domingo, 12 de enero de 2014
Predicación expositiva
¿Qué es la predicación expositiva?
Un sermón es expositivo
si su contenido y su propósito son controlados por el
contenido y el propósito de un pasaje en concreto de la
Escritura. El predicador dice lo que el pasaje dice, y se
propone que el sermón logre en sus oyentes exactamente lo
que Dios busca lograr a través del pasaje escogido de su
Palabra.
Predicador, imagínate a Dios sentado en la congregación
cuando predicas. ¿Cuál sería la expresión de su cara? Diría,
“Eso no es para nada lo que yo quería decir con este
pasaje”. O diría,“Sí, eso es exactamente lo que yo
pretendí.”
El argumento bíblico para la predicación expositiva
empieza con la conexión entre el don que el Cristo
ascendido ha dado a la iglesia en los pastores y maestros
(Ef. 4:11), y el mandamiento bíblico de que los pastores y
maestros “prediquen la palabra” (2 Ti. 4:2). Aquellos que
predican deberían predicar sus Bíblias.
Posiblemente, el mejor lugar donde empezar demostrando
la legitimidad de identificar la predicación con la
predicación de la palabra , es el libro de los Hechos. En este
libro, la frase “la palabra de Dios” es el concepto habitual
que contiene la esencia de la predicación apostólica.
En Hechos 6:2, por ejemplo, los apóstoles dicen que “no es
justo que nosotros dejemos la palabra de Dios” (cf. Hechos
12:24; 13:5, 46; 17:13; 18:11). La frase también aparece
frecuentemente como “la palabra del Señor” (8:25; 13:44;
15:35,36; etc.), y no pocas veces es resumida como “la
palabra” (cf. 4:29; 8:4; 11:19). En el libro de los Hechos
hay una identificación clara y constante entre la
predicación apostólica y la frase “la palabra de Dios”.
Mientras que la esencia de la predicación apostólica fueron
las buenas noticias de reconciliación con Dios a través de
Cristo Jesús, ese mensaje fue explicado deliberada e
invariablemente por medio de la exposición de las
Escrituras del Antiguo Testamento. Así, la predicación en
los tiempos neotestamentarios incluyó la predicación de “la
palabra de Dios, y un componente esencial de tal
predicación fue la exposición del Antiguo Testamento. Esto,
a su vez, nos lleva a la conclusión de que las Escrituras del
Antiguo Testamento deben ser incluidas en nuestra
concepción de “la palabra” que debe ser predicada, una
conclusión confirmada por ambas, las afirmaciones
directas (ej. 2 Ti. 3:16; Ro. 3:2), y las afirmaciones
indirectas (ej. Ro. 15:4) del Nuevo Testamento.
Así que esta “palabra” es la palabra acerca de Jesús, tal y
como fue anticipada en el Antiguo Testamento y ahora
explicada en la predicación apostólica. Esta es la palabra
que es “hablada” (Hch. 4:29), “anunciada” (13:5), y que
debe ser “recibida” (17:11) como “la palabra de Dios”. Esta
misma identificación es mantenida por todas las cartas de
Pablo. Sin dudarlo, Pablo llama al mensaje que proclama
“la palabra de Dios” (2 Co. 2:17; 4:2; 1 Ts. 2:13), o
simplemente “la palabra” (Gá. 6:6).
Incluso en el contexto de la exhortación de Pablo a Timoteo
de “predicar la palabra” encontramos confirmación de esta
identificación entre predicar y predicar la palabra de Dios.
Timoteo hubiera sabido inmediatamente a que “palabra” se
refería Pablo. Tal y como la biografía de Timoteo subraya,
incluía ambas, “las Sagradas Escrituras” y el mensaje
apostólico — “lo que has aprendido y te persuadiste,
sabiendo de quién has aprendido” (2 Ti. 3:10-17).
La conclusión que extraemos de todo esto es que la
“palabra” que tenemos que predicar es el conjuntode
verdad compuesto por las Escrituras del Antiguo
Testamento y la enseñanza apostólica respecto a Cristo (ej.
el Nuevo Testamento). Por eso, es correcto identificar la
“palabra” con nuestras Biblias.
Esto es lo que deben enseñar aquellos comisionados como
pastores y maestros. Nuestra tarea esproclamar “la
palabra” que Dios ha hablado, perservada en las escrituras,
y confiada a nosotros. La vida espiritual del pueblo de Dios
depende de esta palabra (Dt. 8:3). Este es el motivo por el
que un pastor jóven es comisionado a “ocuparse en la
lectura, la exhortación, y la enseñanza” (1 Ti. 4:13).
Si esta comisión es relevante para nosotros hoy, y lo es,
entonces la fuente de nuestra predicación debe ser, de
forma integral, una extensión de nuestras Biblias.
¿Qué significa esto? En nuestra preparación de sermones,
significará tomar pasajes definidos de lapalabra de Dios y
estudiarlos cuidadosamente para que “usemos bien la
palabra de verdad”. En el púlpito, significará que sea como
la ilustración que vemos en Nehemías 8:8: “Y leían en el
libro...claramente, y ponían el sentido, de modo que
entendiesen la lectura.” Dios ha determinado y prometido
usar esta clase de predicación para llevar a cabo uno de
sus grandes propósitos —la reunióny la edificación de su
pueblo.
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