín de Hipona tomó el libro de Romanos, lo leyó y su vida fue transformada. Más de un milenio después le tocó a un joven biblista agustino enseñar un curso sobre Romanos, Martín Lutero descubrió el secreto de la justificación por la fe y "se me abrieron las puertas del paraíso". Después, el 24 de mayo de 1738, en una capilla morava en el pueblo de Aldersgate, Inglaterra, un misionero fracasado escuchó la lectura del Prefacio a Romanos de Lutero, y "faltando unos quince minutos para las nueve" Dios habló a Juan Wesley, por medio del apóstol Pablo, y Wesley "sintió un calor extraño en su corazón y confió en Cristo como su único Salvador". Y el libro de Romanos sigue su camino, tocando vidas y trasnformándolas, porque en ese libro habla Jesucristo por medio del Espíritu Santo.

¡No, mil veces No, los apóstoles no se han muerto, ni se han quedado mudos! Ellos siguen dando su testimonio al único Señor y Salvador, el Crucificado y Resucitado que está sentado a la diestra del Padre, a través de las escrituras.

¡Gracias a Dios por los santos apóstoles y su testimonio! Pero de sus imitadores modernos, que Dios nos libre.

Los amo GRACIA Y PAZ. DIOS TE BENDIGA.

La persona y el poder de Dios 1

Si usted ha estado en la iglesia por algún tiempo considerable, probablemente habrá escuchado a alguien ofrecer esa máxima pasiva como consejo espiritual. De hecho, muchos creyentes la utilizan también como forma abreviada para describir el proceso de la santificación. Es la idea de que Dios hará lo que Él quiere, cuando quiere, y los creyentes están sólo para el paseo.

Pero la versión de la iglesia de “No Te Preocupes, Se Feliz” está en oposición directa a la Escritura. En Filipenses 2:12-13, Pablo describe la paradoja de cooperación de la santificación –que es la responsabilidad del hombre llevada a cabo por obra de Dios.

12 Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; 13 porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.

Ya hemos hablado de la responsabilidad del hombre tal como se describe en el versículo 12. Ahora tenemos que examinar el papel de Dios en nuestra santificación, un papel que Pablo desarrolla, poniendo de relieve sus cinco atributos clave. Vamos a considerar los dos primeros hoy.

La Persona de Dios

La primera clave para la obra de Dios en nuestra santificación es su personalidad, lo que Pablo hizo hincapié en el versículo 13.

La mayoría de las deidades paganas son descritas como impersonal, lejanas, e indiferente. Eso no es sorprendente, porque los dioses falsos son fabricados por los hombres por el temor y la superstición. Incluso aquellos que tienen características personales no son retratados deseando la comunión con sus adoradores. Y es comprensible, sus adoradores no tienen ningún deseo de comunión con ellos.

Pero el Dios vivo y verdadero de la Escritura es real y personal. La Biblia no trata de demostrar que Dios es una persona porque se asume esa realidad. En ambos testamentos se habla de El en términos antropomórficos (parecidos a los humanos), como teniendo ojos y ver, tener oídos y escuchar, tener pies y caminar, amar y odiar, llorar y reír, condenar y perdonar.  Piensa, siente, actúa y habla-todos los elementos de la personalidad. Como persona, Él tiene un interés personal por la humanidad, y especialmente para con Sus hijos. Esa preocupación personal se ve en Su obra en los creyentes.

El Dios de la Escritura tiene un amor inimaginable por la humanidad caída y pecadora, que se ha rebelado contra El, le han injuriado y le han vilipendiado. Él tiene un amor tan grande para ellos ", “que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.” (Juan 3:16-17). No es la voluntad del Señor “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

Para los que le pertenecen a Él, el Dios de la Escritura tiene un mayor amor y las relaciones personales más cercanas. A lo largo de las Escrituras, a Dios se le conoce como el Padre de Su pueblo –en el ámbito nacional en el Antiguo Testamento (cf. Isaías 63:16, 64:8), e individualmente en el Nuevo (cf. Mateo 5:16, 45, 48; 6:1, 9; 23:9). Adán y Eva, Moisés, y muchos otros santos del Antiguo Testamento hablaron directamente con Dios. “Y acostumbraba hablar el Señor con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo.” (Éxodo 33:11).

El Creador omnipotente, omnisciente y omnipresente y sustentador del universo ama a Sus hijos con amor y bondad eterna. Dios los protege de acuerdo con Su pacto eterno y promesas. Él perdona y limpia con la gracia eterna a través de Su Hijo. Y Él llama, dones, y les da el poder por Su Espíritu para el servicio espiritual con un impacto eterno. Él santifica y glorificará a aquellos a quienes Él ha justificado, poniéndolos en su reino celestial para vivir con Él por toda la eternidad.

El Poder de Dios

La segunda verdad esencial enfatizada en Filipenses 2:13 respecto a la parte de Dios en la santificación de los creyentes es Su poder divino. Por encima de todo, es Dios “quien obra” (Filipenses 2:13) en la vida de sus hijos. Él los llama a obedecer, y luego, a través de Su poder soberano, energiza su obediencia. Él los llama a su servicio, y luego capacita su servicio. Él los llama a la santidad, y luego les da poder para buscar la santidad.

“Obra” es del verbo energeo, la fuente de la palabra energía. Dios da energía a sus hijos a obedecer y le sirven.; Su potencia permite su santificación. Los creyentes no pueden hacer nada sagrado o justo en su propio poder o recursos. Así como nadie puede ser justificado por las obras de la carne (Romanos 3:20), así nadie puede ser “perfeccionado [santificado] de la carne” (Gálatas 3:3). Pablo confesó que “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.” (1 Corintios 15:10).

Pablo no subestime la importancia de la obediencia fiel. Pero sabía que detrás de todo servicio aceptable está el poder misericordioso de Dios. Se trata de “no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios,” (2 Corintios 3:5). Recordó a los Efesios que “del cual fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de su poder…. Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a El sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:7, 20-21)

Dios mismo es el recurso y el poder supremo e indispensable del creyente. La maravilla de todas las maravillas es que “Dios es el que obra” (Filipenses 2:13) en ellos. Pablo lo resumió en Colosenses 1:29 cuando dijo: “Y con este fin también trabajo, esforzándome según su poder que obra poderosamente en mí.”

Es por esa razón que la santificación continuará durante toda la vida del creyente (Filipenses 1:6). Aquellos a quienes Dios justifica Invariablemente El los santifica. Él cumplirá Su voluntad al slavar y preservar a los que vienen a Él (Juan 06:40, 44).

La naturaleza personal de nuestra relación con Dios, y el poder disponible para nosotros a través de esa relación ayuda a definir cómo Él obra en nosotros y a través de nosotros para lograr nuestro crecimiento espiritual. La próxima vez, vamos a ver otro aspecto de Su obra santificadora. John MacArthur

martes, 22 de julio de 2014

Llamado al Ministerio

¿Estás Llamado a Predicar el Evangelio?

Un Ministro debe ser un llamado de Dios. De lo contrario, tiene que ser un loco para apuntarse en este trabajo. Ahora, un hombre tiene que estar un poco loco para aceptar el llamado, pero cualquier intento de ministerio sin un llamado divino es una locura absoluta. Es esencial y de vital importancia saber que ha sido llamado por Dios

Ningún otro empleo, trabajo, o profesión es como el ministerio. No se encuentra en una universidad, colegio o por sí mismo. Es más que una carrera y se trata de un llamamiento santo. El hombre de Dios no se limita a preferir ser un predicador en lugar de un fontanero, carpintero, médico, maestro, o un agricultor. El ministerio no es una preferencia de trabajo. Se trata de un deseo insaciable que dice: “La necesidad me es impuesta; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! ” (1 Cor 9:16)

La gente no te nombra, ni te elige para ser un hombre de Dios, esto es un llamado sagrado santo y de Dios!

Hoy en día se le dice Hombre de Dios al que predica con fuerza, pero no ofende. Al que ministra los más profundos misterios de revelación del reino de una manera oportuna. Al que pidió ser un profesor competente de griego, hebreo, e Inglés y rara vez comete un error gramatical. Pero esto esta muchas veces fuera de la realidad.

¿Quieres un paseo extremo? acepta el llamado de Dios al ministerio quintuple! En un momento estarás lleno de honor y al siguiente serás la escoria de la sociedad. A veces, serás la estrella brillante y popular que todo el mundo quiere, y otras veces te sentirás olvidado bajo el peso del aislamiento. Nada se compara con esta práctica paradójica conocida como la predicación del evangelio.
Así que estás llamado a ser un predicador …
Lea 2 Corintios 6:1-10 . Ahora vuelve a leerlo cuidadosamente. Predicadores, aquí es cómo “probar” o validar nuestro llamado:

Soportando aflicciones, dificultades, problemas y angustias
Por haber sido golpeados, encarcelados y acosados
Al trabajar duro, trabajar hasta tarde, y trabajar sin comer
Al tener un corazón puro, motivos puros, y una mente pura
Al contar con una búsqueda progresiva de conocimiento
Al ser gentil, amable, cariñoso y honesto (sin hipocresía)
Al estar bajo la unción y el poder del Espíritu Santo
Al proclamar la verdad por la autoridad de Dios
Al manejar adecuadamente la honra y la deshonra
Al tratar con la calumnia y el honor
Siendo fieles a nuestra palabra, incluso cuando se nos llama de impostores
Por ser ignorados por el mundo, pero bien conocido a Dios
Al vivir en la cara de la muerte
Al ser castigado por causa de la obra de Dios
Por estar inmersos en lágrimas y sin embargo tener gozo inefable
Por ser pobres y enriqueciendo a muchos
Por no tener nada, y sin embargo, tenerlo todo

La realidad es, más que nunca, necesitamos más hombres llamados por Dios! Necesitamos hombres de Dios que se enfrenten a la incertidumbre del ministerio, escuchen el llamado de Dios y digan: “Señor me envía, usame, moldeame, yo ire, puedes contar conmigo! “
El Llamado de Dios

Es una ambición admirable ser un predicador, pero nadie se atreva a entrar en el ministerio sin un llamado de Dios.

Hebreos 5:4 dice: “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como Aarón.” Aaron no eligió el sacerdocio, pero Dios lo escogió para el sacerdocio.

Todo el entrenamiento del mundo no te hará un predicador. El ir a la escuela bíblica puede ayudar a un predicador, pero no te hace uno.
Evidencia de un llamado definitivo

No existe una única fórmula de cómo una persona es llamada. Dios habla a los hombres de manera diferente. ¿Cómo Dios me llamó y cómo Él te llama puede ser diferente, pero la evidencia siempre será la misma.

Los que trabajan en la doctrina y en la supervisión de la grey de Dios tiene que ser convocados por el Príncipe de los pastores. ¿Cómo puede uno predicarán si no han sido enviados (Romanos 5:15)? El ministerio quintuple (Efesios 4:11) son dones de Dios, y no son la vocación del hombre.

La escritura dice en Isaías 6:8, “Después oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces dije: Heme aquí; Envíame a mi “.

Aquellos que son “llamados por la abuelita” finalmente se quedará en la presión ministerial. Aquellos que tratan de ministrar, por la voluntad del hombre están buscando problemas. Pregúntale a los 7 hijos de Esceva (Hechos 19) y Simon (Hechos 8) que querían operar en el poder del Espíritu, pero no en el llamado del Espíritu.

Algunos de los que piensan que sienten una carga para predicar pueden realmente tener una carga para trabajar en la iglesia o una carga por la oración. Aquellos que sólo responden emocionalmente al ministerio están pidiendo la miseria. Es esencial probar tu llamado.
10 Cosas que “debe tener” uno llamado al Ministerio

Hubo un momento en particular, cuando escuché por primera vez el llamado de Dios
Hay un anhelo interior intenso e ineludible para la obra de Dios
Hay una pasión extrema para acercarse a Dios
Hay un apetito insaciable para el estudio de su Palabra
Hay urgencia sin igual para compartir el Evangelio con los demás
Hay un hambre profunda de ver almas perdidas siendo salvas
Hay un corazón para el servicio de sacrificio y entrega
Hay una voluntad de ser probado y confrontado
Existe una evidencia clara y consistente de humildad
Hay una conducta santa y gran carácter siempre respaldando el llamado de Dios

Cuando se trata de el ministerio, asegúrate de que como tu actúas hoy es como serás respetado mañana.

Alguien dijo: “¿Por qué rebajarse a ser un rey cuando Dios me ha llamado a predicar el Evangelio?” Este es el sentimiento que debes tener en relación con el llamado. Dios es quien llama, pero las señales y la prueba de tu llamado será evidente para los que te rodean. Tu pastor especialmente vera la prueba.

2 Timoteo 4:5 dice: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”

La verdad de Filipenses 4:13

En el post de hoy, me gustaría considerar brevemente uno de los versículos más conocidos y, a menudo citados en el Nuevo Testamento. De hecho, es uno de los versículos más populares de la cultura evangélica de América hoy en día.

Ha sido impresa en los carteles y arte de la pared de inspiración. Una búsqueda rápida en Internet revela que se pueden comprar llaveros, anillos, botones, camisetas, pegatinas, postales, pulseras, bolsos, y otras baratijas cristianizadas con las palabras de este versículo estampadas, bordadas o en relieve sobre ellos. Este versículo incluso ganó una cierta notoriedad entre los aficionados al fútbol de la universidad hace un par de años, cuando un mariscal de campo de campeonato lucía el versículo en las tiras de reducción de brillo que llevaba bajo sus ojos.

Pero la ironía es que, mediante la adopción de este verso fuera de contexto, muchas personas lo han torcido –haciéndolo decir lo contrario de lo que realmente significa. Ellos la han convertido en un lema de obtener poder personal –una declaración de auto-realización, ambición y logro. Para muchos, este versículo se ha trivializado en una especie de lema para motivar a la prosperidad material, la promoción profesional, o el éxito deportivo.

Pero en realidad no es nada de eso.

A estas alturas, usted puede haber adivinado que el versículo que estoy describiendo es Filipenses 4:13. Allí, el apóstol Pablo escribe: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Ahora bien, si leemos Filipenses 4:13 en forma aislada, al margen de su contexto, es posible ver por qué muchos lo toman como una declaración de la autonomía personal.

Fuera de contexto, “todo” parece que podría referirse a lo que alguien podría querer llevar a cabo –desde ganar un partido de fútbol hasta la pérdida de peso, conseguir un nuevo trabajo, y hasta la obtención de la riqueza material. Fuera de contexto, a menudo se trata como un impulso espiritual de confianza en sí mismo que se puede aplicar a cualquier ambición o aspiración en la vida.

Pero en el contexto este versículo tiene un significado definido y muy específico –que la mayoría de los estadounidenses no quieren oír hablar, pero que es muy importante para nosotros recordar como creyentes.

Fuera de contexto, Filipenses 4:13 se utiliza como una promesa de cheque en blanco para todo lo que se desea. Pero en contexto, es un versículo es acerca del contentamiento. No se trata de que sus sueños se hagan realidad o sus metas se cumplan. Más bien se trata de ser alegre, satisfecho, y firme, incluso cuando la vida es dura y sus circunstancias parecen imposibles.

Usted ve, este versículo no se trata de ganar el partido de fútbol; se trata de la forma de responder cuando se pierde el partido de fútbol, ​​o se lesiona durante la temporada, o deja de hacer equipo en conjunto. No se trata de conseguir ese nuevo puesto de trabajo, la casa nueva, o aquel traje nuevo; se trata de encontrar su satisfacción en el trabajo que ha hecho, en la casa que ya posee, y en el vestuario de la familia que ya que cuelga en su armario.

Esto no es un verso acerca de ser capacitado para cambiar sus circunstancias; más bien, es un versículo acerca de confiar en el poder de Dios con el fin de estar contento en medio de circunstancias que no puede cambiar.

Consideremos, por un momento, el contexto de Filipenses 4:13. Escribiendo a los creyentes de Filipos, Pablo dice:

(10) Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado para conmigo; en verdad, antes os preocupabais, pero os faltaba la oportunidad.
(11) No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. (12) Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. (13) Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Se puede ver allí, que cuando el apóstol dice: Puedo todo lo puedo a través de Cristo que me fortalece, está hablando del contentamiento. En cualquier circunstancia, había aprendido a contentarse, al depender de Cristo, que le dio la fuerza para perseverar en cualquier situación.

Y esa es una perspectiva que estamos llamados a imitar. De hecho, si nos fijamos en el versículo 9, justo antes de los versículos citados anteriormente, Pablo dice:

(9) Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros.

Él le dice a sus lectores que sigan su ejemplo, y luego inmediatamente se habla de la alegría. Es evidente que la actitud que Pablo poseía es la que nos debe caracterizar también. Nathan Busenitz

lunes, 21 de julio de 2014

Cristo es Todo

1 Todo conocimiento se deposita en Cristo; el conocimiento del hombre de la verdad depende del conocimiento previo de Dios, comienza con el temor del Señor, y no requiere la sumisión a la Palabra de Dios.

2 La Filosofía que no presupone la palabra de Dios es un engaño vano; al suprimir la verdad, sometiéndose a las tradiciones humanas, y el razonamiento de acuerdo con las presuposiciones del mundo en lugar de Cristo, este tipo de pensamiento conduce a una mente oscurecida y conclusiones inútiles. Dios hace necedad de la sabiduría jactada del mundo.

3. Procurando tomar una postura neutral entre presuponer la palabra de Dios y no presuponerla está un intento inmoral de servir a dos señores.

4. El pensamiento neutralista borraría el carácter distintivo de los cristianos, difuminando la antítesis entre las mentalidades mundanas y de los creyentes, e ignorar la brecha entre el “hombre viejo” y el “hombre nuevo.” El cristiano que se esfuerza por lograr la neutralidad apoya inconscientemente supuestos que son hostiles a su fe.

5 El cristiano es un “hombre nuevo,” tiene una mente renovada, nuevos compromisos, una nueva dirección y un objetivo, un nuevo Señor, y por lo tanto nuevos presupuestos en el mundo del pensamiento; el pensamiento del creyente debe estar enraizado en Cristo (de la misma manera en que fue convertido): sometiéndose a Su Señorío epistémica en lugar de los patrones de pensamiento de la pseudo-sabiduría apóstata. El cristiano renuncia a la arrogancia de la autonomía humana y trata de amar a Dios con toda su mente y de razonar de tal manera que Dios reciba toda la gloria.

6 Las alternativas son entonces muy claras: ya sea basar todo su pensamiento en la palabra de Cristo y de ese modo obtener los tesoros de la sabiduría y el conocimiento, o seguir los dictados del pensamiento autónomo y por lo tanto ser engañado y privados de un genuino conocimiento de la verdad.

7. Por lo tanto, la palabra de Dios (en la Escritura) tiene la autoridad absoluta para nosotros y es el último criterio de verdad.

Del hecho de que Dios es el Creador soberano del cielo y de la tierra, por el hecho de que el mundo y la historia son sólo como Su Plan decreta, del hecho de que el hombre es la imagen de criatura de Dios, tenemos que concluir que todo el conocimiento que el hombre posee lo recibe de Dios, quien es el autor de toda verdad y la Verdad original. Nuestro conocimiento es un reflejo, una reconstrucción receptiva, del conocimiento primario, absoluto, creativo de la mente de Dios.

Tenemos que pensar Sus pensamientos buscándole a Él -como la primera premisa anterior afirma. Al retener la verdad acerca de Dios, el pensamiento de uno y los esfuerzos interpretativos, necesariamente, mal dirigido hacia el error y la insensatez (premisa 2). No puede haber un término medio; uno conscientemente comienza con Dios en sus pensamientos o no lo hace (premisa 3). Los creyentes que tratan de establecer tal terreno neutral deben, entonces, o bien perder su propia terreno firme o terminar por trabajar desde la base del incrédulo (el cual no es un terreno en absoluto), como se indica en la premisa 4. La naturaleza misma de lo que es ser, llegar a ser, y vivir como cristiano suficientemente establece que el creyente debe presuponer la verdad de la Palabra de Dios y renunciar a cualquier afirmación pecaminosa a la autosuficiencia o la neutralidad (premisa 5). Así, uno se enfrenta a una elección obvia para vivir bajo la autoridad de Dios, o no (premisa 6). La reflexión sobre la distinción Creador / criatura (con la que comenzó este párrafo) no puede dejar de guiarnos, entonces a la conclusión (premisa 7) que la voz del Creador es la voz de la absoluta e incuestionable autoridad; Su palabra debe ser la norma por la cual juzgamos todas las cosas y el punto de partida de nuestro pensamiento. Tal es la inevitable enseñanza de la Escritura (de la que se han derivado los puntos anteriores).

Los hombres deben darse cuenta de que cuando Jesús enseñaba, Él enseñaba con autoridad auto-certificada y no como uno cuyas opiniones tenían que ser respaldadas con la autoridad de otras consideraciones y otras personas (Mat. 7:29). Así, ningún hombre tiene la prerrogativa de poner a la palabra de Cristo en tela de juicio. Si un hombre no va a recibir y prestar atención a las palabras de Cristo, entonces no sólo es un necio que edificó su vida sobre la arena destructiva (Mateo 7:26-27), sino que ha de ser juzgado por esos mismas palabras autoritativas (Juan 12:48-50). La palabra de Dios tiene autoridad suprema. “¡Ay del que pleitea con su Hacedor!” (Isaías 45:9).

La norma por la cual juzgamos todas las enseñanzas debe ser esta palabra de autoridad de Dios (1 Juan 4:11; Deuteronomio 13:1-4.): “¡¡A la ley y al testimonio! Si no hablan conforme a esta palabra, es porque no hay para ellos amanecer.” (Isaías 8:20). Si usted no se somete presuposicionalmente a la libre la palabra auto*-certificada y autoritativa de Dios, vosotros seréis de “doble ánimo2 y será inestable en todos sus caminos, impulsado por el viento y echado de una parte a otra (Santiago 1:5-8). En lugar de ser impulsado por el “viento” del “Espíritu” de Dios, será llevado por doquiera de todo viento de doctrina por medio de la astucia del pensamiento humanista y las artimañas del error (Ef. 4:13-14). Por lo tanto, debemos mantenernos inflexiblemente firmes a la confesión de nuestra esperanza cristiana (Hebreos 10:23). Escucha la afirmación de Dios: “Yo, el Señor, hablo justicia y declaro lo que es recto.” (Isaías 45:19). Su palabra, desde el principio, debía ser considerada como autoridad real; no hay que vacilar en este sentido. La veracidad de Dios es la norma última de nuestros pensamientos: “Sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Rom. 3:4).

La palabra del Señor es la verdad auto-certificada y autoritativa. Es el criterio que debemos usar para juzgar todas las demás palabras. Por lo tanto, la palabra de Dios incuestionable. Debe de ser el fundamento de nuestro pensamiento y vida (Mat.7 :24-25). Es nuestro punto de partida presuposicional. Todo nuestro razonamiento debe estar subordinado a la palabra de Dios, porque nadie está en condiciones de responder en su contra (Rom. 9:20) y cualquier que contienden con Dios va a terminar teniendo que responder (Job 40:1-5). No debe ser las opiniones cambiantes de los hombres, sino la palabra auto-certificada con autoridad, y en última instancia, veraz de Dios que tenga la preeminencia en nuestros pensamientos, porque “¿…truenas con una voz como la suya?” (Job 40:9).
Greg Bahnsen

viernes, 18 de julio de 2014

Idolatría

Hay ciertos temas en las Escrituras que tienden a golpearte en la cabeza con su persistencia. Idolatría es uno de esos. Es un tema tan prominente en las Escrituras que algunos han dicho que es el tema central de toda la Biblia.[1] Y cuando se trata de la idolatría, los humanos somos infinitamente creativo. Como dijo Juan Calvino, “El corazón del hombre es una fábrica perpetua de los ídolos.” Denos la oportunidad, y vamos a sustituir a Dios con todas y cada objeto, persona, ideal, o un sueño.

La mayoría de la gente moderna no capta la obsesión de la Biblia con la idolatría. Pensamos en la idolatría como un antiguo problema de personas retrasadas que se inclinaban ante las estatuas, no algo relevante para las personas sofisticadas como nosotros. Pero no estamos más allá de la idolatría. Nosotros simplemente vestimos con ropa diferente.

Hechos 19 nos da 5 ideas sobre la realidad de la idolatría para nosotros hoy:

1. Un ídolo es cualquier cosa que promete una vida de seguridad y alegría al margen de Dios.

En Hechos 19, Artemisa se describe como el "protectora" y "prosperadora" de Éfeso. Con ella, los Efesios creían, se les garantizaba la seguridad y alegría. Esta falsa esperanza es precisamente lo que hace a un ídolo en un ídolo. Los ídolos no son por lo general cosas malas, sino cosas buenas que se han convertido grandes cosas –cosas que creen que garantizan la alegría y la seguridad.

¿Qué es eso en su vida? ¿Sobre qué piensa usted, “Siempre y cuando tenga esto, voy a tener feliz”? ¿Qué necesitas tan desesperadamente que no puedes imaginar una vida plena sin ello?

Lo que hace de estos ídolos tan peligrosos es que son casi siempre cosas buenas. He visto lo bueno de desear el matrimonio convertirse en un dios falso. He visto el bien de querer proveer convertirse en el ídolo de siempre tener que conseguir un estándar más de referencia financiera. El problema no es el dinero o el matrimonio. El problema viene cuando confiamos en esas cosas para satisfacer.

2. Los ídolos involucran las emociones más profundas de nuestro corazón.

Cuando se desafían los ídolos, la gente se violenta. Eso es lo que sucede en Hechos 19, cuando se ve amenazada la destreza de Artemisa. Y es lo que sucede en nuestras vidas cuando algo que amamos es amenazado, porque muchas de nuestras emociones más profundas están conectadas a los ídolos. Algunos de mis emociones más profundas están conectados a adorar al ídolo de éxito.

¿Qué es eso en tu vida? ¿Sobre qué piensa usted, "Si alguna vez me perdí esto, yo nunca sobreviviré"? ¿Qué posible pérdida no sólo asustada, sino se hace estar desesperado?

La ironía aquí es que idolatrar algo en última instancia, le impide ser capaz de disfrutar de ello en absoluto. Usted entra el pánico y se preocupa por perder algo tan vital que nunca puede descansar. Por ejemplo, muchas de las personas más ricas son los más paranoicos sobre su dinero. Ganar más de un ídolo sólo aumenta esa sensación de miedo, porque no hay nada más que Dios pueda sostener el peso de su alma.

3. Lo ídolos necesitan ser protegidos.

Uno de los artesanos en Éfeso, Demetrio, estaba haciendo una fortuna en estatuas de Artemis, tazas de café, y las muñecas cabeza de borla. Él no iba a quedarse de brazos cruzados mientras que Pablo socavó toda su empresa financiera con su mensaje "dioses hechos con las manos no son realmente dioses". Así que reunió a un grupo improvisado de matones para echar a Pablo fuera de la ciudad.

No pierda el humor en esto: Artemis era la protectora de Éfeso. Sin embargo, cuando la piel de Demetrio estaba en juego –su flujo de efectivo –el de inmediato saltó a defenderla. Ese es el absurdo de la idolatría: lo que se supone debe protegernos se convierte en algo que protegemos con fiereza.

¿Qué es eso en tu vida? ¿Qué sientes sobre la protección obsesiva de tu vida?

Charles Spurgeon dijo que la Palabra de Dios es como un león enjaulado. Si alguien amenaza el león, usted no tiene que intervenir y defender el león; lo dejas suelto y va a protegerse. El Dios de la Palabra puede protegerse a sí mismo, pero nuestros dioses falsos siempre necesitan ser protegidos.

4. Los ídolos demandan sacrificios para mantenerlos felices.

Todo el sistema en Éfeso estaba construido en apaciguar a Artemisa y mantenerla feliz. Eso no fue un accidente: los ídolos siempre van a hacer que usted sacrifique por ellos. Si el negocio es su ídolo, usted sacrificara su integridad para subir la escalera del éxito. Si la aceptación es su ídolo, sacrificaras tu honestidad y mentiras para obtener la afirmación. Si el romance es su ídolo, se alejara de su cónyuge tan pronto como la "chispa" parezca desvanecerse.

Pero un ídolo es como un fuego. Nunca dice: "Eso es suficiente." En su lugar, sólo sigue pidiendo más. El altar de la idolatría es terriblemente insaciable: entre más se sacrifica por un ídolo, más se va a exigir.

¿Qué es eso en su vida? ¿Qué parte de usted mismo has sacrificado en el altar de un ídolo? ¿Dónde sientes ese “tirón” para seguir cortando las esquinas o poner excusas? No se engañe pensando que este sacrificio será el último.

5. El evangelio vence nuestra idolatría.[2]

El ídolo del dinero nos dice: “"Si usted no hace lo suficiente para obtenerlo, voy a hacer de su vida algo miserable.” El ídolo de la familia dice: “Si usted me pierde, la vida no será digna de ser vivida.” El ídolo de la comodidad, dice, una y otra vez, “sacrifique su honestidad, su integridad, sus relaciones más cercanas, para mí.”

Los ídolos son capataces duros. Si ellos fallan, le hacen pagar. Pero en el Evangelio Jesús nos dice: "Tu me fallaste. But instead of destroying you, I’ll let myself be destroyed for you. Pero en lugar de destruirte, voy a dejar que me destruyan a mí mismo por ti. En lugar de exigir un sacrificio, me convertiré en un sacrificio por ti.” En Jesús, a diferencia de los ídolos, nos encontramos con el único Dios que-cuando le recibimos – nos satisface, y cuando le fallamos – él nos perdonará. J.D. Greear

domingo, 13 de julio de 2014

La verdad de Malaquías 3:9

Seguramente ud ya habra escuchado la famosa frase:
Si ud no da su Diezmo,esta robando a Dios,ud es un ladron…
Y hasta llegana a decir: “no soy yo el que lo llama de ladron,sino Dios en su palabra”
(y le citan Malaquias 3 :9)
Asi de esta forma manipulan y amedrentan a las personas para que diezmen en sus iglesias.
La Biblia dice en (1Co_6:10) ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
O sea que el cristiano según el criterio de estos pastores, puede perder su salvacion si no diezma.
Porque si no dar el Diezmo significa ser ladron,y la biblia dice que los ladrones no heredaran la vida eterna ¿entonces mi salvacion depende del diezmo?
La Biblia dice (Gál_3:13) Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)
¿ O sea que la sangre de Cristo llevo la maldición de LA LEY ,pero no la de Malaquias 3:9?

(Gál_2:21) No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
(Gál_5:4) De Cristo os desligasteis, los que por la LEY os justificáis; de la gracia habéis caído.
La ley de Moisés fue provisional: fue hecha para terminarse. “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos 10.1). Terminó su obra y encontró su fin en Cristo. “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10.4)
“La ley ha sido nuestro ayo (maestro), para llevamos a Cristo” Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo(bajo la ley)(Gálatas 3.24-25).
1. El Antiguo Testamento no es un pacto por el cual vivimos. Hay muchas cosas enseñadas y aceptadas en el Antiguo Testamento las cuales no debe ser toleradas bajo la ley de Cristo. La ley espiritual de Israel enseñó y mandó el sacrificio de animales; la ley moral de Israel toleró la poligamia; la ley civil de Israel tenía muchas ordenanzas que no son seguidas por cualquier gobierno civil hoy día. La Ley de Moisés fue dada a la nación de Israel por un período de tiempo limitado.
2. El Antiguo Testamento no es un medio de salvación hoy día. El Antiguo Testamento reveló la gracia de Dios a aquellos bajo la ley de Moisés. Aquellos hombres fueron salvos por la fe, no por un sistema de obediencia perfecta (Romanos 4:6-8). David, por ejemplo, no pudo ser justificado por un sistema de obediencia perfecta, sino que, recibió el perdón de Dios, la gracia divina, cuando cumplió con las condiciones del Antiguo Testamento para recibir la gracia.
Ahora los hombres están viviendo bajo la ley de Cristo. Lo que está revelado en la ley de Cristo es lo que los hombres están obligados a obedecer.
El Antiguo Testamento no es una de esas cafeterías modernas donde uno entra y escoge lo que le es agradable a su propio paladar,como es la implementacion del cobro de diezmos y lo demas no.
¿Por qué para estos falsos profetas la circuncicion NO,pero el “Diezmo” ($) si tiene vigencia,por que guardar el sábado NO,pero Si el Diezmo, por que los 613 preceptos de la ley NO y el Diezmo SI ?

¿ Exactamente qué es la “maldición” de Malaquías 3:9? Deuteronomio 27:26 dice: “Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén”
El Pueblo de Israel estaba bajo la Ley (Gál_3:10) Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Pero como vimos anteriormente (Gál_3:13 ) Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
El nuevo pacto nos enseña que Jesucristo vino como el segundo Adán (Rom. 5:17-19) y como Israel personificado (Mat. 2:15), para vivir la vida perfecta sin pecado y obedecer cada una de las partes de la ley (Heb. 10:9). Por fe, su perfecta obediencia se acredita al creyente (Rom. 3:24-26) (2 Cor. 5:21). En consecuencia, los cristianos no están, y no pueden estar, bajo ninguna maldición bien del pacto antiguo o el nuevo pacto porque los cristianos tienen la perfecta vida sin pecado de Cristo en lugar de su obediencia a Dios. “¿Por qué moriría Cristo para redimirnos de la maldición de la ley, y luego daría la vuelta y nos pondría otra vez bajo esa misma maldición? ¡Eso es una locura, hombre!” (citado en Gálatas 3:10).
Esta maldición era la maldición del pacto antiguo. Repito, ¡la maldición de Malaquías 3:9 era la maldición del pacto antiguo! La nación había prometido a Dios que obedecería completamente todas y cada una de las partes de la ley entera, o de lo contrario quedaría bajo maldición. El auditorio de Malaquías, en Nehemías 10:28-29, renovó sus votos del pacto antiguo y, nuevamente, pidió a Dios que le pusiera bajo maldición si dejaba de cumplir con cada una de las partes de la ley.

¡Amigos, es un PECADO terrible que los predicadores cristianos saquen la maldición de Malaquías 3:9 fuera de su histórico contexto del pacto antiguo y la usen como mazo, o como hierro candente, para amenazar a los miembros de iglesia por no traer sus diezmos! Sólo los israelitas pueden ser maldecidos por semejante pecado porque ellos fueron los únicos que le pidieron a Dios que les maldijera si dejaban de guardar su ley perfectamente. Dios nunca entró en ningún pacto de esta clase con la iglesia.

En Gálatas 3, el apóstol Pablo discute la “maldición de la ley”. Después de citar a Deuteronomio 27:26 en el versículo 10, el versículo 12 dice que la ley no se basaba en la fe. De la misma manera, el diezmo no se basa en la fe. ¡Como elegidos de Dios, los cristianos del nuevo pacto no están bajo maldición por NINGUNA razón! ¿Cómo podemos estarlo? Ya somos conquistadores y nuestras vidas ya están escondidas con Cristo en Dios (Rom. 8:37; Col. 3:1-4). La Escritura es clara sobre esto (véase también Rom. 8:1, 33; Heb. 10:14; Efe. 1:7). ¡Crea en la palabra de Dios para la iglesia! ¡Crea que “Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo aquel que es colgado en un madero” (Gál. 3:13)! ¡Libérese de las mentiras de los que quieren asustarlo con una maldición abolida!
En relación con los versículos 8-10, : “Por gracia, Dios quiere que usted dé en la medida en que pueda dar. Para algunas personas, eso sería menos que el diezmo. “Quiero recordarles nuevamente que nosotros no estamos bajo el sistema del diezmo en la actualidad. Hay muchos creyentes humildes con muy pocos ingresos para los cuales dar el diezmo sería demasiado” . “En la actualidad, no existe tal cosa como ‘dar para el alfolí’. Ésa no es la manera en que damos porque lo que Israel daba era en forma de productos”.
Un comentario final sobre la maldición de Malaquías 3:9. Sólo hay tres textos en los cuales el mismo Jesús mencionó el diezmo. Y, créanlo o no, en realidad Jesús maldijo (pronunció ayes) a los DIEZMADORES porque el resto de sus vidas era hipocresía. ¡Esto prueba que no hay tal cosa como bendiciones automáticas para los diezmadores! Véanse Mateo 23:23 y Lucas 11:42; 18:12.
Muchos utilizan hasta historias que inventan sobre tragedias que les han pasados a los que no han pagado el diezmo o dicen que los cielos se abren con muchas bendiciones a los que lo dan. Relacionan todo lo bueno y lo malo que el ser humano pasa en esta vida terrena, conectándolo directamente con el diezmo; mera superstición. Las enfermedades son parte de nuestra naturaleza humana, igual los problemas con los que nos enfrentamos día a día. Dios no es un dios de interés económico sino espiritual.

Los judíos en la actualidad no diezman

Los Rabinos Judíos, quienes en teoría deben de conocer y saber aplicar mejor Ley Mosaica, no cobran diezmos porque ellos saben que únicamente los Levitas pueden cobrar el diezmo. A causa de la destrucción de los archivos genealógicos en la destrucción del Templo en el año 70 d.C., ellos no pueden identificar a los verdaderos Levitas. Usan un sistema diferente para sustentarse económicamente que trata de tantos dólares por cada asiento en sus sinagogas y así poderle dar mantenimiento y sostenerse económicamente. Entonces, ¿podría algún líder probar que es descendiente directo de Arón para tener el derecho de pedir el diezmo (aunque el que piden ahora no es en especies sino monetario)?

Rom_6:14 … pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

AHORA SI UD QUIERE VIVIR BAJO LA LEY,NO SE HAGA LLAMAR CRISTIANO.
(Heb 8:6) Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
(Heb 8:7) Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
(Heb 8:13) Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

(Gál 2:16) sabiendo que el hombre no es justificado por las OBRAS DE LA LEY, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo Y NO POR LAS OBRAS DE LA LEY, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
(Gál 3:10-12) Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Roddy Carrión

Dios no llega a tiempo

Muchas veces escuchamos en el argot cristiano expresiones como "Dios siempre llega a tiempo".

Cuando alguien llega, es porque no estaba presente. Entre los atributos de Dios encontramos uno que es la omnipresencia, lo que se define como cualidad divina que establece a Dios en todo lugar al mismo tiempo. Muchos cristiano cuando están pasando por momentos difíciles en su carrera espiritual, invitan a Dios en sus súplicas a que acuda a librarle o a socorrerle, pero mi gran pregunta sería: si Dios es omnipresente, por qué lo invitamos a venir?

La palabra de Dios establece que "los ojos de Jehová contemplan toda la tierra para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfectos para con él." (1cronicas 16:09).

Es decir que sí sus ojos contemplan toda la tierra, no hay lugar dónde él no esté presente, inclusive en medio de esos momentos cuando estamos pasando por tribulación y, por qué no decir también cuando creemos que estamos solos y abandonados?

No hay razón para decir que Dios siempre llega a tiempo, él siempre está y está para intervenir a favor nuestro cuando la situación no se torna tan favorable, pero también está para ver cuando nos deslizamos y nos alejamos de su plan y voluntad creyendo que sus ojos están ausente del escenario donde nos desenvolvemos y realizamos nuestras actividades cotidianas.

Dios no llega a tiempo, él siempre ha estado, está y siempre estará, sólo tenemos que creerlo y poner en práctica nuestra fe como testimonio de que él hará.

sábado, 12 de julio de 2014

Israel ahora

¿Cuál es el papel de Israel en los tiempos del fin?"

Cada vez que hay un conflicto en o alrededor de Israel, muchos lo ven como una señal de la pronta aproximación del final de los tiempos. El problema con esto, es que eventualmente podemos cansarnos del conflicto en Israel, tanto, que ya no reconoceremos cuando ocurran los verdaderos eventos proféticamente significativos. El conflicto en Israel no es necesariamente una señal de los tiempos del fin.

Los conflictos en Israel siempre han sido una realidad desde que Israel ha existido como nación. Ya sea que se trate de los egipcios, amalecitas, madianitas, moabitas, amonitas, filisteos, asirios, babilonios, persas, o romanos, la nación de Israel siempre ha sido perseguida por sus vecinos. ¿Por qué es esto? De acuerdo a la Biblia, es porque Dios tiene un plan especial para la nación de Israel, y Satanás quiere sabotear ese plan. El odio por Israel, satánicamente influenciado – y especialmente por el Dios de Israel – es la razón por la que los vecinos de Israel siempre han querido ver destruida a esa nación. Los intentos de Senaquerib, rey de Asiria; Amán, oficial de Persia; Hitler, líder de la Alemania; o Ahmadineyad, presidente de Irán, por destruir totalmente a Israel, siempre fallarán. Los perseguidores de Israel vendrán y se irán, pero la persecución permanecerá hasta la segunda venida de Cristo. Como resultado, el conflicto en Israel no es un indicador confiable para la llegada del final de los tiempos.

Sin embargo, la Biblia dice que habrá un terrible conflicto en Israel durante los últimos tiempos. Es por lo que ese período de tiempo es conocido como la Tribulación, la Gran Tribulación, y el “tiempo de angustia para Jacob” (Jeremías 30:7). Esto es lo que dice la Biblia sobre Israel en los tiempos del fin.

Habrá un regreso masivo de judíos a la tierra de Israel (Deuteronomio 30:3; Isaías 43:6; Ezequiel 34:11-13; 36:24; 37:1-14).

El Anticristo hará un pacto de 7 años de “paz” con Israel (Isaías 28:18; Daniel 9:27).

El templo será reconstruido en Jerusalén (Daniel 9:27; Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:3-4; Apocalipsis 11:1).

El Anticristo romperá su pacto con Israel, lo que resultará en una persecución mundial sobre Israel (Daniel 9:27; 12:1, 11; Zacarías 11:16; Mateo 24:15, 21; Apocalipsis 12:13). Israel será invadida (Ezequiel capítulos 38-39).

Finalmente Israel reconocerá a Jesús como su Mesías (Zacarías 12:10). Israel será regenerado, restaurado, y reunificado (Jeremías 33:8; Ezequiel 11:17; Romanos 11:26).

Actualmente hay muchos disturbios en Israel. Israel se encuentra perseguido, rodeado por enemigos – Siria, Líbano, Jordania, Arabia Saudita, Irán, Hamás, la Jihad Islámica, Hezbolá, etc. Pero este odio y persecución de Israel es solo un indicio de lo que sucederá en el final de los tiempos (Mateo 24:15-21). La última oleada de persecución, comenzó cuando Israel fue reconstruido como nación en 1948. Muchos eruditos de las profecías bíblicas, creen que la guerra Árabe-Israelí de los seis días en 1967, fue el “principio del fin.” Lo que está ocurriendo ahora en Israel, ¿podría indicar que el final está cerca? Sí. ¿Significa con seguridad que el final está cerca? No. Jesús Mismo lo dijo mejor, “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.” (Mateo 24:4-6).

viernes, 11 de julio de 2014

La verdad bíblica de los Pactos

Últimamente se ha visto mucho en las iglesias que los pastores invitan al pueblo a pactar con Dios y el principal invitado a ese pacto es San Billete $$$.

Es de sorprenderse cuando vemos a un “Cristiano” realizar las mismas prácticas católicas, idolatrando el dinero, ofreciendo a Dios todo tipo de ofrendas e incluso he escuchado decir: SI ME DAS MI CASA TE PROMETO QUE PREDICARÉ EL EVANGELIO.

Yo en lo personal y por testimonio Bíblico estoy completamente en contra de estas prácticas herejes, ya que sólo se ven en las religiones paganas y no en la del Dios Viviente de la Biblia.

Es triste ver que esta práctica se está extendiendo y no ha perdonado denominación ni territorio, y todo por no leer la palabra de Dios.

Hermanos, tenemos que entender que todo debe estar 100% respaldado por la palabra, esas prácticas son inventos de los hombres basados en sus propias concupiscencias de dinero y de poder.

Veamos qué es un pacto en la Biblia, qué pactos ha hecho Dios con los hombres y descubramos a la luz de la palabra la realidad.

Te invito a leer para que no seas engañado, el final te asombrará.

Pacto

Convenio que expresa la relación especial de Jehová con su pueblo y resume la forma y estructura de la religión bíblica en ambos testamentos. La palabra hebrea (berit) aparece 285 veces en el Antiguo Testamento y la palabra griega (diatheke) 33 veces en el Nuevo Testamento; ambas se traducen «pacto».

Nota: tengan presente la palabra “BERIT” = PACTO, al final te asombrarás.

Pactos humanos

El pacto siempre es un acuerdo mutuo entre dos o más socios que los vincula y obliga a una reciprocidad de beneficios y obligaciones. No sólo lo vemos en pactos bilaterales, sino también concertados entre grupos (Jos 9.15; Abd 7). El Antiguo Testamento da varios ejemplos de pactos humanos:

Nota: Si el pacto es un acuerdo mutuo entre dos o más socios que los obliga entre sí tanto con derechos y obligaciones, la pregunta es ¿puede el hombre obligar a Dios a cumplir un pacto? ¿puede el hombre hacer un pacto con Dios? o ¿es Dios el que pacta con el hombre?

Veamos diferentes pactos en la Palabra.

Compromiso matrimonial

El matrimonio es un pacto (Mal 2.14; Ez 16.8).

Relaciones familiares

A través de un pacto, Jacob y Labán entran en relaciones familiares (Gn 31.44-54).

Relaciones de amistad y compromiso de unión para la vida.

En un pacto, Jonatán sella con un regalo la dádiva de su propia vida a su amigo David (1 S 18.1-4; 20.4-17).

Promesa de buenas relaciones y obligaciones sociales mutuas

Abimelec e Isaac hicieron un pacto de no agresión (Gn 26.23-33).

Reconocimiento de una propiedad

Abimelec y Abraham hacen un pacto en el que se asegura que Abraham es dueño de un pozo (Gn 21.22-34).

Compromiso de apoyo político

Abner se compromete con David para luchar por hacerlo rey de todo Israel (2 S 3.12-21).

Compromiso de liberación de esclavos

Sedequías se compromete con los ricos de Judá a liberar a sus esclavos (Jer 34.8-22).

Tratado de un rey vasallo con un rey soberano

El rey de Judá se sometió al rey de Babilonia (Ez 17.11-21).

Veamos los distintos pactos que Dios a hecho con los hombres, sin perder de vista que Dios es el que los propone.

CONCEPTO TEOLÓGICO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Adán

Aunque la palabra no se usa en Gn 1:3 ni aparecen todos los elementos tradicionales, el Antiguo Testamento se refiere una vez a la relación establecida entre Dios y Adán como a un pacto (Os 6.7). Se estableció con Adán no solo como individuo, sino como representante de todos los hombres (Ro 5.12).
Muchos teólogos suelen hablar del pacto adámico como «un pacto de obras». Sin embargo, sería más exacto calificar el pacto adámico como pacto de «obediencia», puesto que Dios, como el «Dios de toda gracia» (1 P 5.10), manifiesta su gracia en todas sus obras (Sal 145.13b, 17, BJ), pero exige obediencia de Adán. La obediencia que Dios espera del hombre debe ser consecuencia de la confianza (fe) en Él y su Palabra (Heb 11.6), y debe expresarse en la obediencia. El pacto con Adán incluyó también su ubicación en un lugar escogido (Edén, Gn 1.27; 2.8) y poder creador para producir una descendencia santa (Gn 1.26-28).

Noé

El primer uso de la palabra pacto (berit) aparece en relación con • Noé en Gn 6.18 e implica beneficios para toda su familia. Este pacto se desarrolla en Gn 9.1-17 donde se aplica a toda la descendencia de Noé y a todo ser viviente. En este caso la gracia prometida no depende de una buena comprensión o respuesta positiva por parte de todos los beneficiados. Es un pacto eterno cuya señal es el arco iris (Gn 9.12, 13). Está arraigado en la gracia divina (Gn 6.8; 9.1-3); requiere una fe que se exprese en obediencia (Gn 9.4-6; Heb 11.7) y la responsabilidad de producir una descendencia santa (Gn 9.1, 7); es eterno (Gn 9.12, 16) e implica una bendición universal (Gn 9.1, 11, 16s). Se puede considerar como una renovación del pacto con Adán y un avance del pacto salvífico con Abraham (Is 54.9, 10; 1 P 3.20, 21).

Como vemos en este pacto Dios es el que propone y dispone, a Noe solo le queda aceptarlo y obedecerlo.

Abraham

En el pacto con Abraham, renovado con Isaac y Jacob, tenemos la expresión clásica del pacto divino y se transmitió por dos tradiciones (Gn 15; 17). Las bendiciones prometidas incluyen: (1) Una descendencia santa y numerosa; (2) la posesión de la tierra de Canaán; y (3) la reconciliación con Dios.
La tercera promesa se expresa en Gn 17.7: «Yo seré tu Dios y el de tu descendencia después de ti», y muestra que, como en los casos de Adán y Noé, el pacto divino no se limita a la relación entre Dios y el individuo que originalmente recibe las promesas. Sin embargo, la exclusión de Ismael (Gn 17.18-21) y Esaú (Ro 9.6-13) muestra que aun en el Antiguo Testamento la descendencia física no garantiza el cumplimiento automático de todas las bendiciones prometidas en el pacto. Las promesas se cumplen para «los hijos de los hijos», pero con la condición de que posean una actitud de fe hacia Dios y estén calificados como «los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra» (Gn 17.9; Sal 103.17, 18; Ro 4.13).
Génesis 17 acentúa el hecho de que el pacto con Abraham es eterno (vv. 7-9, 13, 19; cf. Gl 3.16-18; Heb 13.20), y establece la circuncisión como señal del mismo. Aunque en el pacto con Abraham resalta el requisito de la fe, permanece vigente la necesidad de la obediencia como expresión ineludible de una fe sincera. Aunque el pacto con Abraham es particular y limitado, el contexto muestra que (cf. Adán y Noé) Dios tenía propuesta una bendición universal (Gn 12.3; Hch 3.25).

Israel

El mediador del pacto que Dios hizo con el pueblo de Israel en Sinaí fue Moisés. Este pacto constituía una renovación y desarrollo del pacto con Abraham (Gn 15.13-21; Éx 2.23, 24; 3.15-17; 6.4-8; 32.13; Lv 26.40-45; Dt 4.29-31; Sal 105.8-11, 41-45; 106.45). La continuidad esencial de este pacto con el anterior se destaca en los siguientes elementos:

1. Es un pacto arraigado en la gracia divina (Dt 9.4-6).

a. Insiste en una actitud de fe por parte del hombre.

b. Requiere que la fe se exprese en una obediencia radical y de todo corazón  (Éx 19.5).

2. Siempre incluye la reconciliación espiritual con Dios como promesa fundamental del pacto (Éx 6.7).

a. Espera como cosa normal una descendencia santa (Dt 6.7; 29.29; 30.6).

b. Mantiene como meta final la bendición universal (Éx 19.5, 6).

Los principales elementos nuevos (de «caducidad» o «desarrollo») en el pacto con Israel se encuentran en que: (1) por primera vez Dios establece su pacto con una nación (descendiente de Abraham, Éx 1.1-7); (2) se multiplican y desarrollan las estipulaciones del pacto en la Ley (Éx 20; Dt 32) hasta convertirse en la constitución de la nueva nación.

Como vemos, Dios es el que propone el pacto y marca sus condiciones a seguir; nadie le pone o le quita, sólo Dios.

David

El pacto que hizo con David desarrolla la antigua promesa de una descendencia santa (Gn 3.15; 17.7, etc.). Se anuncia en 2 S 7.12-17; 1 Cr 17.10-15 y se recuerda con júbilo en Sal 89.3, 4, 26-37; 132.11-18; cf. 2 S 23.5. En última instancia es mesiánico (Is 42.1, 6; 49.8; 55.3, 4; Mal 3.1; Lc 1.32s; Hch 2.30-36). El Siervo de Jehová se llama «pacto» en Is 42.6, puesto que incorpora todas las bendiciones y cumple todas las estipulaciones. El pacto davídico marca un desarrollo particular dentro del contexto general del pacto mosaico y no se debe considerar totalmente paralelo con aquel.

El «nuevo pacto»

El nuevo pacto prometido en Jer 31.31-34 es otra renovación del pacto con Abraham e Israel. Su continuidad con los pactos anteriores se muestra en los siguientes hechos:

1. Es un mismo Dios que establece el pacto (vv. 31-33).

2. Se hace con un mismo pueblo (vv. 31-33).

3. Las estipulaciones abarcan esencialmente la misma Ley antigua (v. 33).

4. La promesa fundamental es una misma: «Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo».

Los nuevos elementos en la renovación del pacto recalcan:

1. Una interiorización más profunda de la Ley (cf. Dt 6.6, 7; Sal 37.31).

2. Una nueva fuerza moral e interior que resulta del nuevo pacto (cf. Ez 36.27; Ro 8.38s).

a. Un nuevo concepto sobre la universalidad del conocimiento de Dios entre su pueblo (Jer 31.34,).
Una vez más, vemos que Dios es el que hace el pacto, pone sus condiciones y los alcances, el hombre en nada interviene.

CONCEPTO TEOLÓGICO EN EL NUEVO TESTAMENTO

La promesa de un nuevo pacto (o sea, una renovación decisiva y final del pacto eterno) se cumplió en  Jesucristo (2 Co 1.19, 20). Como el segundo Adán (1 Co 15.45ss) e imagen de Dios (Col 1.15), Cristo cumple con los requisitos del pacto por parte de todos los hombres y así renueva la imagen divina en el hombre (Ro 5.12-21; 2 Co 3.18). Cristo forma su Iglesia en la que la muerte no puede prevalecer (Mt 16.18).
En Cristo se cumplen las promesas del pacto hecho con Abraham (Lc 1.54, 55, 72-75) y con David (Lc 1.68-71) y las estipulaciones del pacto mosaico con Israel (Mt 5.17, 18). El nuevo pacto se funda en la sangre de Cristo, su Mediador (Heb 12.24), quien identificó este pacto (Lc 22.20; 1 Co 11.25) con el pacto eterno (Mt 26.28; Mc 14.24, BJ).

Puesto que el nuevo pacto representa una confirmación del pacto eterno, las promesas y provisiones fundamentales de los pactos anteriores permanecen vigentes (Ef 2.12; 2 Ti 3.15-17). El Pueblo de Dios todavía se llama «Israel» (Gl 6.16), y se desarrolla a partir del núcleo de judíos creyentes (Ro 11.1-6). Sin embargo, del Olivo se desgajan a los judíos incrédulos y se injertan (Ro 11.7-24) y hacen miembros de la familia de Dios (Ef 2.11-22) a los gentiles creyentes. Sigue en efecto el deber de levantar una descendencia santa (Tit 2.14; 1 P 2.9), y ahora este deber incluye la labor evangelizadora (Mt 28.19, 20; 1 Co 4.15; etc.; cf. Dt 6.7-9).
El nuevo pacto se destaca sobre todo por el gran desarrollo del ministerio del Espíritu Santo (Hch 2; 2 Co 3.4-18; etc.). Hebreos explica la superioridad del nuevo pacto (9.16, 17), y tanto allí como en Gl 3.15-17 la garantía del pacto es la muerte de Cristo, «porque el testamento con la muerte se confirma». Su finalidad también se acentúa por el uso del concepto de un  «Testamento», que es otro significado del griego diatheke.

Bibliografía:

1. Alonso-Schokel, «Motivos sapienciales y de alianza en Génesis 2-3»,  Bíblica, 43, 1962, pp. 305-309.

2. J. Schildenberger, «Alianza», Diccionario de teología bíblica, Herder, Barcelona, 1967. Edmund Jacob, Teología del Antiguo Testamento, Ediciones Marova, Madrid, 1969, pp. 198-204.

A través de este estudio hemos visto los pactos que Dios ha hecho con su pueblo, igualmente la naturaleza de los mismos.

Existen 2 versículos, los cuales usan las personas que enseñan tal doctrina de hacer pactos con Dios, veamos cuales son:

Salmos 50:5 Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
Éste es mal traducido en la Reina Valera, en el hebreo dice así: Juntarme a mis santos los que se sometieron al pacto que hice YO CON SACRIFICIO…

Esdras 10:3 Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley.

En hebreo dice así: Ahora pues hagamos pacto DELANTE DE DIOS…
Por último, recuerdas que al inicio de este estudio te pedí que tuvieras presente la palabra BERIT que es igual a PACTO.

Mira lo que nos cuenta la Palabra sobre esto: veamos cual es el verdadero dios de pactos.

Jueces 8:32-33 Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por dios a Baal-berit.

BAAL = SEÑOR, MARIDO

BERIT = PACTO

ESCOGIERON AL dios señor, marido de pactos….

Baal-berit. Es un dios pagano….

Así que cuando escuches decir que pactes con Dios, con el que estás pactando es con, Baal-berit y no con el Dios Viviente.

No te dejes engañar, o mejor dicho robar por gente ignorante o mal intencionada.

Conclusión:

¿Podemos como creyentes agregar algo más al pacto ya hecho por Dios?

Tenemos que recordar que el pacto “obliga” a las dos partes, ¿podemos obligar a Dios a cumplir con un pacto hecho por nosotros?

Dios ya a hecho su pacto en la cruz y sellado con la sangre de Jesús el cual es perfecto, donde a incluido más de lo que uno como hombre puede comprender, ¡toda bendición en los lugares celestiales!

Cuando uno dice haré un pacto con Dios, por ejemplo, daré “X” dinero para que Dios me dé mi casa, Dios podría decirnos: “no es necesario pactar nada más, lee la Palabra y encontrarás que si tu cumples lo que yo ya he establecido en Mi Pacto, como la obediencia radical, yo te daré mas que una casa”.

Dios ha hecho un pacto perfecto, donde no están incluidas las concupiscencias de los hombres.
Hechos 8:20

Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.

No trates de comprar el favor de Dios.

Hermanos, lo más importante es la salvación. No te desenfoques y en vez de tratar de pactar con Dios, comprométete a cumplir el pacto ya establecido y verás las bendiciones que vendrán a tu vida.

Damián Ayala. Esclavo voluntario de Jesucristo.

jueves, 10 de julio de 2014

Disciplina en la Iglesia

Aquí hay 10 peligros comunes entre las iglesias que no va a practicar la disciplina de la iglesia en usted:

1. Un acercamiento peligroso a Dios y su palabra.

Dios manda la práctica sagrada de la disciplina eclesiástica. Además del mandato claro de Cristo en Mateo 18:15-20, se muestra en pasajes como Romanos 16:17-18, 1 Corintios 5:1-13, 2 Corintios 2:5-11, Gálatas 6:1-3, 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15, y Tito 3:9-11.

No hay distinción entre la forma en que nos acercamos a Dios y cómo nos acercamos a su palabra. La Actitud en esto último es un barómetro de la actitud hacia lo primero (Sal 119:48, 138:2). En consecuencia, la cuestión de que una iglesia se niega a practicar la disciplina de la iglesia es mucho más que una cuestión de una iglesia que se niega a practicar la disciplina de la iglesia. Hay problemas más profundos, por ejemplo, relativas a la suficiencia de la Escritura, la autoridad de Dios frente a la del hombre, y la sabiduría de Dios frente a la del hombre. Y ese problema no se puede aislar en una iglesia más que un manzano enfermo en sus raíces que sólo producirá una manzana podrida.

2. Una visión errónea de la regeneración.

Una iglesia que rechaza la disciplina de la iglesia puede tener una comprensión diluida del milagro de la regeneración. ¿Cómo es eso? La Disciplina de la Iglesia, en parte, es con el propósito de demostrar que los convertidos y no convertidos son dos criaturas totalmente diferentes, espiritualmente hablando (2 Corintios 5:17). Cuando se practica, tanto el arrepentimiento como la tragedia de la disciplina demuestran lo que significa estar “en Cristo.”

Por ejemplo, cuando nos arrepentimos en respuesta al paso uno (Mateo 18:15), nuestra condición regenerada está de manifiesto, porque no hay manera de que pudiéramos tener ese tipo de respuesta a menos que estemos en Cristo y por el poder del Espíritu Santo. Cuando alguien es disciplinado, esa distinción real entre regenerado y no regenerado también está de manifiesto. Por supuesto, una persona disciplinada puede ser regenerada, pero han de ser tratados como si no porque están actuando abiertamente como si no lo fueran. Así, la práctica de la disciplina de la iglesia es una manera prescrita para mostrar el milagro radical de la regeneración por la fe en Cristo, lo que significa que el rechazo a la disciplina propaga una comprensión errónea de lo que significa ser convertido.

Eso es peligroso porque corremos el riesgo de dar una falsa seguridad en cuanto a nuestra salvación. Y mantener la distinción bíblica entre los convertidos y no convertidos no es mantener a la gente fueron de los cielos, sino traerlos. Ir en contra de la disciplina eclesiástica puede enturbiar las aguas aquí.

3. Una baja perspectiva de la santificación.

Del mismo modo, una negativa a practicar la disciplina de la iglesia demuestra una falta de énfasis en la santificación. Si el pecado no va a ser confrontado, entonces el pecado no es una gran cosa, lo que significa que la semejanza de Cristo no es una gran cosa, lo que significa que la santificación no es una gran cosa, lo que significa alma y la eternidad no son gran cosa. Una vez más, la cuestión no es aislada. Si la disciplina eclesiástica es de menor importancia, entonces, a pesar de la afirmación del credo, también lo es caminar por el Espíritu, la santidad personal, y dar fruto. Y, como en # 2, el peligro aquí también podría ser una falsa seguridad para los inconversos.

4. Una falta de amor a la iglesia y los inconversos.

Jonathan Leeman writes: En su excelente libro, La Iglesia y la Ofensa Sorprendente del Amor de Dios, Jonathan Leeman escribe:

La Disciplina de la Iglesia … es una clara implicación del amor evangélico centrado en Dios. Es una herramienta inevitable y amorosa en un mundo donde el reino de Cristo se ha inaugurado y no consumado. Si el amor de Dios se centra en el hombre, entonces la disciplina sería cruel, y los que se quedan convencidos de la mentira de derribar de Dios por Satanás (Génesis 3:5), siempre va a sonar de esa manera. Sin embargo, para la iglesia que busca santidad, la disciplina de la iglesia es la negativa a llamar impío a lo “santo.” Es una manera de eliminar una afirmación para que el autoengaño ya no reine. En el desafío radical de la sabiduría de este mundo, ayuda a aclarar exactamente qué es el amor (pp. 221-2).

Lo que significa que la acusación de que la disciplina de la iglesia es falto de amor necesita reconsiderarse. Se puede hacer sin amor, pero la disciplina de la iglesia en sí no es falta de amor. La disciplina es una expresión de seguridad paternal y el amor inmutable de Dios por su pueblo para promover la semejanza de Cristo (Heb. 12:7-11 ). Por otra parte, Pablo llama a la iglesia de Corinto "arrogante" (1 Corintios 5:2), por negarse a practicar la disciplina de la iglesia. Me pregunto cuántas veces se ha utilizado el término "arrogante" de tal manera. Así que esto significa que la negativa a confrontar amorosamente el pecado, incluso hasta el punto de la disciplina eclesiástica, es arrogante y carente de amor.

Por otra parte, la disciplina de la iglesia es un medio de gracia para ayudar a los no convertidos, pero que profesan serlo, a ver su condición peligrosa. En tal caso, negarse a la disciplina de la iglesia sería odiosa.

5. Un pastoreo y cuidado del alma inadecuado.

Las ovejas y el pastoreo son las metáforas predominantes para las personas y el cuidado de la iglesia, respectivamente. Las ovejas necesitan límites, supervisión y pertenencia. Eso es lo que un redil con un pastor ofrece. La puerta de entrada de seguridad, la valla de límites seguros, y el pastor para guiar-todos ellos proporcionan los cuidados necesarios para las ovejas.

Existe disciplina de la Iglesia, entonces, a causa de lo que las ovejas son, lo qué necesitan, y lo mucho que Dios les ama. Pero una iglesia que se niega a practicarla es como no tener puerta, un redil sin barreras, con pastores apáticos. En la antigüedad, tal cosa no sería considerado un redil, aunque las ovejas sometidas a dicho tratamiento serían considerados abusadas.

Una iglesia que no va a disciplinar a los creyentes profesantes está pastoreando almas inadecuadamente. Muestra una perspectiva peligrosamente truncada de los individuos. Es una visión estrecha del pastoreo: ver almas en términos de sólo esta vida. Se olvidan de que sin santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12:14). El cuidado es erróneamente definido en términos de la forma en que la gente se siente en un momento dado. Por esa razón, es una falla importante de pastorear.

Adams lo dice de esta manera:

El hecho de no disciplinar a los miembros de la iglesia equivale a retenerles del privilegio de ser confrontado por los demás y por la iglesia, cuando erraron en doctrina o en la vida. Cristo les concede este derecho; no tenemos derecho a retenérselos ( A Theology of Christian Counseling , p. 286).

Y en una nota personal, yo alabo a Dios por los hombres a mi alrededor que me aman lo suficiente como para no negar mi derecho a la disciplina de la iglesia. Es una gracia aleccionadora saber que si me desvío, por ejemplo, en mi matrimonio o en la doctrina, yo tengo hermanos que me aman lo suficiente como para pastoreare hasta sacarme de la iglesia, si es necesario.

6. Un enfoque superficial de la comunidad bíblica.

En parte, la comunidad bíblica es ser individuos convertidos practicando relaciones comprometidas, consistentes y sinceras los unos a los otros, en la iglesia local. Pero en caso en que la disciplina de la iglesia es rechazada, la vida "en Cristo" se minimizan, lo que significa que el ser como Cristo y la santificación son minimizadas, con el resultado de que la comunidad bíblica será superficial. Esos grandes características de identidad de amor, confesión y confrontación de los pecados como una familia bajo la gracia, por lo tanto van a estar ausentes, lo cual atrofia la auténtica comunidad bíblica (Prov. 27:5-6 , Heb 3:12-14 ). La iglesia local, entonces se convierte en más vivir una vida en una distancia calculada a salvo de los otros. Y sin los medios de la gracia de exhortarse unos a los otros; es posible que seamos endurecidos por el engaño del pecado y puede terminar no haber sido verdaderamente convertidos.

7. Una pobre importancia del testimonio de la iglesia local para el mundo.

La piedad de una iglesia local es lo que los hace ser la sal y la luz a su respectiva comunidad. La santidad entre los miembros de la iglesia adorna el evangelio que predican (Tito 2:10). Pero cuando la disciplina eclesiástica se omite en esa iglesia, tenemos esa ausencia de atención a la santificación en el ADN de la iglesia. El resultado inevitable es la falta de testimonio en el mundo.

8. Una falta de amor a aquellos contra los que el ofensor está pecando.

En una situación de disciplina de la iglesia, siempre hay otros, como una esposa, hijos, o compañeros de trabajo, arrojados en la carnicería por el ofensor. Esto significa que cuando una iglesia no va a disciplinar, el ofensor no es el único que no llega amar. Por ejemplo, si una iglesia no va a disciplinar a un marido en adulterio no arrepentido, la mujer no recibe esa claridad de la declaración de Dios sobre él. El desorden se mantiene en la ambigüedad confusa porque la iglesia no traerá finalidad través de la disciplina. El resultado es que los esposos, e incluso niños, miembros de la iglesia y familiares, se quedan en una confusión innecesaria (que también puede ser un pobre testimonio). No tiene que ser, sin embargo. La disciplina de la iglesia es esa declaración celestial – autorizar y definitiva hecha a través del liderazgo para lograr la paz en el dolor.

9. Una opinión poco profunda sobre la reconciliación relacional.

La disciplina de la Iglesia tiene la reconciliación como meta. La esperanza es siempre el arrepentimiento, a fin de ganar a nuestro hermano (Mateo 18:15). Pero la verdadera reconciliación no se encuentra en el camino de ignorar el pecado. Todo lo contrario. Por esta razón, la negativa a tener disciplina en la práctica de la iglesia demuestra una visión inadecuada de la reconciliación relacional.

Pero la iglesia donde se practica correctamente la disciplina es aquella en la que los unos a los otros bíblicos ya están en movimiento fluido. Se pretenden relaciones bíblicas las cuales significan la reconciliación que está sucediendo porque de este lado del cielo, no hay tal cosa como una relación sin la necesidad de tratar con el pecado. Esta es la iglesia donde es raro no hablar con amor acerca del pecado. Es un lugar donde se confiesa el pecado. Es un lugar en el que, casi paradójicamente, el pecado es seguro, pero no seguro. Los problemas interpersonales no son barridos debajo de las alfombras, sino que se confiesan y se arrepentían, de manera que se pueda producir la reconciliación.

10. La negativa a definirse a sí mismo como una iglesia del Nuevo Testamento.

Jay Adams dice correctamente que una iglesia que se niega a practicar la disciplina de la iglesia “no es una iglesia, ya que no traza una línea entre el mundo y la Iglesia mediante el ejercicio de la disciplina” (Manual de la Disciplina de la Iglesia, p. 103).

Esto puede parecer una declaración fuerte. Pero, de nuevo, la negativa de una iglesia a la disciplina es un síntoma de otros peligros en la casa de Dios: un enfoque selectivo a la Escritura, suplantar la sabiduría de Dios con la del hombre, una visión potencialmente peligrosa de la salvación y la santificación, la falta de amor, la falta de liderazgo en la iglesia, una visión mundana de la vida en Cristo juntos, una visión baja de la importancia del testimonio, y una perspectiva pobre de la reconciliación.

Esas son razones suficientes para evitar una iglesia que no le disciplina. Así que piense cuidadosamente antes de saltar en donde usted no será expulsado. Lo mejor de Dios para su pueblo es una iglesia local lo suficientemente segura para ser disciplinado. Eric Davis