viernes, 13 de junio de 2014

Viviendo satisfecho

Pablo, prisionero en Roma, encadenado a un soldado, encarcelado en una casa de la ciudad, había perdido a su comodidad y libertad. Vivía con lo mínimo en cuanto a las necesidades vitales. Pero estaba profundamente satisfecho. ¿Cómo lo hizo?

1- Aprendiendo a tener confianza en la providencia de Dios

Filipenses 4:10 “En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad”.

Vemos aquí que Pablo no estaba desesperado por la provisión que no había llegado. El gozo es alcanzable si confiamos en que el Dios soberano controla todos los eventos de la vida y, a la larga, todas las cosas ayudan para bien.

2- Aprendiendo a estar satisfechos con poco

Filipenses 4:11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.

Pablo pudo haber dicho: “Tengo grandes necesidades”. En cambio, estaba contento con la comida y la ropa. Mientras, en nuestro tiempo, influenciado por la publicidad que despierta los deseos del cuerpo y del alma, el individuo promedio vive profundamente insatisfecho.

Contentarse con poco: esta actitud bien podría ser la lección más valiosa y el medio más poderoso con el que un creyente llegue a ser en verdad sal y luz, en un mundo envuelto en las tinieblas de los deseos insatisfechos.

3- Aprendiendo a vivir por encima de las circunstancias

Filipenses 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Nuestra satisfacción no debería estar relacionada con lo que tenemos, sino con el Dador de lo que tenemos. Pablo estaba bien cuando las cosas iban bien, pero también lo estaba en la adversidad, porque confiaba siempre en la provisión de Dios. Él vivía por encima de las circunstancias, con los ojos puestos en Jesús.

No somos auto-suficientes: somos Cristo-suficientes. Confiado en el cuidado de Dios, el apóstol aprendió a estar satisfecho con poco, y renunció a la idea de la inconformidad, así como al impulso de intentar siquiera controlar las circunstancias. ¿Cómo logró hacer esto? Aquí llegamos a nuestro Texto:

Filipenses 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Si estás en Cristo, ¡puedes estar contento! Si el Señor es tu fuerza, puedes estar satisfecho cualquiera que sea tu situación. La gran lección aquí es que, cuando se han agotado los recursos, Pablo aún sigue en Cristo, y Cristo en él. Y siendo así, no necesita más para contentarse.

No somos auto-suficientes: somos Cristo-suficientes.

Si tú te sientes completo a causa de las cosas que posees, serás infeliz muy pronto. Pero si entiendes que estás completo en Cristo, estarás satisfecho por siempre. Y entonces podrás contentarte en medio de cualquier circunstancia. Sea en la abundancia, sea en la escasez, lo podrás todo “en” Cristo; serás lo suficientemente fuerte para enfrentar cualquier escenario, por causa de Aquel que te infunde su fuerza. Nuestra fuente de plenitud está “en” Cristo. Y solo en Él.

¿Quién puede estar contento en medio de debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias? Solo aquel que tiene el gozo de haber experimentado el poder sustentador de Cristo en los momentos en que no solo se agotan los recursos, sino también las fuerzas. Hacer frente a todo tipo de circunstancias, carecer de comida o de ropa, de consuelo o de calor, de libertad o de cuidados, de salud o de seguridad, enfrentar dolor o peligro, asechanzas o sufrimientos, calumnias o amenazas: todo es posible cuando Cristo te fortalece interiormente. Todo aquel que cree en Él tiene a su alcance el mayor de los recursos. Tiene a Cristo. No necesita más.

Cuando aprendo a no depender de mis propios –y siempre insuficientes– recursos, entiendo que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Que puedo tener abundancia y que puedo tener escasez. He allí el alma de esa afirmación: Filipenses 4:13 no está hablando de ser capaces de obtener todo lo que deseamos, sino de ser capaces de soportarlo todo. Pablo no hablaba de alcanzar tus sueños terrenales, y mucho menos escribió estas palabras para que aquellos que viven en enemistad contra Dios se “apropiaran” de ellas se declararan invencibles. Solo para comenzar, quienes viven así no están “en” Cristo: están “en” pecado.

Filipenses 4:13 no está hablando de ser capaces de obtener todo lo que deseamos, sino de ser capaces de soportarlo todo.

Conclusión

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, y nada puedo sin Cristo, pues sin Él no hay fortaleza. Solo en Cristo hay fortaleza, y cuando estamos en Él, ¡podemos soportarlo todo! Todo aquel que está en Cristo puede comer y no comer, beber y no beber, tener y no tener, dormir y no dormir, enfermar y no enfermar... ¡pero siempre tendrá Su fortaleza!

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