jueves, 3 de octubre de 2013
Las lenguas
El problema de las lenguas — La insistencia en algunos
círculos de que el don del lenguas es la
evidencia de que el cristiano ha sido elevado a un plano
superior de santidad y poder. Existe una tremenda
presión grupal en algunas iglesias para que el cristiano
sea inducido a
hablar en lenguas. Como resultado, muchos creyentes
procuran fingir el don a los efectos de integrarse al
resto de la iglesia y evitar ser vistos como diferentes o
menos espirituales.
Mucho de lo que pasa por lenguas hoy en día es una
repetición fingida o un balbuceo
incoherente, producto de trance inducido resultante en la
actividad del sistema nervioso
autónomo.
Muchos cristianos inmaduros que tienen el verdadero
don de lenguas desarrollan un orgullo que
los hace creer superiores a otros hermanos.
En el tema de las lenguas, la realidad objetiva muestra
que en estos tiempos traen más
problemas y conflictos que verdaderas bendiciones.
Advertencia: Algunas sectas que posan como cristianas,
enseñan que uno no es salvo si no habla
en lenguas. Para ellos, las lenguas son la prueba de que
la persona es salva.
Manifestaciones extrañas – Si bien ya casi inexistentes,
puede que en la iglesia se den
manifestaciones tales como personas emitiendo
sonidos guturales o sonidos semejantes a los
que producen los animales, personas actuando como
ebrias (“borrachera del Espíritu”), vómitos,
trances, etc. Lamentablemente, todas estas cosas se le
atribuyen a la obra del Espíritu Santo.
El problema de las profecías — (consideradas como la
revelación de cosas presentes, pasadas y
futuras, y pecado en las vidas con la finalidad de traer a
la persona al arrepentimiento – si bien
profetizar es un don legítimo se presta para abusos):
Muchos pastores abusan embarcando a la iglesia en
proyectos costosos o nuevos proyectos bajo
la consigna de “el Señor me dijo”, o “el Señor me dio
una visión”. Muchos cristianos usan las profecías (“el
Señor me dijo”) para lograr ascendencia sobre
cristianos susceptibles anunciando hechos futuros que
luego no ocurren, e induciéndolos a tomar decisiones
equivocadas en sus vidas, o acusándolos de estar
pecando en ciertas áreas.
El abuso de la profecías fomenta en la iglesia un
concepto místico y supersticioso de la vida
cristiana.
Misticismo — Esta es otra manifestación o resultado de
cuando se sobreenfatiza el Espíritu Santo
sobre la Escritura. Las emociones toman control y no
existe un interés en el estudio riguroso de
las Escrituras. Respuesta a esta práctica errónea: Isaías
8:20; Juan 16: 7-15.Pastor Daniel Brito
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario