lunes, 2 de diciembre de 2013

La doctrina Sí importa

Hoy se escucha mucho decir por predicadores: “No somos salvos porque asintamos a una serie de preposiciones, sino por el hecho de obedecer y confiar en Dios. Lo que [realmente] importa es ser como Cristo.” Dicen "No se trata de teología ni de Doctrina si no de una "VIDA". La respuesta de Lloyd-Jones a este tipo de argumento es, a mi parecer, demoledora: “Te guste o no te guste, hablar de este modo es, en sí mismo, hablar desde un punto de vista doctrinal. Hacer afirmaciones de este tipo es, de hecho, tomar partido por una postura o posición doctrinal concreta… la doctrina de las obras y, en un sentido, de la justificación por obras.” ‘Pero, replican ellos, ‘no nos interesan esos términos como ‘justificación por obras. “Pero ya sea que les interese o no este tipo de terminología, eso es exactamente lo que están diciendo… En otras palabras, nos guste o no, no podemos evitar la doctrina… No existe tal cosa como una persona irreligiosa; todo el mundo tiene su religión, si a lo que nos referimos por religión es a esa filosofía o visión última de las cosas por la cual la gente vive.” (pp. 22-23). Así que cuando dices, “a mí la doctrina o teología no me importa, lo que realmente importa es como uno vive,” irónicamente lo que haces es promover la doctrina de la justificación por obras. Lo que estás diciendo es que lo que Dios realmente quiere es que vivamos una vida buena. La respuesta puede ser muy parecida cuando alguien dice que en realidad no importa cual sea tu religión, porque todas las religiones se parecen entre sí y uno no tiene porqué limitarse a una doctrina en particular sobre Dios. Pero este tipo de argumento asume que Dios no es santo y que no nos pide cuentas por la manera en la que vivimos. En otras palabras, decir que “nadie tiene por qué ser obligado a tener una determinada visión particular de Dios” es [también] asumir y promover una determinada visión de Dios. Decir “tener una doctrina determinada acerca de Dios no es importante” es, en sí mismo, [articular] una declaración doctrinal acerca de Dios – y por lo tanto ¡sí es importante! Así, Lloyd-Jones concluye, “no basta con decir, ‘no nos interesa la doctrina; lo que nos importa es cómo vivimos’; [porque] si tu doctrina está equivocada, tu vida también lo estará” (p. 23)

No hay comentarios:

Publicar un comentario