viernes, 6 de junio de 2014

Nuestra boca tiene poder?

TIENEN PODER MIS LABIOS?
Nunca me olvidaré la primera vez que oí sobre este “principio teológico”, estábamos cenando algunos hermanos, cuando por algo que yo comenté una hermana me dijo: “cuidado porque lo que tú dices tiene poder”. Indagué un poco más a que se refería, di mi opinión, terminó el tema y pensé que pronto se olvidaría.

Meses después, me encontré con otra persona en un viaje a Miami. El había empezado sus estudios bíblicos en un grupo de hogar que yo dirigía, y luego de un tiempo se había ido a radicar a esta ciudad. Estábamos conversando entre tres personas, mientras esperábamos a alguien que salga de un centro comercial y yo dije “Si no sale rápido la medio mato”. Esta frase provocó una real preocupación en este amigo mío que me dijo: “Como puedes decir eso, lo que dices se cumple “. Como sabía a que Iglesia estaba yendo en esa ciudad decidí que no convenía iniciar una discusión que no conduciría a nada.

Es sorprendente para mí que esto se ha convertido en toda una teología, en donde tenemos cuatro palabras básicas: “Yo decreto, yo declaro, yo confieso y yo recibo”. Analizaremos en dos artículos el sustento bíblico de esta posición.

Empecemos con algunos conceptos generales:

La Biblia si dice que hay poder en la lengua y que hay una forma buena y mala de usarla (ver articulo “El poder de la lengua”). Queda claro solo con leer Proverbios 12:18.
Ese poder es el de vivificar, motivar, bendecir, producir confianza, consolidar en amor, etc. y negarnos a usarla para cosas como maldecir, mentir, atemorizar, etc. ya que “de la abundancia del corazón habla la boca”. (Ef. 4:29).
La pregunta que nos debemos hacer sobre este tema, no es si funciona o no, sino si es bíblico o no. Estoy seguro que a algunas personas les funciona repetir una y otra vez que obtendrán algo que desean, de no ser así, nadie creería en los conceptos de la “nueva era”. Pero es que el poder desatado ahí, no es el de Dios, puesto que simplemente no es bíblico.
Que quede claro, no es cierto que el diablo no te puede dar cosas buenas materiales. El hará todo lo que pueda para llevarte al error y que permanezcas en él y no juega limpio, se disfraza de lo que sea, por eso la Biblia es lo único que nos alivia del error de servir al que no queremos.
Hablemos ahora del decretar:

Según la Real Academia de la Lengua, decretar significa: “La declaración de una persona que tiene autoridad o facultades para ello, para resolver y decidir”. Un ejemplo sería el de un presidente que decreta un aumento en los combustibles y todos los habitantes de ese país pasamos a tener que pagar más por ello, pues es decreto presidencial.

Cuántos de nosotros hemos oído algo como esto: “Decreto que hoy todo me saldrá bien, decreto que todo lo que haga prosperará, decreto bendición sobre mi familia y negocio, decreto que Satanás no me tentará, declaro y decreto que ninguna enfermedad tocará mi vida o de mi familia, en el nombre de Jesús. Amén.

Si usted busca decretos esotéricos en el internet encontrará cosas muy parecidas a éstas, tanto que parece que la idea de los decretos la sacamos de esas creencias.

Cuanta veces le han dicho “Decreto que tus finanzas se liberan de tal forma que llega mucha plata a tu cuenta de banco. Decreto que en un mes sucederá esto”. “Decreto que predicarás en estadios, que mucha gente te escuchará y que predicarás a las naciones”. “Decreto que tu lograrás tanto dinero que financiarás grandes ministerios para el Señor”.

La pregunta que viene es: ¿Qué pasa si no se cumple? Entonces la explicación es que el decretado tiene falta de fe o un pecado, como si los decretos dependieran de aquel a quien se le da el decreto. Si yo tengo la autoridad para hacer algo, entonces eso queda hecho sin perjuicio de lo que la otra persona piense, haga o deje de hacer.

Encuentro algunos problemas, pues considero esta posición anti bíblica y que agrede a Dios en:

Sus planes.- Solo Él decide cuáles son sus planes para mí y porque cosas debo pasar para mi crecimiento espiritual, aunque parezcan malas. Sus planes son hacerme mas como Jesús y yo no me puedo poner a decretar algo que puede no ser la voluntad de Dios para la vida de alguien. Por ejemplo decreto que serás pastor, pero Dios tenía planes para ti de administrador. ¿Dónde Dios me dijo que yo tengo autoridad para interpretar o cambiar sus planes para la vida de alguien?
Su soberanía.- Solo Él tiene la autoridad, solo Él decide, pues es Rey de Reyes (Dt. 26:16 y 17). Por ejemplo, decidió salvarle la vida a Pablo varias veces y no a Esteban quien murió en su primera predica pública.
En su posición.- Él y solo Él es Dios, nadie más sabe todo lo que Él sabe, nuestra vida es de Él y Él no le ha delegado a nadie la autoridad para por sí y ante sí decretar cosas en nombre de Él. Nos ha dado autoridad para cosas específicas que finalmente es por la autoridad de Él, como echar fuera de demonios por ejemplo.
¿En que se basan para esta posición teológica?:

En dos argumentos principales, el primero de ellos es que somos reyes y sacerdotes y que entonces tenemos autoridad. Mire lo que dice un decretador: “La autoridad de rey que tenemos es un derecho delegado por Cristo a sus hijos y ésta autoridad es para ejercer dominio y señorío, Dios le ha dado a cada creyente el derecho de ejercer poder y autoridad en su nombre. Poder es la habilidad divina para obrar cualquier cosa. Él te ha dado autoridad y poder para ordenarle a las circunstancias a los problemas que se dobleguen, tú tienes la autoridad para decretar y ordenarle a los problemas que se solucionen; lo único que debes hacer es decretarlo en el nombre de Jesús, simplemente tu le dices en el nombre de Jesús a las cosas y tu lo decretas y estás usando el poder que Dios te dio y lo liberas a través de tu boca.

Tu boca, Dios te la dio para decretar, para atar y desatar, ésta situación temporal por la que estás pasando, va a pasar tan pronto como tú le ordenes que se vaya, y que ordenes a los cielos y des órdenes a la tierra en el nombre de Jesús, entonces el mundo de las tinieblas tiene que oírte y tiene que obedecerte a ti porque eres hijo del Dios Todopoderoso y tu eres intocable”.

Nos está diciendo que nosotros somos Dios.

El otro argumento sale del versículo de Juan 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”, y la interpretación que le dan es que haremos mayores maravillas y milagros que Él.

Si esa interpretación es cierta entonces necesito saber varias cosas:

¿Dónde está aquel que al igual que Cristo caminó sobre las aguas? ¿O que se resucitó a sí mismo? ¿O el que alimentó a 5.000? ¿O el que traspasó una pared?

Y si hubiera uno que ha hecho alguna de estas cosas recién están igualando a Cristo y no superándolo, así que no puede haberse referido a esto Cristo. A lo que se refiere es, a que predicaríamos y llegaríamos a más gente que Él ya que Él no salió de 300 kms. a la redonda.

Entonces, Pablo, Pedro, Billy Graham para solo nombrar tres han cumplido esto, al igual que muchos otros. Solo en 40 años después de muerto Cristo, todo el mundo conocido de la época sabia de Jesús y lo que había hecho, según su orden de Mateo 28.

Leamos esta reflexión de Santiago: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. (4:13 al 17).

¡¡Qué lejos están ciertos predicadores de entender estas palabras!!

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