sábado, 8 de noviembre de 2014

Base textual de las Biblias en castellano

Para los cristianos, la Biblia es Palabra de Dios; un libro inspirado de manera verbal (en cada una de sus palabras) y plenaria (en su totalidad), en sus manuscritos originales. Es por esto que resulta de la máxima importancia que el documento final traducido al castellano reproduzca lo mas fielmente posible la intención de su escritor. Desafortunadamente, los manuscritos originales se han perdido y solo han llegado copias hasta nosotros.

Desde el siglo XIX, la arqueología y la crítica textual han realizado grandes avances en el descubrimiento de nuevos manuscritos y estudio e interpretación de los mismos, contribuyendo a perfeccionar el texto tradicional de las escrituras para aproximarlo lo máximo posible a su redacción original.

La traducción de la Biblia implica una gran responsabilidad. Es necesario que los cristianos conozcan la base textual sobre la que se han construido y traducido los ejemplares de la Biblia que poseen en sus hogares, siendo la más popular entre los creyentes de habla hispana la Reina-Valera de 1960.

En los apartados 1 y 2, se realiza un análisis crítico de la base textual de la Reina-Valera, comparándola después con otras traducciones, mientras que en el apartado 3 se comenta la base textual de otras Biblias distintas de la anterior.

1.- El Antiguo Testamento de la Reina-Valera

La Reina Valera (RVR) emplea para la traducción del Antiguo Testamento (AT) el Texto Masorético (TM) de la Biblia Rabínica de Samuel ben Yaacob publicado por Bomberg en 1524, con base en el Códice de Leningrado (1008). El TM fue establecido por los masoretas en el VIII-X dc, unos escribas judíos de La zona del Tiberiades que introdujeron vocales, signos de ortografía, etc, colocados encima o debajo de las consonantes del texto hebreo, perpetuando así su pronunciación. Además, destruyeron los manuscritos que usaron como base, para evitar que surgieran versiones distintas a la suya, privándonos así de sus fuentes[2]. Entre más de un millar de manuscritos del TM, se destacan el Códice del Cairo (895 dc), Códice de Alepo (930 dc) y el propio Códice de Leningrado (1008 dc).

La base sobre la que los masoretas constituyeron el TM en el siglo VIII-XI dc, se conoce como texto proto-masorético, pre-masorético o “Texto Masorético Básico” y ya había cristalizado en siglo I dc, si bien fue establecido definitivamente en el siglo II dc, por el rabí Akiva como consecuencia de estudios realizados en base a un examen minucioso de manuscritos a su disposición. Los manuscritos del Mar Muerto, son los primeros encontrados de texto anterior al masorético, y sirven para verificar la exactitud del mismo, habiéndose descubierto tan solamente pequeñas diferencias sin importancia teológica.

En el siglo XIX y XX se realizaron grandes avances en la arqueología y estudio de los manuscritos, que han revelado nuevas variantes y versiones. La Biblia Hebraica de Rudolf Kittel (1906), sigue el texto de la Biblia del rabino Samuel ben Yaacob (la que usó Casiodoro de Reina), incluyendo notas a pié de página indicando las variantes más importantes. La Biblia Hebraica Stuttgartensia (1983) es una revisión de la Biblia de Kittel, en base a la crítica textual, y es una de las más empleadas para la traducción del AT de las Biblias modernas.

Como conclusión, la base textual del AT de la RVR es fiable, siendo usada todavía para la traducción de Biblias modernas como por ejemplo La Biblia de las Américas, incluyendo pequeñas mejoras procedentes del estudio de manuscritos más recientes, pero que no afectan a temas doctrinales.

2.- El Nuevo Testamento de la Reina-Valera

Para el Nuevo Testamento (NT), la Reina Valera (RVR) es considerada a día de hoy estrictamente correcta desde el punto de vista doctrinal, si bien existen razones que llevan a creer que se confeccionó en base a una familia de manuscritos más tardíos que otros disponibles en la actualidad, conteniendo la RVR información procedente de adiciones y errores de copistas del pasado en asuntos relacionados no con la fe, sino con el vocabulario, modismos y algún añadido, lo cual afecta al 10% de su contenido.

Biblias más modernas como el NT de la Reina-Valera revisión Textual, editado en el año 2001 por la Sociedad Bíblica Iberoamericana(*), corrige aquellos aspectos de la anterior que pueden ser perfeccionados en base a los descubrimientos más recientes. Otras Biblias evangélicas como la Biblia de las Américas y la Nueva Versión Internacional se sirven también de dicha información más reciente para confeccionar sus Nuevos Testamentos.

A continuación se amplía la explicación anterior al respecto de los manuscritos empleados en la confección de las ediciones más populares del Nuevo Testamento de la Biblia Reina-Valera tradicional:

La RVR tiene como base fundamental del NT el “Textus Receptus” (TR), la recopilación de los mejores manuscritos Bíblicos que Erasmo tuvo a su disposición en 1516, si bien fue escrito con prisas y contiene bastantes errores, como él mismo calificó:“precipitado antes que editado”, ya que fue compilado apresuradamente en tan solo 5 meses. Sus más importantes defensores, F.H.A. Scriviner, dicen de él: “es el libro con más errores que he conocido” [3].. El TR fue desarrollado básicamente con seis manuscritos distintos, ninguno de ellos conteniendo el NT completo. La mayor parte del trabajo se basó en dos manuscritos del siglo XII procedentes de la librería monástica de Basilea; uno conteniendo los evangelios y el otro Hechos y las epístolas. Además, para Apocalipsis, Erasmo carecía de una página, por lo que tradujo el texto latino de la Vulgata (405 dc) al griego con la parte que no disponía. Para otros versículos, donde el texto griego se mezclaba con notas del traductor o era confuso, también dependió de la Vulgata. Posteriormente, fue revisado por Robert Stienne (Stephanus) y Teodoro de Beza, contabilizándose a día de hoy del orden de 30 versiones del Textus Receptus

El TR fue compuesto empleando manuscritos que, en base a la distinción de J.J. Griesbach[4] forman parte de la familia conocida con los nombres de Bizantina, también llamada Antioqueña, Siria, Imperial, Tradicional, Reformada o Mayoritaria, al que pertenecen del orden del 90% (más de 5000) de los manuscritos griegos encontrados del NT.

Los manuscritos restantes forman parte de la familia alejandrina y occidental , siendo el mayor exponente de la primera los códices Sinaítico y Vaticano. Los manuscritos ambas familias son llamados también “Textos Minoritarios”, al ser de este tipo solamente un 10% de los manuscritos griegos disponibles. Según los defensores del Textus Receptus, estos manuscritos son tan solo <<un puñado (tal vez menos de diez) muy antiguos (de los siglos III, IV y V), que no solo están en desacuerdo con los mayoritarios, sino también entre ellos>>[5].

Las diferencias entre los manuscritos del tipo mayoritario y minoritario son del orden del 5% de su contenido, no afectando a aspectos esenciales para la fe. El número de divergencias del Códice Vaticano con respecto al TR es de 7578[6].

A partir del siglo XIX se han hecho numerosas ediciones del NT griego[7], donde se ha tratado, de llegar a un texto tan cercano como fuera posible al original. En cuanto a los estudios que emplean como base textos minoritarios, se destaca la publicación en 1881 de la edición crítica del Testamento Griego, después de 28 años de trabajo, Westcott y Hort, profesores de Divinidad en Cambridge, produjeron dos volúmenes titulados “El Nuevo Testamento en Griego Original”. Otros continuaron su trabajo, como Nestlé (1960), Souter, Merk, Bover. Después de una década de labores de investigación textual realizada por un Comité Internacional y cinco Sociedades Bíblicas, Aland y Metzger (1966) publicaron una edición del Nuevo Testamento Griego. Su "aparato textual", que provee relativamente todas las citas de evidencias manuscritas, incluye cerca de mil cuatrocientos cuarenta juegos de variantes textuales, escogidos especialmente en vista de su significado exegético. Durante la reconstrucción de este texto Griego se tomó como base la edición de Westcott y Hort, y se evaluaron todos los descubrimientos acontecidos durante el siglo XX. Gracias a ello, ha sido posible producir ediciones de las Sagradas Escrituras con palabras que se aproximan más a aquellas registradas en los autógrafos originales. Las traducciones modernas se basan en el texto revisado, especialmente la 26º revisión del texto de Nestlé por Kurt Aland, conocido como Nestlé-Aland y el de. Bruce Metzger (1992), que es a su vez una revisión del texto de Nestlé.

La ciencia de la crítica textual, también ha sido aplicada si bien en menor medida, a manuscritos del tipo mayoritario por estudiosos como Hodges & Farstad[8]. Aquellos que aplican esta técnica con fuentes de ambos grupos obtienen resultados como los de Von Soden.

Las razones que conducen a los críticos a emplear estos manuscritos minoritarios como documento base frente a otros, es que son más antiguos que el TR y proceden de lugares geográficos distantes, lo cual sirve para que, al aplicarle los criterios de la crítica textual, resulten preferidos a los anteriores.

Los defensores del TR, califican a los anteriores de (1) tardíos y posteriores a buen número de las primeras traducciones del Nuevo Testamento a lenguas populares, (2) corruptos y alterados, (3) no coincidentes con la mayoría de los manuscritos que, en todo o en parte, recogen el texto del Nuevo Testamento griego, (4) discrepantes incluso entre sí en un número considerable de casos y (5) muy influidos por corrientes heterodoxas de autores como Marción u Orígenes.

Según algunos autores, las traducciones modernas que se basan en textos minoritarios dan lugar a Bíblias “descafeinadas o mutiladas”[9], y achacan a los principales precursores de la crítica textual empleando textos minoritarios, Westcott y Hort, de sostener una teología modernista o liberal, negando la inspiración e inerrancia de las Escrituras, la divinidad de Cristo y su sacrificio expiatorio[10].

En cualquier caso, las sociedades Bíblicas se están decantando por textos del tipo minoritario para realizar sus nuevas versiones, como por ejemplo la Reina Valera Actualizada (RVA) publicada por Editorial Mundo Hispano, la Versión Popular (VP) en 3 ediciones distintas realizadas por Sociedades Bíblicas Unidas (SBU), la Biblia de las Américas (LBLA) de Lockman Foundation y la Nueva Versión Internacional (NVI) editada por la Sociedad Bíblica Internacional y NT Textual Reina Valera de la Sociedad Bíblica Iberoamericana (*). Por su parte, la nueva revisión de 1995 de la Versión Reina Valera (RV 1995) de SBU en su Edición de Estudio, contiene numerosas notas al pie de página en aquellos pasajes en que los críticos modernos aceptan el texto de WH o derivados frente al TR. Además, teólogos evangélicos de reconocido prestigio, como por ejemplo Francisco Lacueva, han publicado obras en base a este tipo de textos[11].

Para algunos críticos, resulta de la máxima importancia la defensa a ultranza de la RVR y el TR, por considerar que ha sido la base de las traducciones protestantes por más de cuatro siglos, si bien son necesarias versiones de la RVR que no perpetúen errores allí donde se tiene conciencia de ellos, pero que mantengan el resto del texto, tan familiar para muchos. Entre las correcciones, sería deseable la sustitución del nombre de Dios empleado “Jehová” por “YaHWeH”. En esta línea, se está desarrollando la Biblia Textual Reina Valera, cuyo NT ha visto a la luz en el año 2001 editado por la Sociedad Bíblica Iberoamericana.

En cuanto a las diferencias entre NT de distintas Biblias con el TR de 1633 se incluye un estudio realizado por Rex L. Cobb, del Instituto Bautista de Traductores en Texas (EEUU)[12] donde se realiza un análisis comparativo de 1100 pasajes seleccionados de 16 Nuevos Testamentos, incluyendo el de una Traducción de Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová, en la búsqueda de diferentes lecturas, cambios, adiciones u omisiones con respecto al TR.

Los NT analizados por Rex L.Cobb se listan de menor a mayor en función del número de divergencias con respecto al TR, fruto del uso de otra familia de manuscritos griegos para su traducción (11, 12, 15) o proceder de versiones en otros idiomas modernos (13 y 14). Se indica en la columna (B) el número de diferencias encontradas en los pasajes cotejados y en la columna (C) el grado de aproximación al TR, expresado en porcentaje y calculado asignando distintos pesos a las divergencias encontradas, en función de su importancia relativa.

3.- Otras biblias distintas de la Reina-Valera

En cuanto a Biblias evangélicas, La Biblia de las Américas (LBLA) procura usar la gramática y terminología del español moderno sobre la base de una traducción que emplea información reciente. Para el AT, se ha usado la Biblia Hebraica Stuttgartensia, en la que se ha revisado por completo el aparato crítico de la Biblia Hebraica de Kittel. Para el NT se ha empleado el NT de Nestle-Aland, 26º edición. Esta versión se considera muy acertada y de consulta recomendada.

La Biblia Nueva Versión Internacional (NVI) procede, en su mayor parte, de una traducción al español de la versión inglesa New International Version, de gran éxito en el mundo anglosajón en 1979, siendo publicada en español en 1999. El texto Hebreo usado es el masorético de la Biblia Hebraica de Kittel. También se empleó el Pentateuco Samaritano, Septuaginta, Vulgata, la Peshita Siríaca, targums, etc, donde el texto masorético era confuso. El nuevo testamento usado para la traducción es uno “ecléctico”[13] y, si bien se desconoce el criterio empleado, se ha realizado en base a un universo de manuscritos del tipo minoritario. El uso de esta versión para el lector español no resulta cómodo, ya que abundan las expresiones latinoamericanas.

En cuanto a las Biblias católicas, las más importantes traducidas desde los originales son la Nacar-Colunga y la Biblia de Jerusalén (la versión española procede de una traducción desde los idiomas originales realizada en 1967 por un grupo de eruditos según los principios de la crítica textual. La notas de la Biblia son una traducción de la versión francesa de 1956[14]), Bober-Cantera y Evaristo Martín Nieto, empleando todas ellas del Texto Masorético para el AT y manuscritos del tipo minoritario. Las razones por las cuales la iglesia católica ha empleado desde antiguo textos del tipo minoritario son, entre otras históricas, al ser los usados por San Jerónimo en su traducción de la Vulgata en el año 405 dc.

A. Méndez

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